Decreto 900 (Primera parte)

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15 de enero de 2020
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12:20 am
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Decreto 900 (Primera parte)

Por J. E. Mejía Uclés

A Jaime Ruiz del Árbol Toro, Zamora, España

El famoso Decreto 900, aprobado por el Congreso Nacional de Guatemala, fue la chispa de los que se conoció como la invasión, la condena y la intervención de los Estados Unidos en Guatemala. Leí Tiempos recios, de Vargas Llosa, y no me entusiasmó, deja la novela a medias, pero así es la literatura y los literatos, crean personajes en base a una historia y no la profundizan. Generan artificios y ficciones, y de ahí parten.

Fue el directorio y los créditos de Bernays, los que montaron toda una propaganda en función de los intereses de la United Fruit Company, de la CIA, los Dulles, Henry Cabot Lodge y todos aquellos que tenían interés en hacer fracasar un proceso, que en un momento dado, pudo cambiar la faz de esta Centroamérica, que todavía sigue esperando. La industria de la mentira, la falsificación y la intoxicación se han vuelto tan poderosos que los autores participantes en este teatro, se quedan creyendo que todo es una realidad y resulta que es un engaño, el caso del coronel Arana, es manifiesto. Una visión abarcadora de lo que está sucediendo en Guatemala desde entonces, amplia, profunda, no superada hasta la fecha, amarrada a los hechos históricos que sucedieron hace setenta y cinco años. Como dijo en su época un general chileno ¡Hay de los Vencidos!, que se dio por parte de los vencedores, las interioridades de la intervención, que se aplicó en Irán, y en Chile, y que se sigue aplicando en América Latina, hacia aquellos que no obedecen a un sistema dado, de todos conocidos. El Nixonicidio, como lo denuncióo Pablo Neruda, con relación a Allende.

La participación e intervención de los Estados Unidos con sus terribles consecuencias de sangre y muerte, marcó la historia de Guatemala, en un conflicto bélico que dentro del marco de la Guerra Fría, duraría 36 años (1960-1996), el BP SUCESS, que en los extremos daría lugar a la creación de una guerrilla y posteriormente a una guerra sangrienta. La intervención norteamericana, con sus terribles consecuencias de sangre, muerte y genocidio indígena, marcó la historia y sigue marcándola, para llegar a los extremos, a principios de 1997. En un viaje oficial a Guatemala en 1999 a raíz de la publicación del reporte de la Comisión para el esclarecimiento histórico el presidente de los Estados Unidos de América, Bill Clinton, emitió una disculpa oficial: Es importante que yo exprese claramente que fue un error proporcionar apoyo para las fuerzas militares y unidades de inteligencia que se involucraron en represión violenta y generalizada del tipo descrito en el reporte”.

Vergüenza de una intervención que fue un baldón para el mundo y en especial para América Central, es aquí donde se da en América Latina, la primera confrontación de la Guerra Fría. Cada uno de los dos bloques deseaba implantar su modelo de gobierno en todo el planeta y utilizar los recursos de sus aliados con el menor costo posible. La gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos, que se desencadenaron, marcando significativamente gran partes de la historia de la segunda mitad del siglo XX en todo el mundo. La Guerra Civil de Guatemala se produjo como resultado directo de este conflicto mundial.

La United Fruit Company (UFCO), se convirtió en la mayor y principal fuerza de Guatemala, gracias a las concesiones de tierras otorgadas por el gobierno de Estrada Cabrera, interesado en el apoyo norteamericano para evitar un posible ataque británico por el tema de Belice. La política exterior norteamericana encaminada en mantener gobiernos afines y pacíficos para facilitar la construcción del canal interoceánico. La UFCO, controlaba más del 40% de la tierra del país. Un mecanismo ampliamente utilizado por las bananeras era comprar a precios bajos grandes cantidades de tierras como una herramienta parta evitar que surgieran competidores y mantener un monopolio sobre la producción de bananos, inclusive conservando extensas zonas agrícolas sin cultivar bajo el pretexto que sequías y huracanes le obligaban a mantener “en reserva” grandes extensiones de terreno sin usar. Así como también, las instalaciones de Puerto Barrios y el ferrocarril, situación que se mantuvo hasta 1944.

El mismo caso de Honduras con los “Lotes Alternos”, procedimiento que se otorgaba el Estado, por cada parcela de tierra que recibiera el concesionario, los que ilegalmente fueron adquiridos por las bananeras posteriormente.

jmejiauclé[email protected]

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