Por Miguel Osmundo Mejía Erazo
*Profesor y periodista
mosmundo10@hotmail.com
No sé qué significará para usted amigo lector, tener una tarjeta de crédito, ¿una bendición o maldición?, la verdad es que en estos tiempos no se puede andar con dinero en efectivo en la cartera y el dinero plástico o tarjetas de crédito y de débito parece ser la solución, además de lo atractivo que se nos presenta la oportunidad de comprar con una tarjeta u obtener dinero en efectivo en un cajero automático. Ahora existen muchas facilidades para obtener una tarjeta de crédito, es más, no tiene que ir a solicitar a una agencia bancaria, allí a su trabajo o a su propia casa se la van a ofrecer si tiene algún sueldo permanente o negocio propio, además hay como usted las quiera: sencillas, tarjetas de plata, oro, platino con derecho a gastar miles de lempiras o dólares americanos si prefiere y cualquier moneda del mundo con las tarjetas internacionales, a gastar y pagar todo aquello que deseamos, de todos modos andamos dinero plástico para no limitarnos y dar rienda suelta a nuestro espíritu consumista. Lo triste de esta realidad es cuando llega el cobro con la fecha máxima de pago y vemos aquellas grandes cantidades pero nos limitamos a realizar el pago mínimo, de todas maneras nos dan varios meses para cancelar sin darnos cuenta los altos intereses.
En algunos estados de cuenta aparece en diminuta letra el número de meses que tardaría en cancelar el saldo total si en lo sucesivo no hay más consumos y cargos por servicios y usted cancela solamente el pago mínimo, los bancos le dan hasta 60 meses para pagar a un interés cuya tasa anual efectiva sobre los saldos insolutos diarios en lempiras es de 50.76% y en dólares a 50.00%; aparte de esto hay que sumar el seguro de deuda vida, otros seguros, la membresía anual, comisiones y cargos, total que al final del mes usted recibe cobros más allá de lo gastado pero si no paga el día señalado alístese que los llaman día y noche (acoso telefónico) aparte los intereses moratorios lo llegan a enjaranar de tal manera que termina empeñando el carro o la casa porque no lo dejan en paz hasta cancelar su deuda. Muchas personas pasan meses y años pagando el saldo de su tarjeta, peor si le ha dado una adicional a la esposa y los hijos, esas deudas no lo dejarán dormir tranquilo hasta que le provoquen una enfermedad, por eso le sugerimos pensarlo bien cuando para presumir, consigue varias tarjetas de crédito y aumentar el negocio a los bancos que nunca pierden.
Las tarjetas de crédito en algún momento nos pueden sacar de un apuro, no son del todo una maldición, lo que sucede es que somos malos mayordomos y no sabemos usar esas tarjetas, conozco personas que una tarjeta de crédito ha sido una bendición más de una vez, pero la costumbre de mucha gente es gastar más de lo que recibe o les gusta sacar fiado cualquier cosa, actitud que nos permite estar permanentemente “argollados”, a esta clase de personas se les llaman “compradores compulsivos”. Todavía no hemos visto reflejada positivamente la reciente ley reguladora de los intereses en las tarjetas de crédito, persiste el abuso de parte de las agencias que emiten variedad de tarjetas de crédito, tenemos que aprender a usar adecuadamente todo tipo de tarjeta, aún las de débito porque al no tener dinero en nuestra cuenta de ahorro no le funciona ese plástico, por otra parte es recomendable usar la tarjeta en casos de necesidad, hay personas que hasta para pagar un cono o helado usan la tarjeta de crédito o de débito, más no saben que todo servicio tiene un costo y algo muy importante, se debe ir al banco a pagar los gastos hechos con tarjeta antes de la fecha de corte y así evitar le generen intereses, es como hacer un préstamo pero pagarlo de inmediato. Si nosotros no nos disciplinamos y nos dejamos absorber por la sociedad de consumo, mas en esta época de Navidad, siempre tendremos deudas y nunca tendremos paz ni tranquilidad, la situación económica cada día se torna más difícil. En nuestras manos está permitir que las tarjetas de crédito sean: bendición o maldición.