La segunda vuelta

Por Carlos A. Medina R.

carlos-a-medinaEn los países donde solo existen dos partidos políticos no hay necesidad de una segunda vuelta electoral; para el caso, Estados Unidos que es la democracia más vieja del continente, tiene el Partido Republicano y el Partido Demócrata, pero no gana el candidato que obtuvo la mayoría de los votos individuales, sino aquel que obtiene el número más alto de votos electorales, y para simplificar las cosas, cada Estado tiene diferente numero de votos electorales.

En Canadá hay tres partidos políticos: el Conservador, el Liberal y el Partido Demócrata, pero gana el que tiene la mayoría simple, porque se eligen en realidad, a los miembros del Parlamento, y el partido que saca más diputados, es la institución que alcanza el poder. Sin embargo, en países donde existe el régimen presidencialista y hay más de dos partidos políticos, la segunda vuelta electoral se hace para que la autoridad que surja tenga más apoyo popular.

Lo que sucede en estos países es que existen alianzas de los partidos pequeños que se unen a los dos que salieron en el primero y segundo lugar en la primera vuelta, para que el ganador obtenga más del 51 por ciento del electorado. En nuestro país han existido dos partidos políticos tradicionales, el Liberal que se creó al final del siglo XIX, y el Nacional que se fundó a comienzos del siglo XX. EL ganador ha surgido por simple mayoría, y por lo tanto no ha habido necesidad de una segunda vuelta.

Ahora que existen cuatro partidos políticos de medianos a grandes, y dos o tres pequeños partidos minoritarios que apenas tienen un caudal político reducido, ha surgido la propuesta de un diputado liberal, que con el apoyo de su bancada y de su Central Ejecutivo, ha propuesto en el seno del Congreso Nacional la creación de una segunda vuelta electoral para que la autoridad que surja tenga más del 51 por ciento del apoyo popular. Esto significa un cambio en la Constitución de la República, que puede hacerse con mayoría calificada de 86 votos de esa asamblea del pueblo.

Esta propuesta del diputado Sabas de Choluteca favorece en realidad a los partidos minoritarios, y en cierta forma a los partidos que ocuparon el segundo, tercero y cuarto lugar en las elecciones recién pasadas, y es posiblemente la única manera que el partido más viejo de la nación, el Partido Liberal, profundamente dividido, pueda llegar al poder. El hecho real es que el Partido Nacional, que en estos momentos cuenta con más  adeptos y está bien organizado, tendría que ceder algunos de sus 48 diputados para que la mayoría calificada pudiera aprobar el proyecto de decreto.

Algunos han comentado que el costo de la segunda vuelta para un país pobre es un lujo que no podemos darnos, pero un análisis más profundo ha demostrado que el costo de este evento  sería solamente el 20 por ciento de la cantidad erogada en la primera vuelta. De todas maneras, parece ser que el Partido Nacional en el gobierno, no sería favorecido con una segunda vuelta, pues su organización lo inclina a ganar cualquier evento electoral del futuro, siempre que el Partido Liberal se mantenga dividido.

El Partido Libertad y Refundación (Libre), que en las elecciones anteriores fue una fuerza indiscutible y que ocupó el segundo lugar, ha sufrido un debilitamiento en sus filas debido al mal liderazgo y a la falta de resultados en el Congreso de la nación, y posiblemente en un próximo evento electoral ocuparía un tercer lugar; una alianza con el Partido Liberal sería muy posible y pudiera ser que esto ayudaría al Partido Liberal a llegar al solio presidencial. Los partidos minoritarios, que no tienen ninguna oportunidad de alcanzar el poder, se favorecerían con una segunda vuelta, pues forzosamente entrarían en las famosas alianzas.

No podemos asegurar cual será la inclinación del Partido Nacional en este debate que se avecina en el Congreso; lo más probable es que sus 48 diputados cierren filas y no apoyen el proyecto del diputado Sabas, pues desde todo punto de vista a los nacionalistas no les conviene la segunda vuelta. Por supuesto, en una democracia todo es posible y no sería de asustarse si el Congreso aprueba la segunda vuelta, decisión que tendría que refrendarse en la siguiente legislatura el próximo año. La gente interesada en la política estará esperando con ansias la votación en el Congreso.