¿YA leyeron el contenido del acuerdo de “cooperación de asilo”? A propósito, renunció el Secretario Interino de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. La dimisión se produjo unas horas después de haber regresado a Washington, de su visita a Tegucigalpa, donde estuvo negociando el acuerdo. Se desconoce cómo ese vacío vaya afectar un plan de desarrollo –que ojalá no resulte como el de Alianza para la Prosperidad para el que nunca dieron los recursos comprometidos– que ofrecieron para el Triángulo Norte. Nos referimos al que menciona el director de la División de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional: “Con estos países, estamos desarrollando una iniciativa de crecimiento económico en la cual vamos a ayudar con su desarrollo para incentivar al sector privado, a invertir y priorizar infraestructura, estamos en una etapa positiva”.
El plan será develizado hasta el próximo año. Entretanto, la gente –atrapada sin contar ahora con la válvula migratoria para salir en busca de trabajos que no encuentran localmente– se impacienta.
En Guatemala –el gobierno saliente tomó la iniciativa de pactar con Washington ser “tercer país seguro”, aunque ante la crítica de la opinión pública sostuvo que el acuerdo es algo diferente– han habido plantones de los defensores de los migrantes. El alcance de los acuerdos migratorios –reprochan– es para que extranjeros aguarden en los países del Triángulo Norte mientras tramitan su asilo en el país norteamericano. Los activistas guatemaltecos también arremetieron duramente contra el gobierno mexicano “que militarizó su frontera con ese país para contener a los migrantes”, compelido por la amenaza de sanciones arancelarias de Washington. Sin embargo, al día de hoy, el secretario de Relaciones Exteriores mexicano insiste que: “México no es ni aceptará ser tercer país seguro; tenemos mandato en ese sentido del presidente de la República y es consenso en el Senado de todas las fuerzas políticas. No lo aceptaremos”. El encargado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), empero, asegura que “Washington sigue “absolutamente” interesado en impulsar un acuerdo de “tercer país seguro” con México”. “Ello permitiría a Estados Unidos rechazar a los solicitantes de asilo si no han buscado primero refugio en territorio mexicano”. Ahora bien. El embajador de Honduras en México confirmó que tras el acuerdo migratorio “unos 14 mil hondureños deportados a México han iniciado su proceso de solicitud de asilo en EE. UU., pero han sido retornados a esperar bajo el programa TPP o “permanecer en México”, como también se le conoce al programa que comenzó a funcionar en enero de 2019”. ¿Entonces, –pónganle la terminología al gusto del cliente– cómo funciona la cosa?
¿Qué les cuesta decirle a la gente en forma clara qué fue lo que pactaron? Lo primero, desplegar 27 mil guardias para detener y regresar migrantes que cruzan por su territorio. Lo otra sería que los que ya lograron cruzar la frontera, van a regresar a México a aguardar allí la resolución de su trámite de asilo en los Estados Unidos. Antes, las autoridades estadounidenses solo devolvían a personas que llevaban tiempo esperando para pedir asilo apuntadas en las numerosas listas de espera que proliferaban en los cruces fronterizos. No obstante –según acredita el embajador hondureño– ahora “casi todos los solicitantes son devueltos mientras se analizan sus casos”. Arguye que, “una vez retornados a México, los hondureños también cuentan con la opción de regresar voluntariamente a Honduras si creen que su proceso no tendrá una respuesta favorable”. “El aumento en la cifra de retornados se debe –de acuerdo a su criterio– a que el gobierno mexicano y el de Estados Unidos acordaron poner en marcha un plan anti inmigratorio”. “El programa consiste en que el gobierno azteca ha puesto en marcha un vasto plan ejecutado por la Guardia Nacional en la frontera sur para evitar el ingreso ilegal de centroamericanos a México y también a Estados Unidos”.