Dr. Allan E. Castellanos R.
allanecastellanosr@gmail.com
Odontólogo
Sin la más mínima pretensión de aparentar ser psicólogo y mucho menos consejero conyugal o familiar, me atrevo a brindarles algunos consejos que posiblemente puedan serles de alguna utilidad, según mi experiencia personal.
1. Recuerden siempre que el “matrimonio cristiano” es un sacramento; una unión en la que Dios fue el testigo principal y por lo tanto es sagrado, y por lo mismo, debe honrarse y dignificarse en todo momento.
2. Hagan un esfuerzo de preferencia como pareja, para darle gracias a Dios por todo lo acontecido durante el día, antes de conciliar el sueño; y al despertar, invoquen su presencia, para hacer las cosas mejores. No utilicen a Dios, permitan que Dios los utilice a ustedes. La oración de un Padre Nuestro y la de San Francisco de Asís, (Hazme instrumento de tu paz…) es una bonita forma de comenzar el día.
3. En todo momento, haz sentir a tu esposo (a) lo importante que es para ti y para tu entorno familiar. En las “Sagradas Escrituras” se establecen compromisos para ambos.
4. Nunca jamás hablen mal de él (ella), ni comenten con extraños cosas que solo a ustedes les pertenecen (intimidades); por el contrario, enaltezcan sus virtudes y cualidades.
5. Cuando contrajeron matrimonio, adquirieron compromisos de afecto con sus familias. Sean afectuosos, cariñosos y respetuosos con sus familias.
6. Sé amoroso (a), suave y abnegado (a), que encuentren en el hogar, un remanso de paz y comprensión. (Calor de hogar).
7. Cuando tengan alguna diferencia, busquen el momento, el lugar y el lenguaje más apropiado para dirimirla. Cierren los ojos, pídanle a Dios inteligencia, paciencia y humildad, sea que tenga uno (a) la razón o no. Un problema o un mal entendido entre la pareja, no debe de durar más de 15 minutos. Nunca alcen la voz en ningún momento.
8. Recuerden que se deben mutuamente, el uno al otro; agrádense con los artificios que más les agraden, su peinado, su vestido, su traje, su perfume, etc. Claro, sin perder su identidad y personalidad. Sorpréndelo (a) ocasionalmente con una invitación al cine, o a un paseo, etc.
9. Demuéstrense amor siempre, en todo momento, aun con detalles, en sus celebraciones, (Navidad, aniversarios, etc.). Cuando se tenga una enfermedad, preocupación o inquietud.
10. Sean cómplices en sus alegrías, bromas, travesuras y picardías sanas, pónganle buen humor y sonrisas a su relación.
11. Recuerda que eres una dama, o un caballero, y como tal, todo debe ir en consonancia con esa categoría, sus modales, su lenguaje, sus gestos, sus conversaciones, etc.
12. Procuren enriquecer sus acervos culturales, para enfrenta r con mayor éxito los retos, tanto sociales como profesionales; un buen amigo y aliado, más aún, si es comentado como pareja. Apóyense mutuamente en sus intenciones de superación.
13. Juntos sepan escoger sus amistades: tienen que ser de preferencia afines a sus valores, criterios, cultura, etc. Que no hayan “mis amigos (as)”, denle paso a “nuestros amigos (as)”. Si una amistad por muy buena que aparente ser, interfiere en tu relación de pareja o familia, córtenla, el orden de tus prioridades afectivas así lo exige.
14. Sea tu patrimonio (economía) grande o pequeña, procuren ser buenos “administradores”. Es recomendable ver hacia el futuro, ahorrando algo de sus ingresos.
15. La familia cristiana es una “empresa, una sociedad”; seria, delicada: ambos se comprometieron a vivir juntos, complementarse, ser felices y sortear con dignidad los retos del porvenir. Planifiquen, programen, dialoguen.
16. Los hijos son el tesoro y la recompensa más grande que el amor y la vida les pueda dar, procuren que nacan, crezcan y se desarrollen en un ambiente de amor, armonía y dignidad.
17. Sean constantes con sus costumbres, buenos hábitos, tradiciones, horarios de comidas, etc., otros momentos para compartir en familia.
18. Recuerden en todo momento, que la primera iglesia es la casa, el hogar que Dios les ha prestado y el prójimo inmediato son ustedes; tú y ella, ella y tú.
19. Como pareja, como familia, también tienen un compromiso con la sociedad. Congréguense con otras familias o matrimonios afines para fortalecerse (física y espiritualmente) ya que la familia, constituye el núcleo vital y más importante en la sociedad, especialmente en los tiempos actuales.