Por: Miguel Osmundo Mejía Erazo
Profesor y periodista
mosmundo10@hotmail.com
Hace 57 años, siendo estudiante de último año de secundaria desfilé como alumno por última vez con los varones y señoritas del Instituto departamental “Álvaro Contreras” fundado en 1874, este año 2019 después de tanto tiempo que emigré para la capital, decidí presenciar los desfiles patrios en mi ciudad natal, muy diferente a los desfiles del siglo pasado cuando la atracción no eran las palillonas, ni los ritmos pegajosos de las bandas, vinieron a nuestra mente recuerdos inolvidables cuando nuestros padres se esmeraban por comprarnos un pantalón y saco nuevos color gris corbata negra y los famosos burros, zapatos altos confeccionados por zapateros reconocidos de la ciudad a un costo de diez lempiras. Allí marchábamos con fervor patriótico sin mucha pompa como en los últimos años que la población copaneca y todo el país celebra con sendas bandas y bonitas palillonas mostrando sus hermosas piernas, como principal atractivo el día de la independencia.
Vimos desfilar por la “calle centenario” empedrada como todas las avenidas y calles principales de la ciudad que en 1991 fue declarada “monumento histórico nacional” cuna de tres presidentes Victoriano Castellanos, general Juan Antonio Medina y doctor Francisco Bueso Cuéllar, también Santa Rosa es la cuna de la distinguida dama Argentina Díaz Lozano candidata al premio Nobel de literatura. En 1802 adquirió la categoría de municipio y en 1803 fue construida la actual catedral, en 1843 adquirió el título de ciudad, fue varias veces capital de Estado de Honduras, allí en 1862 el presidente Victoriano Castellanos oriundo de Copán y la Cámara Legislativa, declararon a Honduras como República, parte de la historia también podemos decir que el general Cabañas en 1852 se trasladó con su ejército a Santa Rosa para defender la factoría del tabaco, que estaba siendo invadida por ejércitos salvadoreños y guatemaltecos.
Podíamos llenar muchas páginas con la historia de mi ciudad, pero mi objetivo es comparar lo que yo miré y viví durante mi niñez y adolescencia y lo que es la llamada Sultana de Occidente de hoy. Antes solamente había dos colegios de segunda enseñanza el “Álvaro Contreras” (1864) y el “María Auxiliadora” (1927) y la Escuela “Jerónimo J. Reina” (1843) donde hicimos nuestra primaria, hoy en día hay 20 jardines de niños, unas 30 escuelas, 11 colegios y cinco universidades, donde antes eran matorrales o zonas llenas de frondosos pinares hoy son colonias o residenciales de mucho lujo, en Copán ha sucedido un fenómeno, la vida se ha encarecido por la presencia de narcotraficantes que compraron grandes propiedades lo que hicieron subir la plusvalía, ahora no es tan fácil hacerse de un terrero donde antes eran campos de aviación de dos reconocidas líneas aéreas, lamentablemente por ser un departamento fronterizo con Guatemala se convirtió en un paso de la droga hacia su destino final.
Hemos tenido la suerte de contar con buenos alcaldes en Santa Rosa y su gente laboriosa y sincera que dice presente cuando se trata de colaborar, en más de medio siglo ha cambiado bastante, sobre todo su topografía, ya no hay balnearios naturales como “el salto” y “la cuchilla”, ni los alrededores con aromas de pinares hoy se construyen colonias, abundan los grandes y pequeños negocios prácticamente la ciudad se ha convertido en la capital del occidente. Una buena costumbre copaneca que practica un 80% de la población es el saludo entre personas que encuentran por las altas aceras que son muy utilizadas por los transeúntes ya que el número de vehículos aumenta cada día y las calles son usadas como estacionamientos obligados, la violencia ha permeado el departamento no obstante en horas tempranas de la noche caminamos por las calles empedradas en el casco histórico contestando los celulares sin temor alguno, se puede disfrutar del legendario parque central hasta altas horas de la noche sin miedo a ser asaltado, más bien las zonas rurales son inseguras, sobre todo lugares que fueron sede de los famosos “Cachiros” y los Valle. Indudablemente la colonial Santa Rosa luce muy atractiva al turismo nacional e internacional y su servidor cada vez que visito mi ciudad, parafraseando una presentadora puedo decir por muchas razones me siento, orgullosamente copaneco.