Los tradicionales pichingos elaborados para fin de año, por los pobladores de las aldeas, colonias y ciudades hondureñas, se observan desde hace varios días en las calles, junto a sus creadores, quienes aprovechan para pedir “las pascuas” a conductores y peatones.
La tradición reúne a numerosas familias previo al Año Nuevo, justo después de las 11:00 de la noche del 31 de diciembre, en diferentes puntos acordados para observar la quema de los monigotes. Años atrás, a los muñecos de papel periódico se les colocaban “cohetillos” en su interior, pero luego que la Alcaldía Municipal del Distrito Central prohibiera la venta y uso de pólvora, se optó por fabricarlos sin los explosivos.
Unos de los pichingos más populares, se exhiben en la salida al sur de Comayagüela y su fabricante, Luis Lagos, destacó que preparan desde hace varios días un trabajo “especial” para reunir a las personas que quieran asistir a la quema y disfrutar de un momento grato.
Expresó que sus monigotes simbolizan diversas situaciones de los momentos que pasan los hondureños.
UNA TRADICIÓN FAMILIAR
“Es una tradición que inició mi tío, hace 20 años, y nosotros la seguimos compartiendo”, comentó Luis, mientras le daba los retoques finales a los fantoches de papel y cartón, colocados a la orilla de la carretera.
“Siempre buscamos inspirarnos en los mandatarios y políticos de nuestro país, es una forma amena y saludable de poder protestar, porque no dañamos a nadie”.

Luis agregó que “podemos reclamar de alguna forma esos derechos que tenemos, que son los combustibles y la energía eléctrica, que siempre van en aumento y mes a mes le suben y a ellos no les importa si la gente puede o no puede pagar, pero tienen que pagar y de donde sea tienen que pagar ese dinero”.
En varios puntos de la capital y zonas aledañas, los pobladores exhiben los fantoches que simbolizan la despedida del año viejo y que a algunos les sirve para protestar, de una forma creativa, contra de las cosas negativas experimentadas durante los meses pasados.
::: DATOS
Autoridades municipales advirtieron que los muñecos que contengan pólvora en su interior serán decomisados, por lo que se espera que la población los fabrique sin explosivos, para evitar que menores o adultos resulten quemados.
EN ALDEA
PICHINGOS SON DESAHOGO SOCIAL
En la aldea Apataná, localizada en el kilómetro 30 de la carretera al sur, el joven Denis Montoya recreó de forma ingeniosa las protestas y marchas sucedidas en las afueras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), con la presencia de encapuchados y políticos.
Otros, con menos tiempo, optaron por elaborar los típicos pichingos de papel, con el rostro dibujado, vestidos con pantalones, camisas y zapatos viejos que los vecinos de barrios y colonias les regalan.
