Tristeza me da cuando veo la noticia que se han graduado 1,321 nuevos profesionales en diversas carreras, cuando debería ser al revés o sea motivo de alegría: pero pienso de qué sirve que sea hayan graduado cuando ni la mitad conseguirá trabajo; en nuestro querido país lo que se necesita es creación de trabajos, para que salgamos de esa situación calamitosa en que se encuentra nuestra nación.
Hace algunos años se graduó una hija de crianza en sicología; por más currículum que entregó en diferentes empresas nunca consiguió trabajo en su profesión. Eso que ella se graduó con excelencia académica.
Por influencia mía logré colocarla en un banco de cajera, pero se hacía daño a su salud estar todo el día de pie, así que tuvo que renunciar; después ella consiguió trabajo en una de las tiendas Zara de ropa de damas, pero tampoco duró porque se entraba a las 9:00 a.m. y se salía a las 9:00 p.m. y no pagaban horas extras.
Por suerte y gracias a sus conocimientos consiguió trabajo en una línea de cruceros que salia de Miami, USA y transitaba el Caribe visitando Roatán una vez cada mes; para ser escogida dentro de todos los aspirantes tuvo que prepararse tomando un curso de inglés en la Escuela Americana que le costaba más de L. 3,000.00 (tres mil lempiras mensuales), de allí tomar un curso de natación en la piscina olímpica y por último un curso de la Naval de Puerto Cortés, estos cursos no sé cuánto le costaron; ahora ya subió de categoría y ha subido posición en los cruceros que navegan en el mar Mediterráneo, saliendo de Barcelona, la Riviera francesa, e italiana, Creta e Israel, Egipto y Argelia.
Pero qué les espera a estos pobres profesionales.
Hermann M. Reichle V.
Tegucigalpa, M.D.C.