Durante la última semana dos reclusos de diferentes centros penales han encontrado una nueva “ruta de escape”, mientras eran llevados a centros hospitalarios para recibir atención médica.
La primera fuga ocurrió el lunes anterior, mientras Abner Bonilla era custodiado por agentes penitenciarios en las afueras del hospital psiquiátrico “Mario Mendoza”, en Tegucigalpa, donde seguía un tratamiento por presuntos padecimientos psicológicos.
La información preliminar detalló que el recluso era llevado a una cita médica, según algunos testigos que presenciaron lo ocurrido, y fue trasladado caminando desde el Hospital Escuela Universitario (HEU), hasta el centro psiquiátrico.
Cuando los policías penitenciarios esperaban para ingresar al psiquiátrico varios hombres fuertemente armados se bajaron de un vehículo, sometieron a los agentes y se llevaron al preso.
La segunda fuga se registró el miércoles en la ciudad sureña de Choluteca, en el barrio El Estadio, cuando el recluso Santiago Sabino Herrera Ramírez era trasladado de una clínica privada hasta el centro penal de esa comunidad, bajo la custodia de dos agentes penitenciarios.
Hombres armados a bordo de motocicletas, interceptaron el taxi en el que era transportado Herrera Ramírez, requirieron a los policías, los desarmaron y se llevaron al recluso.

NUEVA MODALIDAD
Unas dos cuadras más adelante del lugar del hecho se encontraron las armas de reglamento de las que fueron despojados los custodios.
Esta sería la nueva modalidad y ruta de escape para los reclusos que valiéndose de ciertas deficiencias de atenciones médicas en las cárceles, logran evadir la justicia.
Según el subdirector del Instituto Nacional Penitenciario (INP), Germán McNeil, para que una persona salga del centro penitenciario se debe pasar un protocolo por parte de los médicos que deben decidir si es necesario el traslado a un centro hospitalario.
“Nosotros brindamos toda la asistencia en cuanto a seguridad se requiere, la parte de salud del centro penal evalúa y determina si es necesario salir a recibir una asistencia especializada”, indicó McNeil.
Por la necesidad de atenciones especializadas más de 15 personas privadas de libertad permanecen internas en centros psiquiátricos, como el “Mario Mendoza”, donde reciben atención por varios meses, según lo indique un juez.
Solo en ese centro asistencial más de dos centenares de reclusos asisten a citas médicas por diferentes padecimientos psiquiátricos.
Los prisioneros son trasladados, siguiendo rigurosos protocolos de seguridad que establece el INP y no deben ser acompañados por sus familiares en ningún momento.

INCUMPLIMIENTO
Ese contacto podría ser aprovechado para alguna fuga, introducir objetos a los centros penales o cualquier otro hecho que vaya en contra del reglamento del INP.
McNeil detalló que “en el Mario Mendoza hay alrededor de unas 64 personas que permanecen internas, de las que solo nueve pertenecen al INP. Nosotros mantenemos una seguridad las 24 horas en estos centros asistenciales, tenemos gente asignada específicamente para esas unidades”.
En el “Mario Mendoza” se atienden reclusos de diferentes centros penales y estos, en su mayoría, ocupan el principal espacio en las salas de hospitalización.
El director de ese centro psiquiátrico, Mario Aguilar, explicó que a los privados de libertad se les atiende en dos grupos, los llevados a consulta ambulatoria y quienes están internos.
“Los privados de libertad vienen a su consulta ambulatoria con sus respectivos custodios, esta población está creciendo, tenemos un número de unos 250 privados que son atendidos por diferentes patologías que vienen a sus citas programadas”, detalló Aguilar.
Cuando esas personas van a atenciones médicas, son trasportadas en vehículos del INP que en algunos casos les dejan en las afueras del centro psiquiátrico y eso facilitó la fuga del reo el lunes pasado.

FALTA SEGURIDAD
Los custodios permanecen junto a los reos, mientras estos esperan y reciben una evaluación de especialistas.
Aguilar especificó que “se tienen más de 15 reclusos que están internos aquí, la seguridad de ellos la presta el Instituto Nacional Penitenciario, ellos vienen con órdenes de tenerlos por seis meses y hasta un año, aquí hay muchos riesgos”.
“Aquí vienen personas ajenas y pueden generar conflictos, que pueden provocar una situación delicada dentro de la institución, reciben visitas no se les puede privar de ese derecho”, explicó Aguilar.
Pero según el subdirector del INP, las visitas o acompañantes de los reos, cuando estos van a una consulta médica, no son permitidas.
“No es correcto ni es permitido que los familiares los acompañen a una asistencia médica, ya que no es un día de visita y nuestros agentes lo saben”, señaló McNeil.

VIOLACIONES
Una orden de las autoridades penitenciarias que no se cumple es que los internos reciben visitas de sus familias en el horario que el centro hospitalario tiene establecido.
En reiteradas ocasiones cuando los privados de libertad llegan a una cita médica al Hospital Escuela, se ha podido observar que son acompañados por un familiar, ya sea en los pasillos o en las afueras de la celda “La Jaula”, que es para ellos.
Algunas familias aprovechan para hablar con el presidiario y no perder el lazo sentimental, en otros casos esta puede ser una opción para que el recluso tenga acceso a estructuras ilícitas, dar órdenes de crímenes y hasta introducir algún objeto prohibido a los penales.
En las afueras de “La Jaula”, en el Hospital Escuela, a vista de los custodios los reos platican y tienen contacto físico con las personas (familia o amigos) que llegan a verles después de su atención médica.

La abogada del Mecanismo y Comité Nacional de Prevención Contra la Tortura y Otros Tratos Crueles Inhumanos o Degradantes (MNP-Conaprev), Glenda Ayala, manifestó que a algunos de los privados de libertad se les han negado las citas médicas para evitar fugas.
“Esto nos parece un tanto preocupante, ya que ellos tienen derecho a la salud y que ellos están expuestos a las enfermedades depresivas por las condiciones de aislamiento y la falta de asistencia médica integral”, indicó.
En algunos casos varios reos son puestos bajo la custodia de pocos agentes penitenciarios y, según Ayala, “el personal penitenciario es insuficiente para la demanda de privados de libertad que se tiene”.
“No existe un protocolo de privados de libertad, donde se permita un equilibrio en este traslado. Hay que redoblar los esfuerzos para garantizar que la persona no se evada, a raíz de la fuga no se ha continuado trayendo a los privados a las citas médicas”, apuntó Ayala.


