Que se quede la MACCIH… pero con reformas
Miramonte
Existe una diversidad de opiniones a favor y en contra de la MACCIH en torno a su presencia y participación en los asuntos atenientes al combate efectivo de la corrupción que la clase política ha impregnado en nuestro país.
Como todos sabemos, este ente se deriva y surge a raíz de la vorágine escandalosa de manifiesta corrupción que todavía campea en muchas instituciones del Estado y de la cual la prensa hablada, escrita y televisada ha jugado un rol destacadísimo con sus reiteradas denuncias de estos hechos deleznables que constituyen una bofetada por la acusada pobreza que sufren las grandes mayorías necesitadas del pueblo hondureño.
La administración del gobierno actual no debe perderse en discusiones baladíes sobre la estancia de este organismo en la vida institucional del país. Estoy sumamente de acuerdo que esta representatividad en aras de la experiencia adquirida en sus investigaciones necesita reformas porque está demostrado que nada es estático. Todo se mueve y evoluciona y creo que en este sentido estas reformas implican un cambio de orientación en el manejo de las investigaciones para que sean integrales y objetivas, sin sesgos de ningún sentido. No hay que olvidar que los ladrones del erario público son criminales en potencia. Son los responsables que los hondureños paguemos más caro el consumo de los combustibles por el latrocinio que se hizo en el pasado con el Fondo de Estabilización Petrolera que serviría como colchón para enfrentar el alza del valor de este satisfactor.
Es necesario sentar un precedente. No permitir que malversadores del erario nacional vuelvan a ocupar posiciones cimeras en el engranaje gubernamental para evitar más atropellos en contra del “pobre pueblo pobre”.
De aquí se colige que las reformas a la MACCIH deben implicar que sus investigaciones vayan más allá de su quehacer fundamental. Que se investigue a otros actores de otros gobiernos que también son directamente responsables de latrocinios sin escrúpulos. Que la MACCIH se despoje definitivamente de este sesgo perjudicial para su labor profesional que daña y perjudica significativamente los altos intereses de Honduras.
Constituye un ineludible deber de la MACCIH enaltecer a la Organización de Estados Americanos (OEA) que dicho sea de paso se encuentra de capa caída con los pequeños países del Caribe y de algunos de América del Sur. En este tema toral y de coyuntura extraordinaria deben actuar en consonancia. La virtud ciudadana de sus honorables miembros es la que demanda el pueblo hondureño para crear acuerdos constructivos e históricos.
¡Que se quede la MACCIH pero con reformas estructurales. Que las mismas se apliquen de manera integral y objetiva, con verdadera imparcialidad y profesionalismo. Los ojos de América están puestos en su esperado éxito por el bien de Honduras, su democracia, el manejo escrupuloso de los dineros nacionales por parte de los hondureños al socaire de su presencia y demás actos administrativos que se deriven de sus importantes actividades!
Esperaremos…
César Augusto Bonilla Ochoa
Tegucigalpa, M.D.C.
