“Coyotes” nos mienten, EEUU no deja ingresar a familias con niños

OM
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14 de enero de 2020
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01:44 am
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“Coyotes” nos mienten, EEUU no deja ingresar a familias con niños

Miles de migrantes hondureños que soportan frío y hambre en México, lametan que los “coyotes” les mintieron al asegurarles que les darían asilo si viajaban con sus niños.

MEXICO. – Frustrados y engañados se sienten el 100 por ciento de los migrantes que están en la frontera mexicana, porque los “coyotes” que les cobraron por lo menos 8,000 dólares para cruzar a los Estados Unidos, les aseguraron que conseguirían asilo si viajaban con menores.

Sin embargo, la realidad es completamente diferente para más de 27,000 hondureños que están en campamentos a lo largo de la frontera norte de México, aguantando frío, hambre y en riesgo de ser secuestrados o víctimas de otros delitos por parte de los grupos del crimen organizado que operan en la zona.

“Realmente, a veces pensamos que es fácil, pero no, es muy difícil… Por lo menos, yo no sabía que la gente la estaban regresando para México, si lo hubiese sabido, no me vengo con mi hija y mi esposo, como le digo, uno no se espera esto”, manifestó una migrante capitalina.

La hondureña viajó con su esposo y su niña de cinco años, confiada en que conseguiría asilo en los Estados Unidos fácilmente, porque viajaba con una menor de edad.

La joven madre detalló que los migrantes albergados en la frontera están atravesando una situación difícil, en especial los niños, que sufren experiencias inadecuadas para su edad.

NO ES COMO LO PINTAN

Una desilusión igual vive Reyna Bonilla, una salvadoreña que viajó engañada con sus dos hijas, buscando lo que ella llama el “sueño americano”, sin embargo, en el camino se encontró un muro de frustración y dolor.


“No todo es como te lo pintan cuando sales de tu país, el sueño americano es venir a frustrar tus sueños”, expresó la migrante que desde hace meses está en un campamento de ciudad Matamoros, Tamaulipas.

“Este es un punto bastante conflictivo, donde nos pueden secuestrar y siento que no está tan adecuado para estar albergado, no es un lugar donde nosotros podamos tener a nuestros hijos, es una mala decisión estar en ese lugar, porque nos estamos exponiendo a la inseguridad, a las enfermedades de todo tipo”, declaró Bonilla.

Por su parte, Antonio, un padre de familia originario de Tegucigalpa, manifestó que “la verdad ha sido bastante difícil, nunca nos imaginamos arriesgar nuestros niños, nuestras propias vidas, porque ha sido bastante duro”.

Agregó que, “inclusive donde estamos (Matamoros), experimentamos cosas muy difíciles, es un lugar donde no hay seguridad, los niños sufren, uno no duerme pensando muchas cosas, no hay seguridad”, declaró el “catracho”, quien viajó con su esposa e hijos en julio del año pasado.

Este capitalino y su familia fueron víctimas de secuestro y lo amenazaron, advirtiéndole que si regresaba a Nuevo Laredo lo iban a matar, sin embargo, él tiene que volver a dicha frontera porque ahí tienen la cita con la Corte estadounidense.

“Esto nos causa mucha tristeza a muchos hondureños que no quisiéramos vivir esta experiencia, no somos gente criminal, somos personas que queremos lo mejor para los niños. Yo no quiero estar así, no es lo que nosotros hemos esperado, la verdad que nosotros creíamos que era seguro que íbamos a entrar a los Estados Unidos”, expresó.

Antonio y su familia están esperando tener la tercera cita en la Corte de los Estados Unidos, pero está preocupado porque a todos los solicitantes en la tercera cita les han negado el asilo y después tienen que buscar apelar y esto tiene un costo monetario bastante alto, ya que deben contratar los servicios de un abogado y cuesta por lo menos 3,000 dólares.

María Isabel Jiménez Zúniga.

::: DATOS
Israel, un migrante originario de San Pedro Sula, Cortés, expresó que “aquí se sufre, mi hijo se me enfermó, ya no aguanto más, ya me quiero ir para mi casa, allá aunque sea arrocito con frijoles; la persona que me trajo, me dijo que estaban pasando con niños y era mentira, hay que pensar bien las cosas, para mí no es fácil venir, aunque la vida está dura en Honduras, pero por lo menos uno está mejor allá”.

OLANCHANA:
“NO SE VENGAN, AQUÍ SE SUFRE”
María Isabel Jiménez Zúniga (migrante de Campamento, Olancho): “Tengo un año de estar en México y cinco meses de estar en Matamoros, esperando que las autoridades estadounidenses acepten mi solicitud de asilo; no se vengan, aquí se sufre, además de las cosas, uno corre peligro con las malas personas, lo pueden secuestrar, matar y ahí quedar.

Fue un error haber emigrado, aquí se sufren bastantes calamidades y no estoy segura de que me vayan a dar el asilo.

Aquí nosotros sufrimos porque aguantamos frío, a veces aguantamos hambre y sed; uno se viene para acá sin saber a dónde va pegar de nariz, si va sufrir, yo estoy extrañando el pueblo donde vivía, extraño mucho a mi familia”.

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