La temporada de Béisbol de Grandes Ligas de este año ha sido una de las más raras en la historia de ese deporte. Nunca antes en los más de 100 años de existencia de la Liga Nacional y la Liga Americana se han conectado tantos jonrones comparados con años anteriores.
En claro contraste, tampoco antes se había visto tantos bateadores ponchados por una serie de serpentineros, que lanzaban la pelota a mayor velocidad que antes, a veces encima de los 210 kilómetros por hora. Y este año las curvas y cambios de velocidad cuando se lanza la pelota es un arte que los serpentineros de este año estuvieron sensacionales.
En cuanto a la distancia que vuelan las pelotas cuando las conectan los bateadas esta temporada esos batazos han recorrido más distancia que en años pasados. Hay mucha crítica a la pelota marca Rawlings que trae a los lanzadores pidiéndole al Comisionado de Beisbol que se investigue que se le está poniendo a la pelota porque creen que algo anda raro y por ello han habido tantos cuadrangulares. El comisionado investigó e insiste que la pelota es la misma, pero siguen con dudas los lanzadores.
Se creía que en la Serie Mundial jugarían los Dogers (Esquivadores) de Los Ángeles y los Yankees de Nueva York. Los dos tuvieron excelentes temporadas y llegaron a las eliminatorias. En la primera ronda no tuvieron problemas, pero en la segunda vuelta, los Dodgers perdieron frente a los Nationals de Washington y los Astros de Houston vencieron a los Yankees de Nueva York.
El jugador que más se lució en los partidos de las eliminatorias es José Altuve, ídolo de los Astros y el beisbolista más chaparro de todos los que militan en las ligas mayores. En la parte física, Altuve es el beisbolista de menos estatura de las grandes ligas, pero José es gigante con el bate y el guante.
Sin él no hubiesen llegado los Astros a la Serie Mundial, de eso no hay duda alguna. Los Astros se coronaron campeones mundiales en el 2017 y quieren repetir esa hazaña mientras que los Nationals de Washington llegan por primera vez a una Serie Mundial y por la gran forma que los capitalinos están jugando le pueden dar la gran sorpresa a los houstonianos. El que gane cuatro de los siete partidos será el campeón y mientras la gente de Houston anda orgullosa de su equipo, en Washington todo mundo anda contentísimo, pujando para que los Nationales ganen por primera vez una serie mundial.