Conmoción, dolor, impotencia y dudas afloraron el martes 24 de diciembre entre unas 3,000 personas al visitar a sus parientes privados de libertad en el Centro Penitenciario Nacional de Támara, Distrito Central, Francisco Morazán.
Desde las 10:00 de la mañana hasta las 3:30 de la tarde, los parientes estuvieron al lado de sus seres queridos que por razones legales están guardando prisión. “Yo vine a las las 4:00 de la mañana desde la montaña de Monchagua (El Paraíso), a hacer estas grandes colas (filas) para ver a mi hijo (Ever Alexander Cruz Díaz)”.
A doña Lourdes Geraldina Díaz no se le cumplió el sueño de abrazar a su hijo, debido a las medidas penitenciaras de no permitir el ingreso de cualquier alimento. Con su rostro curtido por el sol, sudada del calor, la señora Lourdes Geraldina salió nuevamente cargando la provisión compuesta de papel higiénico, queso, mantequilla y tortillas.
MEDIDAS ESTRICTAS
Ella no supo de las medidas estrictas que impuso el Instituto Nacional Penitenciario (INP) de solo ingresar algunos alimentos, por lo que tuvo que regresar a su tierra natal con sus “maletas” de comida que eran destinadas para su hijo.
Díaz no pudo cumplir su deseo de abrazar a su ser querido y entregarle unas rosquillas, dos tamales y una camisa. El hijo de doña Lourdez Geraldina Díaz está privado de libertad en el módulo de máxima seguridad, al ser considerado peligroso para los demás internos, cumpliendo el castigo por un delito de extorsión.

Igual que doña Lourdes Geraldina, muchas fueron las madres que hicieron su triste esfuerzo de viajar a visitar a sus seres querido. Pero otras humildes señoras sí pudieron ingresar a ver a sus seres queridos, quienes guardan prisión en otros módulos de la prisión.
Muchas personas iban cargadas con alimentos, como sopas instantáneas, torrejas o tamales y llegaron decenas de mujeres, madres, hermanas o hijos de reos a visitarlos.
La fecha era importante, ya que era la Navidad y muchos visitantes solo una vez al año miran a los reclusos. Al final del día, muchas madres, hermanas, hijos o parientes pudieron cumplir su objetivo de visitar a sus privados de libertad.
VÍNCULO FAMILIAR
El lunes anterior, a última hora, las autoridades de la Comisión Interventora del Instituto Nacional Penitenciario, informó que el vínculo familiar es uno de los pilares del proceso de rehabilitación y reinserción de las personas privadas de libertad, por lo que con un registro de los familiares autorizó su ingreso a los centros penitenciarios, luego de cumplir con los requisitos enmarcados en ley.
Se informó a los familiares que los alimentos autorizados para llevar a los centros penitenciarios eran los siguientes: dos piezas de pollo, arroz, puré de papas, dos tomates, dos torrejas, un refresco de tres litros (no oscuro). Y los alimentos debían ser almacenados en recipientes transparentes o desechables.

Al menos seis de las cárceles del país han sido ocupadas por agentes de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) que integran la Comisión Intreventora.
Las fuerzas del orden atribuyen la responsabilidad de las matanzas en el penal de Tela, Atlántida y El Porvenir, Francisco Morazán, a grupos del crimen organizado que buscan evitar la intervención de las cárceles.
Los motines son frecuentes en el sistema penitenciario de Honduras, considerado por organizaciones internacionales y de derechos humanos como una “bomba de tiempo”, por el hacinamiento y otras condiciones precarias en las que viven los internos.