Si algún mérito tiene el tele-evangelista lempirense, es que no se dejó llevar, cuando el movimiento pentecostés de la iglesia evangélica vino con su nueva ola de apostolados, él dijo que no a este supuesto avivamiento. Y es que actualmente cualquiera que medio predica se autodenomina apóstol o profeta incluyendo a un anciano de la costa norte que se hace llamar apóstol, pero dice malas palabras en sus arengas, nada que ver con los siervos de Dios que son personas con principios éticos, morales y espirituales.
Pero el ser profeta en tiempos del Antiguo Testamento, no era fácil, ya que muchos fueron vilmente asesinados por causa de sus convicciones y por señalar el pecado de algunos reyes y gobernadores, tal fue el caso de Juan el Bautista, sin embargo los profetas y apóstoles de ahora profetizan buenos deseos a los gobernantes de turno y no les dicen la verdad por temor a que se ofendan.
Cuando Dios llamó al profeta Ezequiel para que les profetizara a los brujos de Israel Él sabía que no era fácil a lo que se tenía que enfrentar, ya que era gente que se había revelado contra Dios, nuestro Creador.
La Biblia dice:
“Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová, y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar y como veinticinco varones, sus espaldas al templo de Jehová y sus rostros hacia el Oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el Oriente”.
Actualmente existen grupos ocultistas que adoran al sol. Y hacen sacrificios, ojalá fueran de animales.
Nuestro deber es señalar el pecado no apañarlo.
Gonzalo Arita V.
Tegucigalpa, M.D.C.