Por Carlos Medrano
Periodista
El Banco Central de Honduras (BCH), ha sido por años, una de las instituciones más sólidas, respetadas y con un personal altamente calificado, que, aunque ha sufrido los embates de la política vernácula, se ha tratado de mantener relativamente independiente en el transcurso de los años.
El actual presidente del Banco Central de Honduras, licenciado Wilfredo Cerrado, ha sido un hombre serio en sus funciones, lo conozco desde que fungía en Coalianza, para después ser nombrado como ministro de Finanzas y hoy ocupa uno de los principales cargos de la administración pública.
Presidido por personajes como Ricardo Maduro, Gonzalo Carías (QDDG), Emín Barjum, Hugo Noé Pino, Victoria Asfura y Marlon Tábora, entre otros, el joven funcionario está marcando una pauta importante en una institución que lidera la política monetaria y cambiaria del país.
Cerrato ha participado activamente en la comisión que logró el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), presentando las cifras de la situación económica y financiera del país.
Antes fue el artífice de contratar y renegociar la deuda externa a intereses más preferenciales y condiciones más favorables para el país, con un mundo cuesta arriba, el presidente Cerrato encaminó una negociación compleja que con la seriedad que le caracteriza, logró el éxito deseado.
En estos tiempos difíciles que le ha tocado estar en esa silla tan compleja, ha tenido la valentía de reconocer, por ejemplo, que la inversión extranjera directa (IED) en Honduras había caído 39.3% en el primer semestre de 2019, frente al mismo período del año anterior hasta llegar a 249.5 millones de dólares, pese a las consecuencias de decirlo, en este mandato del Presidente Juan Orlando Hernández.
Cerrato ha estado trabajando de forma ordenada con una Ley de Responsabilidad Fiscal, Políticas Monetarias y Fiscales Coordinadas, una tasa de inflación menor al estimado en el Programa Monetario (4%) y el desarrollo del mercado interbancario de divisas.
Pero hay un dato que me sorprende en una administración gubernamental tan proclive al derroche y al caos y es el hecho de permitir que el país tenga reservas internacionales que cubren el equivalente a 5.2 meses de importaciones, una de las más altas de la historia financiera de este país.
El presidente del Banco Central de Honduras (BCH), Wilfredo Cerrato, recibió el premio por la calificación “A” que le otorgó la influyente revista Global Finance, que es un orgullo no solo para él sino para el país mismo y que evalúa anualmente a los titulares de los bancos centrales de países claves y de la Unión Europea.
En estos tiempos difíciles en los que se requiere de personas serias e inteligentes para aconsejar a un gobernante cada vez más enredado, necesitamos a personas sensatas, por lo menos en el BCH, que lleven una política coherente en relación con la economía del país.
Los retos son enormes al cargo del licenciado Cerrato, ya que mantener el barco flotando en medio de la tempestad, es una labor muy excitante, llena de retos y desafíos, y proclives al abucheo público si la nave empieza a hundirse.
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