CORTADORES, CARAVANAS Y RETORNADOS

ZV
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22 de enero de 2020
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01:00 am
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CORTADORES, CARAVANAS Y RETORNADOS

UNA de las caficultoras de las fincas en El Paraíso –Dulce María Zelaya– declaró a la prensa que “por lo menos en su sector se ocupan unos 400 trabajadores, como cortadores de café, ya está en pleno auge la cosecha 2019-2020”. Se queja que “yo no sé por qué tanta gente migra del país, cuando aquí hay trabajo y buena paga”. “El café ya está madurando y el que maduró se cayó, por eso estamos clamando por mano de obra”. “No importa que la gente no sepa cortar café, pues aquí le enseñamos”. “Un cortador gana 200 lempiras diarios, por lo menos, pero otros se hacen hasta 500 lempiras diarios ya que la lata de café se paga a 50 lempiras”. “Yo tengo corteros muy buenos –ilustra– de hasta 15 latas a quienes les va muy bien”. Otro dueño de grandes extensiones de café relata que ha andado buscando cortadores por todos lados, pero solo pudo conseguir algunos a los que personalmente los montó en camiones y los llevó a sus fincas. Sin embargo, será que a muchos desocupados no les gusta ese oficio. Varios cafetaleros sostienen que han tenido que traer trabajadores de los países vecinos porque aquí ponen avisos de empleo y pocos acuden, salen a buscar manos dispuestas y no encuentran.
Pues bien, a ninguno que se fue en esas caravanas –por falta de trabajo en el país– le interesa ir a cortar café. Allá en México, se enterarán que los 4 mil trabajos que AMLO ofreció a los migrantes, en las zonas del sur, son iguales o parecidos a las vacantes que se abren en los sectores rurales de los países centroamericanos. El gobierno mexicano no ofrece trabajos en los estados del norte, donde la paga es mejor y el desarrollo de las ciudades es mayor. Son trabajos en los poblados atrasados del sur. De todas formas, los caminantes ya fueron advertidos por los líderes de las caravanas que no acepten esos trabajos que ofrece la autoridad migratoria mexicana, ya que “es para engañarlos”. Para retenerlos allá abajo y obligar a que después regresen a su país. Ahora pasemos a las noticias de las caravanas. Una multitud –a la brava y tirando piedras contra los policías que intentaban impedirles el paso– logró cruzar el río Suchiate por las partes más secas. Pero fueron detenidos en su avance por los guardias nacionales mexicanos. Pendientes de su travesía, lista para arrancar, hay una caravana de salvadoreños congregada en la Plaza Salvador del Mundo. Y también llegan noticias que “decenas de funcionarios de la guardia mexicana, repelieron a la nueva caravana que intentó cruzar por el mismo río fronterizo con Guatemala”. Mientras miles prueban suerte atravesando trancas, cruzando ríos, durmiendo en la intemperie, intentando llegar a la “tierra prometida”, dos vuelos con 250 hondureños, de los que llegaron a México en la caravana de la semana pasada, ingresaron a inicios de esta semana al aeropuerto de San Pedro Sula.

En el vuelo de la mañana venían 110 retornados y en el otro que aterrizó en horas de la tarde 140. De acuerdo a los datos proporcionados por el embajador hondureño, en los próximos tres días se espera que “regresen a unos 1,900 compatriotas adicionales, de los que integraban la caravana que salió de San Pedro Sula”. En las próximas horas “esperan un aproximado de siete buses diarios solo de personas, que estarán llegando al Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) de Omoa con aproximadamente 500 compatriotas por día”. Aparte de los que mandan en aviones, mandan “12 buses de conducciones rutinarias con 441 migrantes provenientes de Acayucan, Tapachula y Ciudad de México, lo que suma 681 retornos”. Ahora, en cuanto a los migrantes de pasadas peregrinaciones que consiguieron cruzar la frontera codiciada. “Una madre hondureña y sus dos pequeños hijos enfermos, que habían estado hospitalizados, fueron deportados a Guatemala. La juez no se pronunció sobre una solicitud de la parte interesada para evitar la deportación, así que la autoridad migratoria procedió sin contemplación. Ahora se encuentran en un refugio en Ciudad de Guatemala, donde tienen que solicitar asilo en ese país, o ser deportados a su lugar de origen”. Amy Cohen, directora ejecutiva de un grupo de defensa de migrantes expresó que “la crueldad fue más allá de los límites, no solo en el traslado en sí, sino también en lo que respecta a la forma en que se trató a esta madre y a sus hijos pequeños”. Pues bien, allí tienen ejemplos de cómo funcionan esos acuerdos de “cooperación de asilo”. Al menos 115 hondureños y salvadoreños han sido enviados por Estados Unidos a Guatemala.

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