La causa y manera de muerte del privado de libertad, Nery Orlando López Sanabria, quien también era conocido como Magdaleno Meza Fúnez, asesinado por otros reos adentro de la cárcel de máxima seguridad “El Pozo”, en Ilama, en el departamento de Santa Bárbara, se desconoce, ya que no existe oficialmente la conclusión del Dictamen Médico Legal de Medicina Forense, mismo que según sus autoridades tardará 15 días o más.
Esto, pese a que su cuerpo fue entregado dos días después del crimen, el lunes 28, en horas de la tarde, y según se conoció a lo interno del Departamento de Patología Forense, al cuerpo se le practicó el proceso de necropsia correspondiente a cada caso, posteriormente se le realizó una verificación dental y comparación de lo que arrojó la autopsia dental con la información recabada por sus familiares y expedientes dentales particulares.
La entrega del cuerpo no fue tras conocerse exámenes de ADN, mismos que no se le practicaron en el preciso momento en que el cadáver llegó, reveló un médico forense que coordina el área de Patología Forense.
Fue la necropsia y comparación dental la que permitió entregar el cadáver, en medio de custodios quienes no permitieron a los médicos forenses libertad de trabajo, incluso vigilaron a todo el personal, según denuncias a lo interno.

Se conoció además que el expediente científico criminal pasó a custodia de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), el mismo equipo que el pasado sábado 26 de octubre acudieron a la escena del crimen en la cárcel “El Pozo”.
MÉDICOS MUERTOS
Esta muerte continua llamando la atención no solo por la saña de la misma, evidenciada en video distribuido en menos de una hora ocurrido el hecho; sino porque de Nery Orlando López Sanabria o Magdaleno Fúnez Meza, ya se tenía mucha información de su expediente criminal que poco a poco se está revelando a los medios.
Uno de esos detalles de las investigaciones es que el médico odontólogo que le realizó fichas en vida al hoy occiso, apareció muerto de manera violenta días después de haber atendido en su clínica al expresidiario acusado de narcotráfico. Este médico le habría hecho varios tratamientos dentales incluyendo la colocación de frenillos metálicos o “brachets” para perfeccionar y embellecer la sonrisa de Nery Orlando López Sanabria.
Sumado a eso, el médico general que le hizo un falso diagnóstico también apareció muerto entre el 2014 y 2015 en circunstancias violentas, es lo que ha logrado verificarse en la búsqueda de galenos para conocer sus expedientes clínicos, según información que han recabado agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), quienes en principio llevaban el caso de Nery Orlando Lopez Sanabria o Magdaleno Meza Fúnez.
Como se recordará en el 2015 Nery Orlando López Sanabria, fue dado de baja en el sistema de registro del Registro Nacional de las Personas (RNP) y aparece como difunto, luego que fingiera su muerte; en esa ocasión, la gente del pueblo lo veló y lo enterró. Incluso, hizo trascender sus fotografías dentro del ataúd, las cuales fueron tomadas por uno de sus compinches, quien también está desaparecido y su cuerpo nunca ha sido encontrado si es que estuviera muerto.

HUELLLAS EN DOS DEDOS
Si bien para entregar el cuerpo no se realizó la comparación genética o de índole científica altamente demostrable para conocer la identidad fidedigna del cadáver de Nery (Magdaleno), encargados de Patología Forense manifestaron que se corroboraron dos huellas de los dos dedos índices del occiso con lo que encontraron en el Padrón del RNP.
Tal como se recuerda en 2015 cuando al cruzar el patrón de huellas, las del dedo índice de ambas manos dieron la alerta de que en aquel entonces no estaba muerto, ya que se trataba de Nery Orlando Sanabria López (37) a pesar de que las huellas de los demás dedos, están borradas y con cicatrices, tal como aconteció ahora en 2019.
Aún así las autoridades informaron que “esa es la única huella que realmente les funciona para identificarlo como Nery Orlando, ya que las demás se las borró”.
Fuentes de la Fiscalía, también afirmaron que el extinto narcotraficante, además tenía un tercer nombre, se hacía pasar como “Wilson López Sanabria”, una identidad que no aparece registrada en el sistema, pero que también la usaba para realizar sus actividades ilícitas.