Endeble sistema penitenciario nacional

OM
/
6 de enero de 2020
/
12:27 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Endeble sistema penitenciario nacional

La necesidad de neutralizar la infodemia

Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

Por enésima vez, nuestro sistema penitenciario enloda y enluta a nuestro país con un patrón de violencia y muerte desnaturalizada calcado desde hace años y, retratando lo ineficiente y endeble que se ha vuelto la capacidad administrativa del Estado para la correcta dirección de los diferentes centros de internamiento de menores infractores, correccionales de detención, etc., distribuidos a lo largo y ancho del país en una treintena de establecimientos con pomposas denominaciones, desde presidios, centros penales, granjas penales y las afamadas cárceles de “máxima seguridad”.

Es claro que no se trata de un problema nuevo, tiene larga data, marcada con la misma problemática de incapacidad administrativa, corrupción escandalosa, tolerancia, complicidad, amiguismo, y marginamiento, y sobre todo de un hacinamiento espantoso que enferma y contamina, es más se escucha y lee con sarcasmo que son escuelas avanzadas del crimen, en el sentido que el recluso que es liberado sale corregido y aumentado en su proceder antisocial.

Por supuesto, cabe y debo destacar que los diferentes gobiernos a su especial manera han tratado de encontrar soluciones a este problema social, iniciando acciones con la construcción de una penitenciaría central en 1883 y posteriores normas legales para regular la organización, administración y funcionamiento de las instalaciones de corrección penal, enfocadas en dos grandes áreas, el castigo al infractor y la rehabilitación de este, destacando entre ellas el decreto número 173-84 de octubre, 1984, que contempla en expresar disposición la norma de asignar a la pena de privación, una finalidad referida a la rehabilitación gradual y su posterior reinserción al contexto de la sociedad.

Como podemos ver, no está fácil el encontrar soluciones, pero peor es no intentarlo, y es aún asombroso encontrar datos históricos que registran la problemática, como los eventos trágicos en 1998 que sonaron fuertes alarmas respecto a la necesidad de prestar una mayor atención al sistema penitenciario nacional, si recordamos en esa época se calificó por primera vez como “Crisis del sistema carcelario”, obligados en parte por sendos problemas de incendios, revueltas y fugas de peligrosos delincuentes. Qué decir del evento trágico de la granja penal en Comayagua.

Las comparaciones son odiosas, pero en esa oportunidad a reacción de los entes gubernamentales fue casi lo mismo, por ejemplo en su reacción la más importante acción fue la de asignar a la Fuerza de Seguridad Pública (la FSP, Cuerpo Policial de esa época) apoyada por las Fuerzas Armadas, y entregando gradualmente la dirección de unos 24 centros penales bajo la dirección y autoridad de oficiales profesionales de la FSP, con la visión de contener y solucionar los ingentes problemas del sistema carcelario en un momento que la misma FSP estaba inserta en un proceso de transformación con una junta de traspaso que conducía al ente policial a la egida del poder civil.

Hay evidencias que se ha intentado la búsqueda de soluciones, tanto del actual como de recientes gobiernos, en especial en los últimos 10 años se destacan hechos en la legislación, administración y controles en el sistema, se ha obtenido incluso la atención y apoyo de organismos e instituciones internacionales, hasta con financiamiento para mejorar el sistema incluida la construcción de centros que ponderen la persona humana recluida, podemos mencionar la sustancial inversión en la construcción de centros de detención con medidas y equipos sofisticados que maximicen la retención y aislamiento del antisocial capturado, procesado y sentenciado.

En el recorrido en la búsqueda de soluciones se han escuchado un sinnúmero de propuestas de solución algunas descabelladas y otras sensatas se sugiere: que deben mejorarse las instalaciones, construir centros de detención en lugares remotos y de difícil acceso, otros sugieren que hay que privatizar el sistema, que hay que aliviar las cárceles con los aros electrónicos para algunos reos, agregar trabajos forzados al reo, en fin una variedad de soluciones de buena fe, pero que redundan en las consecuencias no en las causales, con ello terminaremos en lo mismo un fallido y cada vez más peligroso sistema penitenciario.

Hoy, destaca en esta encrucijada social de seguridad nacional, el actual gobernante, misiona a las Fuerzas Armadas para que puedan solucionar y rescatar el precario sistema, agravado con la penetración y empoderamiento de organizaciones criminales dentro de las cárceles, ojalá y resulte esta medida, en especial interrumpir esa conexión de violencia y criminalidad engendrada en sus descuidados recintos “supuestamente controlados”.

Es recomendable trabajar en algunas causales no atendidas pero endémicas

1. El hacinamiento

2. La marginalidad del detenido

3. La tolerancia en la atención al detenido. Debe regularse el contacto físico con sus visitas

4. La corrupción, que no es solo de los custodios y administradores se inicia desde el sistema procesal, ejemplo la cantidad de reos sin condena

5. Inadecuado sistema de perfilar al reo, no sabemos ni a quién tenemos detenido, no basta un nombre y sus generales, hay que tener su perfil psicopatológico

6. De dónde viene, qué entorno tuvo en su desarrollo como person.

7. Procurar un balance en sus derechos humanos y restricciones del castigo

Más de Columnistas
Lo Más Visto