Por Juan Ramón Martínez
Desde el momento en que conocí a Juan Jiménez Mayor, le dije a Wong Arevalo, que la misión fracasaría. Cuando me pidió la lógica de mi predicción, le dije que radicaba en la personalidad del vocero Jiménez Mayor. Respondió que habían hablado y que le parecía simpático, inteligente, y con enormes conocimientos jurídicos. Le referí que en una cena, con los miembros de la Misión, a iniciativa de la embajadora de México, me había causado la peor de las impresiones. Le conté que se levantó en forma mal educada, cuando la cena era en su homenaje y con el fin que nos conociéramos, como estaban haciendo con otros formadores de opinión. Le agregué a Wong Arévalo que, el resto de los miembros de la Misión fueron muy educados y muy respetuosos con Honduras. En cambio para Jiménez Mayor, la misión tenía un carácter colonial; al fin y al cabo para el virreynato de Perú, Centroamérica era nada. Y que aquí, todo estaba por hacerse y rediseñarse. Ademas él sabía, desde antes de llegar a Tegucigalpa quiénes eran los buenos, sus aliados. Y los malos a combatir. De forma que sus conclusiones eran muy sencillas: había que elevar el prestigio de la Maccih, de sus miembros, antes que fortalecer las instituciones hondureñas. De allí, la arrogancia de sus declaraciones y sus planes para derribar de raíces el árbol de la corrupción.
Esta concepción imperial, la trasmitió a su sucesor. Y ha continuado con los extranjeros que han venido a un país de conquista, buscando descubrir el océano Pacífico, forjando discretas alianzas con los enemigos del régimen. Porque este, en vez de aliado, -con los defectos que todos conocemos-, poco a poco, lo fueron haciendo sentir que, la Maccih estaba diseñada para operar en contra de su estabilidad, fortaleciendo a sus enemigos reales o potenciales. Es tan cierto que, en un error tácticamente incomprensible, escogieron al Congreso Nacional como su enemigo. El fin no fue sanearlo y mejorarlo, sino que hacerlo desaparecer, para que el sistema institucional pudiera funcionar sin Congreso. O que, como en el Perú, disolverse y elegir uno nuevo, siguiendo las instrucciones de los expertos de Almagro. Por eso, en los ataques a los diputados -muchos de ellos en efecto, poco honrados y otros, incapaces para rendir cuentas- no hacen diferencias. E incluso quieren que a los señalados como corruptos, no se les permitiera que conocieran de qué se les acusaba. Pasando por alto que, el Fondo Departamental, un modelo suigeneris, le sirve a los congresistas para hacer política, manteniendo a sus “clientelas”, y trabajando sus activistas. Ignoraron que no podían eliminar al Congreso y tampoco previeron, que la ampliación de su mandato, sería sometido a la consideración de los que habían convertido en sus enemigos. No creo que hubo mala fe, sino impericia de abogados que creen estar por encima de la política. Y que olvidan que la OEA no es, “ministerio de las colonias” sino que un sindicato de gobiernos. Por ello es que Jiménez Mayor termina enemistado con Almagro; pero su sucesor que tiene de político lo que yo de patinador sobre hielo, no corrigiera el rumbo que llevó al peruano a ser una figura inaguantable.
Fuera de estas consideraciones conceptuales, la Maccih, hizo una división entre los hondureños: una facción de los buenos y otra de los malos. Los buenos, los del gobierno de Zelaya -comprometiéndose ingenuamente en la polarización general- no tanto por razones políticas, sino que para llamar la atención. Por ello, el primer error fue el despliegue de fuerzas en contra de Rosa de Lobo. Y el segundo, no prestarle atención a los delitos, de todos conocidos, cometidos por los exministros del gobierno del hombre que soñó, muertos Chávez y Fidel, convertirse en el líder continental de la izquierda. El caso de Flores Lanza, nunca se mencionó.
Estas dos consideraciones, la imperial y la colocación de la política por encima de la ley, explica la conducta del Congreso. Rescata su carácter de representante popular y pone en dificultades a la Maccih. Que todavía puede salvarse si JOH, para mejorar su imagen, le amplia el mandato, convenciendo al mundo que aquí, existe independencia de los poderes. Pero la Maccih, no será la misma. Inútil para para JOH e inconveniente para Almagro.