Por Boris Zelaya Rubí
Feliz Navidad a todos los compatriotas. Le pedimos al gran Arquitecto del universo que toque los corazones de los que pretenden el poder a cualquier costo, y elimine la maldad de sus retorcidas mentes. “Los sentimientos de perdón y reconciliación son los que deben prevalecer en todos nosotros, solo así vamos a lograr la reunificación de toda la familia hondureña y la armonía social que nos merecemos”.
A lo largo de muchos años los centros penales han sido manejados por los mismos reclusos, donde las reglas son impuestas por ellos, convirtiéndose en escuelas del crimen. Se rigen por códigos de terror y constantemente cometen crímenes entre pandillas, ya sea por el hecho de controlar el poder teniendo los demás internos a su servicio, o emitiendo órdenes de ataque para callar algún testigo de acciones criminales externas, por gente sin escrúpulos que resuelve sus problemas sin importar la vida de cualquier ser humano. Los reclusorios urgen de controles modernos.
Llamamos la atención a los enemigos del gobierno, que pierden su nombre de adversarios políticos, al señalar errores del actual régimen en pro de un mejor orden de cosas, diciendo erróneamente que somos el único país con problemas entre los privados de libertad, existiendo las mismas trifulcas a nivel mundial, aunque como dice el refrán: mal de muchos, consuelos de tontos. Por varios años los privados de libertad han manejado el orden a lo interno de sus reclusorios, por supuesto sin que sea lo correcto, la diferencias entre el tipo de criminales, por el consumo interno de drogas, mensajeros y uso de celulares ocasiona que se formen pleitos entre la pandilla 18, la MS-13, los paisas y otras bandas, que concluyen en reyertas y algunas veces en asesinatos.
Los guardias o carceleros del Instituto Nacional Penitenciario encargados del orden, tienen una formación orientada a esos menesteres sin un salario que compense el riesgo que corren, lo que ocasiona que la tentación por mejorar su situación económica, los haga pecar, al recibir dinero por dejar pasar cualquier objeto cuyo tráfico es prohibido por los reglamentos. Para ellos se deben construir viviendas o apartamentos cercanos al reclusorio y rotarlos cada cierto tiempo para que no se “encariñen” con algún recluso y que ellos y sus familiares no se conviertan en víctimas de extorsión.
No sabemos hasta este momento si existen delegaciones permanentes de miembros de los derechos humanos, quienes sin duda alguna mantendrían la unidad entre los reclusos y vigilarían que se les proporcione toda comodidad posible, sin importar que hayan hecho desaparecer a infinidad de seres humanos cuyo único pecado fue haber trabajado honestamente. Que no se les obligue a picar piedra como en los tiempos de mi General Carías, porque “pobrecitos”, son seres humanos que no tuvieron oportunidades por los “malos gobernantes” que ha tenido el país, según el criterio de algunos sacerdotes, pastores y ñangaritas, así como también la pitonisa poseída por el espíritu de Cleo, nos referimos a la excomisionada.
A los internos, menores de edad, mujeres y hombres que no han cometido crímenes, se les debería permitir realizar estudios o aprender algún oficio, ofreciéndoles reducción de condenas al lograr graduarse en algo que les permita ganarse la vida honradamente al ser reinsertados a la sociedad. Claro que estas transformaciones no son de la noche a la mañana, tienen que llevarse a cabo bajo la supervisión de expertos extranjeros en conjunto con nuestras autoridades carcelarias una semiprivatización temporal.
Posteriormente y dependiendo del delito, como lo hacen en otros países, se les podría colocar en el tobillo o en la muñeca un control electrónico GPS, mientras se les condena, bajo la responsabilidad del abogado y con la fianza respectiva. Por supuesto que se deben seguir construyendo internados, para aquellos que caigan en actos de vandalismo inducidos por los émulos de Castro, Maduro y Ortega que no hay duda quieren ese tipo de paraísos para todos los hondureños.
El día del tan anunciado y amenazante “paro nacional”, podremos enjaular a los incitadores mientras se termina este período gubernamental y pierden las elecciones catastróficamente la pacotilla de izquierda.
De rodillas solo para orar a Dios.