Por: Rubén Darío Paz*
Los entornos naturales que cobijan a la ciudad de Guarita, se funden en diversas tonalidades donde predominan verdes intensos. Las coníferas son abundantes, liquidámbares y robles, constituyen parte del paisaje agradable, tan frecuentes en varios ramales de la extensa sierra de Celaque. El municipio de Guarita se localiza al extremo suroeste de nuestro país, en las proximidades de la frontera con El Salvador.
Referentes históricos
En el recuento poblacional de 1791, Guarita era uno de los pueblos de indios que formaron parte del Curato de Sensenti, que en tiempos coloniales fue alternativa de producción de granos básicos para la provincia de Honduras. Una vez establecida la comunidad fue víctima de una terrible peste que azotó a muchos pueblos del occidente de Honduras, el cólera morbus que arrasó con gran parte de los habitantes de Guarita. El título de tierras municipal se le concedió el 20 de noviembre de 1875, siendo presidente en funciones José María Medina. Pasaron más de cincuenta años para que finalmente el gobierno dictatorial de Tiburcio Carías Andino le otorgara el 20 de marzo de 1934 el título de ciudad, a iniciativas del diputado suplente José Joaquín Romero. Un elemento a destacar en la historia de esta población es el hecho que gran parte de la actividad sísmica que sacude al vecino país de El Salvador, también tiene efectos en sus construcciones, pues la cercanía con numerosos volcanes es más que evidente. Hace algunos años tuve la dicha de encontrar un anciano guariteño de apellido Navarro, que me relató con detalles las secuelas de los efectos del trágico terremoto acaecido en la actual ciudad de Gracias en 1915, igual recordaba réplicas de los temblores en Guarita en 1917.
Guarita, un término para la polémica
Al conversar con los vecinos, surgen varias ideas en torno a la palabra que da nombre al municipio, quizás el más lindante sea el que comentaba don Expectación Navarro, “se debe a la abundancia de guacamayas, aves a las cuales se les conoce como “guaras”, las que habitan en un precipicio de aproximadamente 200 metros de altura y que en la actualidad se le sigue nombrando como “el lugar de las guaras”, propiedad de Miguel Guardado”. Si bien es cierto el lugar existe, a la fecha las “guaras”, solo existen en otros puntos del territorio hondureño.
El casco urbano de Guarita resulta inclinado, con un trazo escasamente simétrico, donde por su altitud destaca la colina conocida como “la divina pastora”. En los últimos años, algunas de sus calles ya han sido pavimentadas, casas que antes tenían amplios corredores ahora han sido reconstruidas con materiales modernos, no siempre siguiendo patrones de conservación. Del antiguo y elegante palacio municipal construido por don Rosendo Serrano a inicios de 1931, únicamente quedan fotografías en blanco y negro, relatos interesantes, más una serie de libros que milagrosamente conserva una diligente e interesada secretaria. Las municipalidades tienen su propia autonomía, eso lo sabemos, sin embargo, en términos generales, muchas autoridades desconocen que existe una Ley de Protección del Patrimonio, donde establece que se debe conservar los edificios antiguos, cementerios, calles, monumentos, casas emblemáticas, pero desdichadamente son sustituidos por “cajas de concreto prefabricado”, que en la mayoría de los casos no se insertan a los cascos históricos de nuestros pueblos.
Guarita: tradición y leyenda.
Al juzgar por los vestigios encontrados en los lugares aledaños a Guarita, se cree que los primeros pobladores se establecieron en un lugar conocido como “Pueblo Viejo” que, según cuentan, fue abandonado por lo incómodo que resultaba para el santo patrón “San Juan” el lugar, por lo que permanentemente abandonaba el señorío y se marchaba al lugar que hoy ocupa Guarita. Lo que se puede percibir es que las condiciones donde ahora se encuentra el pueblo son mejores en función de la cercanía a los pueblos vecinos y la práctica de agricultura que se ve favorecida por las fuentes de agua. Entre los ríos que drenan los alrededores de los municipios referidos se identifican el Gualsinga, Tomalá, Quelepa, Sumpul, Pacasio, Junigual, La Garza. Igual se identifican varias quebradas como: Cachuatal, Chichil, Chinquín, entre otras.La mayoría son vocablos para identificar accidentes geográficos, son indígenas, tampoco sabemos sus significados. Estos ríos, todos corren en dirección este-oeste y vierten sus aguas en la cuenca del océano Pacífico. Algunos de estos ríos como el Lempa y Sumpul, a su paso tienen atractivas playas, otras veces forman pasos angostos, justo para implementar actividades de aventura, e incluso vistas panorámicas, nada despreciables.
Una cúpula distinguida
En el casco urbano, por sus dimensiones y buen acabado destaca el edificio de su iglesia, pero más su blanca cúpula, que según los pobladores se construyó en 1934 por un salvadoreño de apellido Godínez, por su altura la cúpula es visible incluso desde pueblos vecinos. A nivel de fachada el inmueble advierte líneas neoclásicas, tiene una torre campanario de escasa altura, construida posteriormente. El interior de la iglesia, se engalana con un altar de detalles neogóticos, sencillo, interesante, pero precisa restaurarse. Guarda muchas imágenes importantes de arte colonial, quizás los más notables sean las imágenes del Cristo negro y el Jesús Nazareno, el segundo una escultura de vestir que aún conserva su corona, es urgente que las autoridades logren tomar medidas de seguridad para protegerlo.
Festejando al Cristo negro
La feria patronal se lleva a cabo el 15 de enero, los preparativos inician meses antes, con las acostumbradas novenas, donde participan feligreses de varias de sus aldeas. Son varias familias en las aldeas, las que ofrecen rezos y por supuesto celebran “velorios”, esos casi siempre concluyen tarde de la noche, compartiendo comidas y bebidas.
A estas festividades religiosas se suman los vecinos inmediatos de San Juan–Guarita, esté último se desprendió de Guarita en 1921 al parecer por algunos impasses ejidales, tan oscuros y complicados, que a la fecha los límites entre ambos municipios no se han definido. Resulta incomprensible cómo dos cascos urbanos, únicamente separados por una calle, hermanados por sus tradiciones, hayan demostrado incapacidad para echar andar proyectos que permitan cohesión. San Juan Guarita, aparte del entusiasmo de algunas de sus autoridades y la nueva construcción de un enorme palacio municipal, no da señales de progreso. Pareciera que el incipiente adelanto, terminará en Guarita. Devolverle el sentido de identidad y el orgullo de pertenencia, son tareas pendientes, pero son las autoridades las que deben incentivar una imagen atractiva de cada municipio. Quizás el próximo año al festejarse los primeros 100 años de San Juan Guarita, se puedan visibilizar una serie de proyectos de desarrollo que permitan mostrar su riqueza cultural, sus encantos ecológicos y por supuesto buscar opciones posibles para frenar la vertiginosa inmigración.
Guarita: una plaza comercial significativa
La mayor parte de los pobladores, practican en su mayoría una agricultura de subsistencia que se basa en la producción de maíz y frijoles, aunque parte de sus tierras se ocupan para la explotación ganadera, igual se realizan sembradíos de café en menor escala. El rubro comercial, sigue siendo revelador a pesar de las crisis cíclicas que provoca la caída de los precios del café. En la mayoría de municipios lindantes con la susodicha frontera, destaca la participación de numerosas -agencias- con diversos proyectos, más de asistencialismo. Es perentorio plantear políticas de integración municipal, ya que las problemáticas son similares. Hace falta mayores compromisos con el cuidado de los bosques, las fuentes de agua y porque no establecer iniciativas para empezar a gestionar una Casa de la Cultura en cada jurisdicción. Es preciso poner en valor una serie de sitios turísticos, que podrían generar importantes beneficios a cada municipio. Si bien es cierto, la carretera que desde San Marcos de Ocotepeque conduce hasta San Juan Intibuca, ya tiene un sector importante construido, donde destaca su alta calidad, fue un grave error dejar a Guarita y a San Juan Guarita al margen, sin duda es absurdo.
Frágil memoria colectiva
A la fecha varios pobladores recuerdan los episodios de la guerra entre Honduras y El Salvador, durante julio de 1969. “Los invasores cuscatlecos durante su permanencia en esta región saquearon todas las viviendas dejándolas completamente vacías, se llevaron ganado, bestias, cerdos, gallinas, perros, piedras de moler, víveres etc., quemaron el archivo municipal, saquearon los negocios locales dejándolos al pueblo en completa miseria”. 1
Guarita, fue uno de los municipios que sufrió irreparables daños, numerosas familias salieron huyendo, otras perecieron, archivos e imágenes religiosas de mucha importancia fueron destruidas e incluso robadas.
Recientemente se cumplieron los primeros 50 años del conflicto armado, pero en ninguno de los pueblos fronterizos se hicieron jornadas reflexivas, o al menos foros para conocer mayores detalles de los protagonistas. Sería pertinente y aún se está a tiempo de recopilar imágenes del evento, lo mismo que documentar relatos de los participantes, de lo contrario se pierden en el tiempo.
Murales e indiferencia
Perteneció a Don José Expectación Navarro, nacido en Guarita en 1912-2002. Maestro empírico en Cololaca y secretario municipal por muchos años. Ya jubilado se dedicó a pintar, sin embargo, su obra en papel no perduró. Posteriormente inició la tarea de pintar las paredes de su casa con diferentes murales que abarcaron elementos de la vida cotidiana, e incluso una narración de sucesos históricos, imágenes religiosas, mitos, leyendas etc. Sus trazos empíricos, elaborados con carbón de leña, tierras de colores y pedazos de yeso, satisfacían la necesidad de comunicación de un hombre inquieto.
Junto al fotógrafo Mario Urrutia, tuvimos oportunidad de fotografiar dicha casa en el 2006, igual hicimos gestiones para que el IHAH tomará medidas al menos para proteger el inmueble, sin embargo, no hubo interés. Ahora, en esa misma casa vive uno de sus hijos el maestro Orlando Navarro, igual buscó apoyo para proteger los murales, no hubo respuestas, por lo que, en una medida paliativa, decidió cubrir las paredes con tabla-yeso. Ojalá, y a la fecha, a pesar de las circunstancias todavía se conserven dichos murales.
Es vergonzoso, que ninguna autoridad local, se haya interesado en proteger y difundir la propuesta muralista del maestro Navarro. Sabemos que existen archivos digitales en una Universidad norteamericana, igual algunos fotógrafos e investigadores hondureños conservamos imágenes. De ahí la urgencia de conformar comités con propuestas de conservación y difusión de lo local. Situación similar, enfrentan muchos archivos municipales en diferentes rumbos del país, con raras excepciones. La mayoría de archivos municipales, están abandonados, en parte porque los pobladores no logran comprender su importancia.
Ritos agrícolas
En varias comunidades de Guarita y alrededores, sus habitantes acostumbran a realizar “bendiciones de las semillas”, mismas que posteriormente serán utilizadas para sembrar. Especial interés tiene la aldea de Terlaca, donde el primero de mayo el sacerdote celebra una misa para bendecir los granos, igual las familias hacen ruegos para que llueva, velaciones por las cosechas, ofrecimientos, sin faltar las promesas para los santos.
Folclor
Varios personajes han destacado en Guarita, en diversos campos, sin embargo, con gratitud y admiración incluyo en esta edición, textos recopilados por Juan Ramón Rivera y Jesús Orlando Navarro. Parte de esa riqueza de tradición y leyenda en Guarita y alrededores, también fue recopilada y divulgada a mediados del siglo pasado, por el ilustre hondureño Jesús Aguilar Paz.
El Gritón
Según se ha venido contando de generación en generación en Guarita y sus alrededores, al atardecer y por las noches se escuchaba un grito muy agudo y desconsolado que a cualquiera le ponía los pelos de punta, este se le atribuía a un personaje que llamaban el gritón, sospechándose que el ejecutor de tan hondo lamento era el espíritu del partideño, quien no podía descansar en paz, debido a los entierros que había dejado en el cerro La Botija y en el de La Divina Pastora.
El Caballero de medianoche
También es muy común escuchar comentarios entre los vecinos a cerca de un personaje que cruza las calles, especialmente las de El Calvario, el centro y la Ermita, el cual se escucha desde el interior de las viviendas, el ruido de una bestia que le truenan los herrajes en el empedrado y resopla como si fuera bien cansada, algunos dicen que hasta han visto chispas, que salen del tropiezo de las herraduras con las piedras. La gente dice que el caballero es el diablo y que anda montado en una mula que es una mujer mala.
Hay otros seres que también constituyen parte de nuestra riqueza cultural y que aún las abuelas hablan a sus nietos para lograr que se duerman temprano, entre ellos está el cadejo que es un ser bueno y cuida a los caminantes. El cadejo negro que es el malo, es la representación del espíritu maligno, el duende, el padre sin cabeza, la gallina con pollos que salía a media noche y en honor a ese suceso a la quebrada se le llama quebrada de la gallina.
La Siguanaba de La Joya
Según cuentan los pobladores de más avanzada edad que aún viven en esta comunidad, Guarita y San Juan Guarita, anteriormente no tenían agua potable, se abastecían de este vital liquido de dos pilas existentes para ambos municipios era una enorme pilona, que aún existe en el municipiode San Juan Guarita y la otra pila de la joya, que actualmente está en abandono en nuestra cabecera municipal, como en ese tiempo eran demasiadas mujeres las que se apersonaban en la joya, para llenar sus cantaros y otros trastos, y el agua era bastante escasa, ahí habían peleas, insultos, empujones y por supuesto muchos cantaros rotos.
Debido a esto, algunas personas decidían ir por las noches o en horas de la madrugada para no verse en problemas, pero lo extraño que al llegar al lugar se encontraban con un raro personaje lavando ropa de aspecto mujer y con muchas tetas, cabellera despeinada, grandes colmillos y de aspecto aterrador que con sus macabras risas los hacia retroceder del miedo, a la cual le llamaban la sucia o Siguanabana. En cuya carrera rodaban cantaros y mujeres que no volvían a ese lugar en altas horas de la noche.
De las recopilaciones del maestro Orlando Navarro, comparto lo siguiente.
“Guarita, encierra costumbres y tradiciones que forman parte de lo cotidiano, por ejemploen el área rural se acostumbra hacer pedimentos para solicitar la mano de la muchacha para matrimonio, en las bodas se llama a los invitados en una mesa grande y los novios se ubican en un lugar decorado con petate llamado tálamo, también se acostumbra que, al responder positivamente a un pedimento, se da plazo de ocho días, y si pasa de ese plazo la respuesta será que no, igualmente se acostumbra que la novia se queda ocho días en la casa de sus padres antes de irse con el esposo. En las bodas se acostumbra a dar tamales, pan, sopa de gallina en arroz, cerdo o gallinas horneadas.
Algunas creencias siguen vigentes como; utilizar las fases de la luna, para sembrar o aserrar madera, hacer cruces con ceniza para evitar los huracanes, regar casas con agua bendita para ahuyentar los malos espíritus, colocar ajos, herraduras y ruda para atraer la “buena suerte”. Cuando un árbol no da cosecha, se cree que pegándole con un lazo o colgándole objetos en las ramas, puede dar frutos. Es incorrecto barrer de noche, aún creen que las mujeres embarazadas primerizas pueden curar sobando las descomposturas, los pujos de los niños tiernos, Aun se considera que algunas personas tienen vista fuerte y son capaces de “ojear” y para evitar impases, lo ideal es colocarles una cinta roja.
En épocas anteriores Guarita tuvo mucha incidencia en la música, había violinistas, mucha fama alcanzó el grupo musical que acompañaba las celebraciones de la iglesia o los actos litúrgicos durante la semana santa. Tanto que, con el tiempo, algunos de esos grupos amenizaban eventos en los pueblos aledaños e incluso en pueblos del vecino país. Con especial afecto se recuerda al Monseñor Villanueva y el sacerdote Navarro, su pasión por la música entusiasmo a muchos jóvenes, que al final terminaron organizando bandas incidentes en otras regiones del país.
Como he señalado anteriormente, la estratégica ubicación de Guarita, sus entornos naturales, su legado histórico y la puesta en valor de numerosos sitios de interés patrimonial, podrían permitirle mejores derroteros. También es importante acotar que cuenta con talentosos profesionales en diferentes escenarios a nivel nacional.
Agradecimiento a Fredy Enríquez y Mirna Rosibel Reyes, amables anfitriones.
Tambla, diciembre, 2019
*Rubén Darío Paz. Se desempeña como Director de Gestión Cultural en el Centro Universitario Regional de Occidente – Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Docente investigador en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán en la ciudad de Santa Rosa de Copán. Historiador, egresado del doctorado de Antropología Cultural en la Universidad de Salamanca, España. Ensayista y fotógrafo. Es miembro de Número de la Academia de Geografía e Historia. Correo rubenga1934@yahoo.comTeléfono (504) 8902-7049