AÑO NUEVO, TRABAJO Y MAQUILAS

ZV
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2 de enero de 2020
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01:00 am
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AÑO NUEVO, TRABAJO Y MAQUILAS

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

DISPUSIMOS reincorporarnos al trabajo, después de tomar un día de descanso el 31 de diciembre, aunque la otra mitad de los trabajadores –del sector oficial– sigue de vacaciones. Así que hasta el lunes vamos a intentar nuevamente las gestiones a ver si entregan los paquetes online que debieron salir antes de la Nochebuena. Y después del Día de Reyes, nuevamente indagaremos si algo apareció de los encargos que están retenidos –más de año– desde la Navidad pasada. Por mientras, los burócratas continúan disfrutando del prolongado puente de asueto concedido –a cuenta de vacaciones– el 23, 24, 26, 27, 30 y 31 de diciembre y el 2 y 3 de enero del 2020. Para que la gente vaya despabilándose y sacudiéndose la pereza, la Comisión Reguladora de la Energía Eléctrica (CREE), como regalo de Año Nuevo, confirma “que las tarifas de energía eléctrica tendrán una alza promedio del 2.9%, para el primer trimestre de 2020, aumento que afectará a 1.8 millones de abonados a nivel nacional”.

Pero aquí hay una buena noticia. El director regional de la Asociación de Maquiladores informó que “el sector de la maquila cerró el año 2019 con un crecimiento del 12% en las exportaciones hacia Estados Unidos y otras naciones de Centroamérica”. Enhorabuena. No nos cansamos de decir que los maquiladores no solamente contribuyen a crear fuentes de trabajo en forma masiva sino que lo que exportan representa un fuerte componente de las divisas. El sector opera gracias al sistema de franquicias, que permite a la industria traer del exterior su materia prima, transformarla en artículo acabado, y reenviarla a los mercados del exterior. Gracias a su aporte a la economía –unos 165,000 empleos permanentes y los 35 mil millones de lempiras que pagan en salarios– reciben del Estado beneficios que no tienen otras empresas del sector formal. Realiza negociaciones aparte en lo que respecta al salario mínimo y además no está exenta de obligaciones laborales que pesan sobre el resto del sector empresarial. Sin embargo hay que admitir que, por lo general, proporcionan salarios aceptables y buenas condiciones de trabajo a sus obreros. Recientemente, los empresarios de la industria maquiladora suscribieron un acuerdo con el gobierno que les garantiza mayores seguridades. Ojalá ese acuerdo contemple que de ahora en adelante solo permitirán que se introduzca libre de gravámenes la materia prima que ocupa para su operación. Y que compren lo que perfectamente pueda adquirirse en el mercado local. Ya que trabajos también dan las empresas y los comercios que pueden proveer esas necesidades y que no gozan de las dispensas para la comercialización y elaboración de sus artículos.

Si bien el sector maquilador es importante y ocupa de cuidado y de protección, los empresarios socios de esa actividad deben ser solidarios con sus otros compañeros empresarios de la localidad favoreciendo, hasta donde no afecte su operación exportadora, lo hecho en casa. A veces, los empresarios de la maquila, por ser un sector que da indiscutible beneficio al país, presumen que operan como enclave de la geografía nacional; que no ocupan de imagen institucional, porque no venden localmente, por lo que no se promocionan institucionalmente ni se proyectan socialmente. Pocas veces –a manera de integrarse al país y demostrar su espíritu de identidad nacional– se ve que la industria patrocine campañas cívicas que alienten el fervor patriótico de los hondureños, o para elevar la autoestima, o el ánimo decaído instigador de esta atmósfera de pesimismo que se padece. Un clima pesado de desánimo que no fomenta la productividad, incluso que conspira contra la eficiencia de los mismos trabajadores que emplea ese sector. Bien podrían –para mostrar afecto al país y agradecimiento al sistema de privilegio que les permite operar– promover campañas de exhortación a los valores y de aprecio a lo hondureño. O de los atractivos turísticos, y la promoción de inversiones. O para concientizar a la ciudadanía, a propósito del incremento a las tarifas de la luz, al ahorro de recursos caros –como el energético– que el país no tiene y se dilapidan.

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