Por Armando Cerrato
El lunes recién pasado en horas del mediodía, Salvador Nasralla presentó ante la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General del Estado, una petición que políticamente puede calificarse de insulsa, ya que solicita un requerimiento fiscal con orden de captura contra el Presidente de la Republica: Juan Orlando Hernández Alvarado.
La Acción judicial es propia de una mentalidad “tarúpida” (tarada y estúpida) pues señala el escrito que el Presidente de la República nombró ilegalmente un Consejo de Seguridad que es cómplice de la formación de un narcoestado, de que el capo más grande es el actual Presidente de la República, que además es un usurpador del poder que le robó en dos oportunidades el ascenso al poder en dos procesos electorales (2013-2017, 2017-2021).
En declaraciones de prensa Nasralla aceptó haber sido él en un viaje a los Estados Unidos de América, el que abrió los ojos a los gringos, que creían que Juan Orlando era su amigo, cuando en realidad es su peor enemigo, pero se abstuvo de mencionar nombres de los personajes en el poder norteamericano con los cuales se entrevistó.
En Honduras y hace algunos meses Nasralla declaró a su regreso de Estados Unidos “ya verán lo que pasará en los días venideros cuando actúe un hombre de apellido Richman”.
Jason Richman es el Fiscal General del Condado Sur de New York, que tiene como principal imputado en un juicio por narcotráfico internacional, tráfico de armas, conspiración para ambos delitos y perjurio ante las autoridades norteamericanas respectivas al diputado hondureño y hermano del Presidente de la República Juan Antonio Hernández Alvarado.
De ahí es deducible que Salvador Nasralla tuvo una amplia conversación sobre lo que él considera es en Honduras un narcoestado y posiblemente hasta dio un listado de quienes en el gobierno hondureño avalan al Presidente Hernández Alvarado, que él considera “enemigo público número uno de la sociedad nacional e internacional”.
El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la palabra insulso (a):
1. Que tiene poco o ningún sabor.
2. Que es soso y no tiene gracia o interés.
Mientras que “tarúpido” es producto de la inventiva de Salvador Nasralla que así califica a los por él odiados políticos nacionales, a los que sin embargo se ha unido a pesar de que ha afirmado en sus programas de televisión que en la política hondureña no hay ningún ciudadano limpio y todo el que se mete a la política se sumerge en un pozo de heces fecales, embarrándose hasta el pelo y pringando a sus más cercanos colaboradores.
Nasralla se autoconsidera impoluto y muy inteligente aparte de divo de la televisión nacional y sabiondo todólogo, pero que a juicio de sus antiguos aliados de los partidos Libertad y Refundación (Libre) y PINU-SD, no es más que un “traidor, trivalente (piensa, dice y hace lo contrario) y no tiene amor por Honduras, ni siquiera del tamaño de una semilla de ajonjolí”.
Si Juan Orlando Hernández Alvarado fuese en realidad el tirano y capo narco traficante que Nasralla señala, a estas alturas ya le hubiese hecho desaparecer por aquello de que “muerto el perro se acaba la rabia” o querellado formalmente para que presente pruebas de cada una de sus temerarias afirmaciones.
Licenciado en Periodismo