Para que la juventud conozca de los personajes folklóricos que deambulaban por las calles de Tegucigalpa, y que yo conocí cuando su población no pasaba de 250,000 habitantes, que se les conocía por sus apodos; en las instalaciones de la Policía Nacional, en el segundo piso estaban los retratos, en su mayoría pintados por don Carlos Zúniga; los cuales se quemaron en el incendio de esa institución, en un fallido golpe de Estado contra el presidente, doctor Ramón Villeda Morales.
CAMARITA: Un hombrecito pequeño que tenía su andar peculiar y que andaba por las principales calles de la metrópoli.
GALLO: Era un mecapalero, un hombre con una fuerte constitución, que hacía traslado de enseres de casa, que usaba un bambador, se echaba en sus espaldas un piano de cola.
MOTEON: Otro hombre de contextura muy fuerte que se llevaba en el mercado Los Dolores, no se le conocía de qué vivía.
ROMA: Una señora que se creía que era nicaragüense, se vestía de blanco con un cordón en la cintura que parecía una monja, recorría las calles de Tegucigalpa y cuando le preguntaban para dónde iba decía: para Roma, y de allí le vino el apodo.
PATA DE YUCA: Un joven que tenía un pie deforme y torcido, que pasaba en el parque Central o Morazán; los jóvenes lo molestaban diciéndole: Pata de yuca y este siempre andaba una bolsa con piedras para agarrarlos a pedradas.
MAMARACHO: Un profesor de cultura física que andaba en un caballo blanco, vestía uniforme militar, con charrateros, un sombrero (quepi) con plumas blancas.
TOMA TU TETA: Una mujer que se llevaba bañando por el campo Motagua, en el río Choluteca, que se bañaba con las tetas de fuera, dos largas tetas, cuando la molestaban decía “tomá tu teta” y se las agarraba para echárselas a los hombres del malecón del barrio El Jazmín, era frecuente que los jóvenes la fueran a mirar.
QUINCHO: Un señor de muy buena familia que siempre se vestía de color blanco, él se había dejado crecer la barba que le daba a la cintura, era de color blanca; las muchachas se la jalaban, (parece que era muy enamorado); también siempre andaba un bastón.
PACO TERCERO: Un hombrecito de contextura delgado, detective (oreja) del General Tiburcio Carías Andino, era el terror de los jóvenes, porque andaba recogiéndolos para meterlos al servicio militar obligatorio.
CLEOFE: Era un joven con un ojo virado, de contextura fuerte, que recorría las casas de Tegucigalpa, se ofrecía para hacer mandados, que nadie le daba por su chifladura.
LA PERRA ÑATA: Un enano homosexual, de fuerte constitución, que también se llevaba por el Barrio Abajo, Los Dolores y La Concordia.
LA MARUCA: Un homosexual que andaba vendiendo ropa interior para mujeres, y decía: va a querer tapa pan; tenía un andar cadencioso y los jóvenes lo molestaban mucho.
CON CUÁL ME LIMPIO: Era un señor bien vestido, de tamaño pequeño, que casi siempre se hacía acompañar del brazo de su esposa, una señora elegante, de cuerpo esbelto o sea bien agraciada para él, en su caminar movía los brazos para adelante y para atrás; por esa razón le clavaron “Con cuál me limpio”.
PATACHÓN: Un señor de origen español, bajito y gordito, que vendía sorbetes que él fabricaba de diferentes sabores de frutas, también hacía sus conos (barquillos), andaba por el centro de Tegucigalpa, costaba L. 0.05 y L. 0.10 centavos, creo que se llamaba Elidio, y tenía un estribillo que cantaba: “el que no me compra le voy a regalar”.
QUIÑÓNEZ: Un señor que vendía y preparaba un refresco de frutas que se llamaba “quiñolada”, este en una carreta se apostaba a un costado del parque La Merced.
MANTECA: Un joven de una buena constitución, en su tiempo fue boxeador, vendía unas empanadas parecidas a los pastelitos de perro, solo que más grandes; costaban L. 0.10 centavos, iba al Estadio Nacional o al parque de béisbol a vender su producto, tenía un pulso formidable porque de un solo los tiraba a las filas de arriba o al centro de las gradas del Estadio.
Creo que no se me queda ninguno de los personajes folklóricos que conocí.
Hermann M. Reichle V