Por Carlos López Contreras
Ex Canciller de la República
Resultó una tragedia la explosión de una cisterna de gasolina en la carretera del sur de Tegucigalpa, el día domingo, 13 de octubre, dejando como saldo una persona fallecida, múltiples afectados y destrucción de viviendas por el incendio.
El hecho singular, por su alcance destructivo, no debería sorprendernos, pues es un verdadero milagro que no se hayan registrado otros accidentes de esta naturaleza con mayor frecuencia.
Nuestro sistema de transporte de productos inflamables es muy atrasado y peligroso, pero es el que tenemos y también tememos por lo que conviene ponerle atención y adoptar medidas de prevención.
Es seguro que las empresas de transporte dedicadas a este rubro, cuentan ya con algún sistema de control de sus unidades de transporte y de sus motoristas.
Sin perjuicio de lo anterior, y mientras el país no cuente con un sistema seguro y moderno de transporte de productos inflamables, la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) podría formular unos principios rectores de una legislación mínima que ofrezca garantía de seguridad a la población mientras esas unidades de cisterna circulan de manera dominante en las carreteras nacionales y también en las ciudades, frente a los pequeños turismos en que nos transportamos la mayoría de los hondureños.
Se me ocurre que, además del mantenimiento en perfecto estado de operatividad de las unidades de transporte, es necesario garantizar la competencia técnica y la confiabilidad de los motoristas.
Para este fin, además del establecimiento de un período obligatorio de entrenamiento que los motoristas deberán superar, mantener la historia de cada motorista en una base de datos y, para cada viaje que emprendan establecer una prueba de alcoholemia y de otras substancias sicotrópicas, una hora antes y al concluir su viaje.
La dotación de uniformes a los motoristas puede contribuir a crear un espíritu de cuerpo y una actitud positiva, generando una competencia sana para convertirse en los motoristas campeones en el campo de la seguridad.
En épocas como la que vivimos, en que en el extranjero se utilizan los medios de transporte como instrumentos para provocar el terror, conviene ser precavidos, y con un sistema de informática eficiente, impedir que agentes del terror se infiltren como motoristas en las empresas que mueven productos explosivos o inflamables.