Lulu y Nana

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8 de enero de 2020
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12:02 am
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Lulu y Nana

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

Son un par de bebés gemelas, nacidas en China en octubre de 2018; en el óvulo fertilizado que les dio origen, había un gen mutado, heredado del padre, que las hacía susceptibles a contraer VIH. Sin embargo, desde 2012 se conoce una técnica denominada CRISPR que permite editar genes, es decir, cambiar su secuencia y, así impedir su expresión. CRISPR, en esencia, es un mecanismo de defensa que tienen algunas bacterias para combatir los virus que las infectan. Desde entonces, los biólogos moleculares han desarrollado muchas aplicaciones para modificar bacterias y otros patógenos, haciéndolos menos dañinos para plantas, animales y humanos; también para mejorar los cultivos de los que nos alimentamos y para experimentar con animales.

Considerando que, más temprano que tarde, no iba a faltar quien cediera a la tentación de aplicar esta maravilla a los humanos; casi desde el principio se creó un Comité Internacional en Edición Génica en Humanos, con el fin de vigilar las potenciales actividades en la materia. Después de todo, durante décadas, el sueño dorado de los genetistas había sido encontrar algún mecanismo para eliminar los genes simples deletéreos para los humanos, o al menos su expresión y así evitar numerosas enfermedades hereditarias. Estos genes fueron catalogados por el Dr. Victor McCusick de la Universidad John Hopkins University, en un volumen que, de 1943 a la fecha, recopila más de 5 mil entradas.

En la víspera de la Cumbre de Edición de Genoma Humano, celebrada en noviembre de 2018 en Hong Kong, el Dr. He Jiankui de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shenzen, China y sus colaboradores, anunciaron el nacimiento de Lulu y Nana, cuya célula germinal, obtenida mediante técnicas de reproducción asistida había sido editada genéticamente por ellos para eliminar la susceptibilidad al VIH, y luego implantada exitosamente. Además, había un tercer bebé, logrado mediante los mismos procedimientos, a nacer en mayo de 2019.

La noticia de He sacudió a la comunidad científica internacional y desde el primer momento, despertó el interés de una audiencia de 1.8 millones de observadores. Al finalizar el evento, el comité organizador firmó un manifiesto condenando el trabajo de He y declarando una suspensión a cualquier nuevo ensayo clínico en edición genómica germinal en humanos. Trece meses después, He Jiankui ha sido sentenciado por las autoridades de China, a tres años de prisión y una multa de 3 millones de yuanes, alrededor de 430 mil dólares; sus colaboradores también, con sentencias menores. Ellos se declararon culpables durante su juicio, que no se condujo públicamente “debido a la privacidad personal de los involucrados”. Además, se les prohibió conducir futuras investigaciones en materia de tecnología de reproducción asistida.

Los fiscales encontraron que los acusados violaron a sabiendas, las regulaciones nacionales y los principios éticos al conducir edición genómica en medicina de reproducción asistida, cuando no estaban calificados para trabajar como médicos. Pese al intento de He por justificar la edición génica, su investigación no ha recibido apoyo de la comunidad científica. Además, el equipo de He no fue capaz de cortar el gen de susceptibilidad en el lugar preciso, lo que implica que la salud de los bebés sigue siendo muy cuestionable.

Además, hay aspectos éticos en la edición génica de línea germinal que fueron ignorados. En marzo de 2019. Eric Lander, Feng Zhang y otros colegas, llamaron a una moratoria en la edición génica de línea germinal en humanos, escribiendo un comentario que se publicó en la revista Nature. En octubre de 2019, una edición especial de The CRISPR Journal se dedicó a los aspectos éticos de la edición génica.

Desde enero de 2019, He fue despedido de la universidad donde laboraba. La Corte del Distrito Popular respectivo en China, declaró en su veredicto que: “los actos de He y sus colegas se llevaron a cabo “persiguiendo ganancia y fama personal y han perturbado seriamente el orden médico”. Es así como la propia comunidad científica regula a sus miembros, los Comités de Ética están facultados para prohibir de por vida a los involucrados en estas faltas y para denegar financiamiento a estas y otras investigaciones no autorizadas o sobre las que se han declarado moratorias”. El científico loco, sigue siendo una creación romántica de la literatura y el mercadeo.

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