Por: Eris Gallegos
MADRID, España. La Cumbre del Clima de la ONU en Madrid (conocida como COP25 por sus siglas en inglés) fue clausurada con la misma narrativa y cero avances políticos. Fuera de los acuerdos protocolarios, quienes estuvimos presentes, pudimos entender que estos cónclaves, además de ser una pasarela de personalidades de todos los ámbitos y de todo el mundo, son un poco más de lo mismo desde que se fundaron en 1992.
Por aquí desfilaron presidentes, entre ellos, el anfitrión Pedro Sánchez, quien andaba más preocupado por conformar un gobierno con las otras fuerzas políticas españolas; la todopoderosa presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelossi, ansiosa por volver a su país para el juicio contra el presidente Donald Trump; y su compatriotica, el ex vicepresidente Al Gore, reconocido activista contra el cambio climático, por supuesto, desde su despacho.

Por Honduras, asistió el Presidente Juan Orlando Hernández, de generales conocidas, y una comitiva interinstitucional de técnicos encargados del tema, encabezada por el exministro de Educación, Marlon Escoto.
De acuerdo a estimaciones de la prensa española, a esta cumbre llegaron unas 25,000 personas, entre ellas 200 delegados de los países involucrados en el cambio climático (100 de los contaminantes y 100 de los afectados, como Honduras) y cientos de activistas no gubernamentales, entre ellos, la sensación del movimiento ambientalista mundial en estos momentos, Greta Thumberg. La niña sueca paralizó por unas horas la capital española con una marcha que terminó en una polémica por la asistencia: Mientras que la activista dijo que marcharon 500,000 personas, la Policía dijo que fueron 15,000. Un paneo desde un helicóptero de diario El País aseguró que asistieron 35,000. La prensa española, por supuesto, desplegó toda su capacidad informativa para contar paso a paso, de principio a fin, las incidencias del foro mundial.

MULTILATERALISMO NO FUNCIONA
Al final la cumbre, una cosa quedó clara: Que el multilateralismo sigue huérfano de liderazgo y con voluntad cosmética para lograr el principal objetivo de este foro, esto es, que las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero- Estados Unidos, China, Rusia, India y la Unión Europea- den señales concretas de estar dispuestas a endurecer sus planes de recortes de los mercados de carbono, para reducir entre un 40 y 70 por ciento las emisiones CO2 en el 2050 y a cero en el 2100. De no hacerlo en este tiempo, las consecuencias serían de dimensiones bíblicas, que ya se empiezan a sentir en algunas latitudes, según los expertos.
TAN REAL Y TAN LEJANO
A quienes estuvimos de espectadores, nos tocó escuchar los discursos trillados, pero también pudimos conocer las advertencias de la ciencia y las razones de que estas cumbres siguen estancadas: Por ejemplo, solo estos cuatro países producen más del 60 por ciento de todos los gases de efecto invernadero del planeta y convencerlos de sus recortes de plantas de carbono, es un desafío que lleva ya más de 27 años entre cumbres, protocolos y movimientos ambientalistas por doquier.
Lejos eso, EE. UU, inició los trámites para salirse del Acuerdo de París, a cumbre del 2015, donde se había comprometido a comenzar el cerrar industrias contaminantes a partir del 2020, junto con China, India y Rusia. A ellos se suma, la Unión Europea, el quinto actor de ese bloque contaminante del planeta, que tampoco quiere cumplir lo que firmaron en la capital francesa.
“Hay una brecha enorme entre lo que sucede fuera de aquí y lo que sucede dentro”, les dijo claramente Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpace internacional, a los delegados de los 200 países que se reunieron en la capital española , entre el 2 y 13 de diciembre, los días que duró la cumbre, conocida como COP25, cuyas tres primeras letras significan en inglés Conference of parts, (la conferencia de las partes) y el número 25 es la cantidad de reuniones desde que se inauguró la primera en 1992.

“TIEMPO DE ACTUAR, YA”
A pesar de casi tres décadas de lucha, la retórica de estas cumbres es la misma, acompañada de bonitos eslogan: “El tiempo se agota”, “Todavía hay tiempo”, “Se necesitan medidas firmes”. La de Madrid tenía uno más sugestivo: “Tiempo de actuar”. Pero nada de eso está pasando y tras 27 años del movimiento alertando sobre el calentamiento global, lo único cierto es que la temperatura va en aumento y amenaza sobrepasar los 1.5 grados manejables para salvaguardar el planeta, según lo demostraron los 830 científicos de la ONU en su informe del IPCC (Panel Intergubernamental Para el Cambio Climático), presentado en Copenahue el 2 de noviembre en 2014.
En aquel entonces, los investigadores urgieron a las potencias industrializadas recortar las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40 por ciento y un 70 por ciento para el año 2050 y a cero en el 2100. Y así lo firmaron en la COP14 de París, pero cuatro años después, sigue en papel mojado a pesar de las consecuencias funestas que experimentan los países pobres.
Al Gore lo resumió así: “Emitimos 152 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera al día. Esos gases atrapan tanta energía adicional como si se soltaran 500,000 bombas atómicas como las de Hiroshima cada día”. “El 93 por ciento de esa energía acaba en el mar y altera el ciclo del agua haciendo que las tormentas en los océanos sean mucho más fuertes cuando llegan a tierra. Derrite el hielo, aumenta el nivel del mar, modifica las condiciones meteorológicas, que provocan trombas de lluvia, inundaciones y aludes de barro y propaga incendios más grandes por todo el mundo”, subrayó el político al que los estadounidenses no quisieron elegir presidente en 1999 cuando enfrentó a George Bush hijo.

HAY QUE REZAR
Concluida la COP25, el multilateralismo sigue mostrando su peor cara para la humanidad. Al mundo entero y más a los países vulnerables como Honduras, no les queda más que rezar. De hecho, hay reticencia para seguir acogiendo estos foros. La de este año estuvo a punto de ser cancelada, puesto que estaba prevista a celebrarse en Chile, pero no pudo ser por los disturbios que sacuden al país andino. Brasil no quiso acogerla porque Bolsonaro sigue escéptico del cambio climático. España, que también es uno de los grandes contaminantes, asumió el reto de prepararla en un mes, no sin antes gastar más de 86 millones de euros, según el sitio Europa press.
Como las potencias no quieren cooperar, parece que la vía serán, acciones colectivas en cada país. En Pekin, los pobladores y autoridades decidieron suspender el transporte público por unas semanas, lo que dio por resultado que los pobladores pudieran ver el cielo azul, algo que no ocurría desde décadas en esta ciudad superpoblada. España misma ha tomado acciones del uso de energía solar y eólica, luego que los veranos duran cinco semanas más en los últimos años. Y así ciudades como México o Nueva York, también están tomando acciones para eliminar esa niebla eterna en la cabeza de los habitantes de las ciudades industrializadas. Aquí en Tegucigalpa, que no es una gran ciudad ni menos industrializada, el cambio climático se traduce en esos veranos prolongados, grandes incendios, humo de los vehículos y residuos empujados por el viento de otras latitudes. Las acciones para prevenir están por verse.

Honduras lucha por “consideraciones especiales”
Honduras llegó a la Cumbre del Clima en Madrid (COP25) con la esperanza de ser incluido dentro del grupo de países con “circunstancias especiales”, que le daría acceso a asistencia técnica permanente y créditos blandos para la lucha del cambio climático a partir del 2020.
Sin embargo, la petición ni siquiera fue incluida en la agenda de la plenaria en la apertura de la cumbre a pesar de ser un compromiso de la COP24 anterior en Polonia. Tampoco sirvió que la presidenta de esta cumbre fuera la ministra chilena del Ambiente, Claudia Smitch, quien suspendió la plenaria, justamente en el momento que la delegación hondureña le recordaba el compromiso, argumentando que tenía que recibir a los presidentes y primeros ministros para inaugurar oficialmente el cónclave.
Honduras siguió insistiendo en el tema en las siguientes mesas negociadoras, pero no tuvo eco y la iniciativa ha quedado abierta para presentarla de nuevo en la COP26 del 2020 a celebrarse en Glasglow, Escocia.
“Es importante recalcar que de no tener estas circunstancias especiales, las posibilidades de acceder a financiamiento y asistencia técnica será más difícil para el país”, comentó el exministro de Educación, Marlon Escoto, quien lidera el tema por Honduras desde la cumbre de Polonia.
Escoto explicó que las circunstancias especiales se crearon en la cumbre del clima en París en el 2015, pero Honduras quedó fuera porque los requisitos eran ser un país vulnerable, pero tener una ingreso de renta baja y en ese entonces, el país se había movido a renta media- baja. Además de Honduras, siguen fuera Guatemala y otros países latinoamericanos que se han sumado a la petición, precisamente impulsada por Honduras en Polonia.
En la lista de países con circunstancias están algunos estados islas y un buen grupo de África con renta baja. Honduras ya volvió a caer dentro de esta categoría, pero le toca esperar la nueva cumbre, según Escoto.
“Honduras va seguir insistiendo aprovechando que tiene más fuerza con la incorporación de otros países de América Latina. Como no se pudo en esta cumbre, se intentará en la del próximo año. La petición de Honduras de tener acceso a fondos climáticos de fondos verdes es válida, pero se requiere condiciones especiales reconocidas en París y esa es la lucha que estamos desde el 2016”, señaló Escoto.
Los fondos verdes se estiman en 100,000 millones de dólares de parte de los países desarrollados para las naciones vulnerable. En una repartición equitativa, a Honduras le tocaría mil millones, lo que le permitiría iniciar acciones para mitigar los efectos del cambio climático, puesto que se trata del tercer país del planeta más vulnerable al cambio climático, según la ONU.
Pero la asignación de estos fondos es complicada, según Escoto. Primero porque el fondo verde lo constituye un directorio de 15 países, cuatro de ellos de América Latina, en los que no figura Honduras. Además, hay países que se encuentran dentro de los 100 contaminantes y los 100 afectados, los que hace difícil la ecuación de entrega.