AVIÓN EN SUBASTA Y CARAVANAS

ZV
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18 de enero de 2020
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12:05 am
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AVIÓN EN SUBASTA Y CARAVANAS

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

ESOS desplantes populistas. Pero es lo que atrae a la afición. El presidente mexicano, anunció una serie de ideas desesperadas para vender el avión oficial de su predecesor, que según él “es demasiado lujoso para un país donde la mitad de la gente vive en la pobreza”. Dijo que está “sopesando rifar el avión con la venta de seis millones de boletos por un equivalente a 25 dólares cada uno”. “Ofreció un año de operación gratis para la aeronave en caso de que el ganador del sorteo no tenga el dinero para operar el avión”. Está bien hacer uso de esas imágenes para dar la impresión que se trata de omitir lujos porque el pueblo es pobre. Sin embargo, el fondo de todo eso es que AMLO es alérgico a los viajes. No que sea del todo un ermitaño, pero no le gusta salir. No está cómodo fuera de México y poco se le ha visto en cumbres, o en reuniones en el extranjero, incluso no se le ha visto en las tomas de posesión. Ni siquiera estuvo en la Asamblea General de Naciones Unidas. El canciller se encarga de suplirle muchas de las misas que deben oficiarse en cuerpo presente, en lo que toca a las relaciones internacionales.

Cuando POTUS amenazó con castigos arancelarios si no detenía de tajo los flujos migratorios que atraviesan por su país, con destino a la “tierra prometida”, mandó apresurado a negociar a su canciller. Regresó –menos pálido y aliviado– después de aceptar la minuta de condiciones. Un acuerdo de “tercer país seguro” denominado “esperar en México”, para que todos los que crucen la frontera gestionando asilo, regresen a esperar a México el resultado de sus gestiones. Desplazar 27 mil guardias nacionales para atajar peregrinos y regresarlos de donde partieron o retenerlos en algún hacinado albergue, pero no dejarlos cruzar. Si AMLO logra vender el avión presidencial, de allí puede hacer otro aporte a la limosna de $100 millones que dio a cada gobierno del Triángulo Norte. La aportación para un proyecto de becas y de sembrar árboles, es parte de un “plan integral de desarrollo regional” dizque para atacar las causas de la migración –violencia, desempleo, pobreza, inseguridad– en los lugares del éxodo. López Obrador “ha presentado otras cuatro ideas para vender el Boeing 787 Dreamliner, después de que el avión de 130 millones de dólares no pudo encontrar un comprador tras permanecer estacionado un año en un aeropuerto en Victorville, California, donde acumuló 1.5 millones de dólares en costos de mantenimiento”. “Todavía no ha dicho si analiza ofrecerlo en una venta de garaje, pero sugirió que no se ha descartado ninguna idea”. “Ayúdenme ustedes”, dijo a los periodistas reunidos en su conferencia de prensa.

Así que, aparte de cubrir la noticia, ya tienen en qué otra cosa entretenerse los reporteros mexicanos. Servir de promotores o de comisionistas en la venta de un lujoso jet. Sin embargo, ya pasando a otro tema, el de las nuevas caravanas que vuelven a causar revuelo y sonada cobertura de las cadenas noticiosas. Si bien no todos lograron cruzar la frontera guatemalteca, ya que una buena parte fue devuelta al país, los miles que sí lo hicieron ya están en territorio mexicano. En conferencia de prensa AMLO confirmó que no otorgaría visas de tránsito, aunque dijo tener unos 4 mil empleos disponibles en la frontera sur para los que lleguen a su territorio. Nótese que los trabajos disponibles son en la frontera sur, no más arriba. Solo que las condiciones en el sur de México no son muy distintas a las condiciones –de las que huyen los peregrinos– que imperan en los países centroamericanos. Quién sabe si los caminantes vayan en busca de encontrar trabajo en los poblados sureños de México. El anhelo sin duda es otro. Pero en algo tendrán que ocuparse mientras aguardan o se desengañan.

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