Por Otto Martín Wolf
Cierto que algunos de los pasos a desnivel, también túneles, rotondas y otros intentos de solución (o ayuda) para resolver el problema del congestionamiento vehicular han tenido relativo éxito.
Pero, a la vez que se modifica radical y permanentemente el diseño de Tegucigalpa en busca de soluciones, será tan difícil tratar de implementar algunas medidas sencillas como apoyo a todo este cambio estructural?
Veamos: qué tal establecer tres horarios diferentes para la entrada al trabajo? Una parte podría iniciar sus labores a las 7:30 a.m., otro grupo a las 8:00 y el restante a las 9:00 a.m.
Así la “rush hour”, como decimos algunos aspirantes a pochos, se dividiría en tres porciones iguales.
No sería como multiplicar por tres todas las calles existentes?
Lo mismo se haría con la hora de salida. Los que entran primero salen primero, los de las 7:30 a.m. saldrían a las 3:30 de la tarde y así con los demás horarios; salida a las 4:00 p.m. el siguiente grupo y, finalmente, el otro a las 5:00 p.m.
Todos ganaríamos así, inclusive los transportistas que –en teoría- – podrían mover al menos el doble de las personas, sin depender de una salida colectiva en la que quizá solo logren hacer un viaje, súper llenos, con pasajeros casi en los techos y corriendo a toda velocidad para aprovechar la mencionada hora pico.
Problemas: el primero sería –desde luego– con algunos de esos sindicatos que tienen por costumbre oponerse a todo.
También habría enfrentamiento con aquellos que gustan dormir tarde y que llamarían al horario de las 7:30 a.m. algo inhumano, (¿qué será más inhumano, madrugar un poco o perder miserablemente el tiempo sentados en un vehículo que avanza a paso de tortuga en el tráfico actual?).
Pero, pensémoslo bien. ¿Por qué no hacer una prueba durante tres meses o algo así? Un esfuerzo colectivo para ver si empleamos menos tiempo en transportarnos y, con todo el que nos sobre, podemos tener otro empleo, hacer reparaciones en la casa, ver más televisión, estar con la familia, jugar una potra, ir al gimnasio y hasta dormir un poco más si ese es el deseo.
Además se produciría un importante ahorro de combustible, lo que equivale a más dinero en los bolsillos y, también, menos dólares para el exterior.
¿Quién lo puede proponer y organizar? Sería ideal que la empresa privada tomara la iniciativa, la Alcaldía Metropolitana debería de ser un aliado natural, así como los propios transportistas y, desde luego, todo aquel con sentido común.
No solo con autopistas y soluciones de concreto se puede agilizar el tráfico y economizar tiempo a todos, también es posible lograrlo redistribuyendo el uso de calles y bulevares, con un planteamiento más práctico de los horarios.
Economicemos tiempo… es el material del cual está hecha la vida, su vida, la mía, la de todos.
ottomartinwolf2@gmail.com