Por Adán Hilario Suazo Molina
Coronel de Aviación (Retirado)
Considero que la inmensa mayoría de las personas que habitamos la tierra, vivimos maravillados con nuestro planeta, una obra maestra que el divino creador nos ha concedido, nada igual se ha encontrado en el inmenso universo hasta ahora conocido. El ser humano, situado en la cúspide de las especies con las que coexistimos, es quien ha moldeado a su conveniencia este sistema que denominamos civilización, en un proceso evolutivo fascinante.
Pero no todo ha sido fácil, el hombre mismo, plagado de sentimientos e imperfecciones, ha mantenido una expectativa de: poder, ambiciones y rencores que sobrepasan muchas veces nuestros estándares aceptados. La lucha por imponer el poder a través de la fuerza es ancestral; así pues los cromañones eliminaron a los neandertales y comenzaron a imponer su voluntad, esto se mantiene en nuestro ADN, podemos contabilizar, una tras otra, las guerras y conflictos por todo el planeta, cada vez más violentos, el crecimiento de la población y el descubrimiento de inventos y desarrollo tecnológico empleado en las guerras, ha incrementado la barbarie en el ámbito bélico… todo por imponer condiciones, conquistar y doblegar la voluntad del enemigo; de hecho los grandes inventos de la humanidad, han sido impulsados por las necesidades militares. Oportunamente citamos al famoso teórico de la guerra, Carl Von Clauzewitz (1780-1831) definió el fenómeno de forma sencilla y natural: “como un combate singular amplificado, o como la continuación de la política por otros medios”.
Han surgido y fenecido muchos imperios y se han consolidado las denominadas potencias hegemónicas, como producto del desarrollo de los conflictos, hasta llegar a la actual situación; ahora se ha modificado el escenario, se denominan estos motivos bélicos de otra forma… nuevas amenazas: terrorismo, crímenes cibernéticos, guerras proxis, fundamentalismo religioso, narcoterrorismo, blanqueo de activos, piratería marítima, narcotráfico, trata de personas, crímenes ambientales, etc. Al final se redondea en lo mismo, los poderosos imponiendo su voluntad, garantizándose el acceso a recursos estratégicos o tratando de controlar los brotes antisistema que contravengan la coexistencia.
Para nadie es desconocida la importancia del Medio Oriente, tanto por su ubicación geográfica, como por la producción de petróleo, cual sigue siendo un elemento muy importante en nuestras vidas. Los Estados Unidos como primera potencia hegemónica mundial y con capacidad probada con su poder militar, capaz de incidir con éxito en cualquier parte del planeta, identificó y definió desde hace muchos años, el grave peligro que representa para el planeta, el desarrollo de capacidades nucleares Iraní; su fanatismo religioso y en particular, el desarrollo de la fuerza élite denominada Quds (guardia revolucionaria), comandada por el general Qasem Soleimani, el artífice y cerebro de todos los tentáculos iraníes de orden terrorista alrededor de la tierra, al grado de designar este personaje en como el centro de gravedad (CG) de Irán. Militarmente un CG es el punto clave de concentración de poder, el cual al ser destruido, disloca la capacidad enemiga, al grado de que les imposibilita una reacción o recuperación inmediata. El haber concretado este objetivo, no es un invento del presidente Trump, o que se haya levantado esa mañana iluminado y por ello se ordenó ejecutar la misión, estas operaciones, obedecen a análisis profundos, estudios y recomendaciones de expertos. Las potencias no improvisan y por lo general, el público solamente conoce el mínimo de la información verdadera, lo que más se comenta y circula son argumentaciones y noticias falsas, lo cierto es que el blanco fue abatido con éxito y con esto, se ha evitado quizá una escalada de terror incontrolable y letal.
Algunas conclusiones podemos sacar de este delicado asunto:
Primero: debemos entender que quienes lideran el orden mundial, por ser las potencias nucleares de máximo desarrollo, son los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (USA, China, Rusia, Inglaterra y Francia) países como el nuestro, solamente deben tener el cuidado de caminar entre los paquidermos, con máxima cautela para no ser atropellado.
Segundo: Son unos 1,300 millones de musulmanes aproximadamente, Suníes y Chiitas, unos más flexibles y los otros fundamentalistas extremistas, pero al final con un solo objetivo, cuál es, que el Islam sea la única religión sobre la tierra, sea por conversión o eliminación de los impíos, a pesar de que ellos parecen irreconciliables, en caso de una escalada bélica mayor, debemos preguntarnos cómo se alinearán.
Tercero: Ante una probable escalada bélica de características globales y apocalípticas, seguramente, nuestra aldea global pasaría a la historia, los reductos humanos sobrevivientes, tendrían la oportunidad, de volver al estilo de vida original: Cazadores-Recolectores, ¡si acaso queda algo que cazar o recolectar!
