Con quema de 719 kilos de cocaína y 900 libras de marihuana inicia operaciones Fusina y PMOP
El proceso de incineración consistió en la evaluación de la droga a quemar, para determinar el grado de pureza de la misma.
La Fuerza Nacional de Seguridad Interinstitucional (Fusina), mediante su brazo operativo de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), incineró ayer una fuerte cantidad de drogas, distribuida en cocaína y marihuana, la cual fue decomisada en años anteriores en distintos operativos desarrollados a nivel nacional.
La quema del cargamento de alucinógenos se llevó a cabo ayer en el complejo de PMOP, ubicado cerca de la aldea Las Casitas, periferia noreste capitalina, siguiendo una orden ejecutada por un juez con nivel nacional.
En la primera incineración llevada a cabo en el presente año los uniformados quemaron un total de 700 kilos de cocaína y 900 libras de marihuana, decomisadas en distintas partes del territorio nacional.
El portavoz de PMOP, Mario Rivera, explicó que parte de la droga fue decomisada el 22 de noviembre en una incautación de 532 kilos de cocaína desarrollada en Santa Rosa de Aguán, durante el año 2018.
Parte de la droga fue decomisada en otro operativo realizado el 18 de noviembre del 2018 en un sector de La Mosquitia hondureña, por parte de la Dirección Nacional de Lucha Antidrogas, acuerpadas por la Fuerza Naval de Honduras.
Además, se incautó otros 60 kilos de cocaína en una operación conjunta practicada en Puerto Castilla, Gracias a Dios. En esa operación se capturó a 23 personas, supuestamente ligadas a carteles de drogas que operan desde Sudamérica a Centroamérica.
Con respecto a la marihuana fueron decomisadas el 19 de junio del año 2019 en un operativo efectuado en el kilómetro 45 de la carretera que de la capital comunica con el sur del país, especificó Mario Rivera.
En ese operativo se arrestó a José Ariel Huete y el último cargamento de cocaína se decomisó en el sector de Las Marías, municipio de Brus Laguna, Gracias a Dios. Los otros decomisos de la droga incinerada se realizaron en Iriona, Colón y sus alrededores.
El portavoz militar redondeó el total de la droga a quemar, sumando unos 269 millones de dólares en el mercado hondureño.
El proceso de incineración consistió en un reconteo de la droga, estudios de campo por parte de personal forense, para luego destruirse y por último quemarse ante la presencia de distintos entes gubernamentales y de seguridad nacional.
Para quemar la droga los uniformados siguieron los protocolos que ameritan en ley, como ser los distintos análisis para determinar el grado de purificación de la droga, por parte de la Policía Nacional, personal militar, Ministerio Público, juzgados competentes, representantes de la Secretaría de Salud y de la Alcaldía Municipal del Distrito Central, y otras instituciones del gobierno.
