Migrantes catrachos en puntos fronterizos: “Dios nos abrirá las puertas… La necesidad nos obliga”

ZV
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22 de enero de 2020
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05:30 am
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Migrantes catrachos en puntos fronterizos: “Dios nos abrirá las puertas… La necesidad nos obliga”

Varios testimonios de los migrantes en caravana han sido recogidos por los medios de comunicación internacional y la mayoría de mujeres y hombres aseguran que no claudicarán en el intento de ingresar de manera irregular hacia México, con la ilusion de llegar hacia los Estados Unidos como destino final.

Regresar a casa, a una Honduras empobrecida y asolada por las pandillas, de donde proceden la mayoría de los migrantes, es impensable, expresó Alan Mejía, mientras sostenía a su hijo de dos años en brazos, “estamos en tierra de nadie” (río Suchiate, frontera entre Guatemala y México).

Su esposa, Ingrid Vanesa Portillo, y su otro hijo, de 12 años, miraban a la orilla. Mejía se sumó a otras cinco caravanas migrantes, pero nunca pasó de la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana recordó, “están planeando cómo desalojarnos y aquí no tenemos ni agua ni comida, ya no hay esperanza de seguir adelante”, lamentó.

Jugar fútbol, ver el mar, lavar su ropa e intentar dormir bajo los rayos del sol es parte de la rutina diaria de miles de migrantes, sobre todo hondureños, que tienen la esperanza de ingresar a México de forma irregular.

QUÉ MAL LO QUE HACEN

Otra hondureña, Melisa Ávila, quien viaja desde Tegucigalpa con su hijo de 12 años, lamentó el trato inhumano en las fronteras, “nunca pensamos que nos recibieran así, nos trataron como perros”.

Lo mismo opinó la hondureña Alicia Damez, quien pidió detener las deportaciones, a las que considera un trato inhumano, ante el creciente número de mujeres que se ven obligadas a migrar con sus hijos.

“Qué mal lo que hacen, porque a uno tanto que le cuesta llegar hasta acá para que los manden de regreso. Mire, hasta aguantando hambre, el sol, caminando con los niños y todo”, comentó Damez a Efe, fuera de la Casa del Migrante de Tecún Umán, junto a sus hijos de cuatro y siete años.

Por su parte, Elena Vásquez, dijo que cuando empezaron a volar las piedras en el río el lunes, temía por la seguridad de sus dos asustados hijos, corrió de vuelta al lado guatemalteco, donde pasaría la noche. Agotada tras una semana de viaje, la mujer de 28 años procedente de Olancho, Honduras, prometió persistir y confió en que las autoridades mexicanas cambiarán de opinión.

“Yo voy a esperar el tiempo que se necesite, Dios nos abrirá las puertas”, dijo Vásquez al tiempo de referir que “la necesidad nos obliga otro día más, hay que esperar a ver qué pasa”.

Mujeres centroamericanas, la mayoría hondureñas, relataron a medios de comunicación cómo desafían la peligrosa travesía con tal de darles una mejor vida a sus hijos.

SEGUIRÁN LUCHANDO

Un hondureño que se reservó el nombre contó a EFE en el lado guatemalteco de la frontera que seguirá “luchando e intentando cruzar (a México) por otro lado”, lejos de la Guardia Nacional mexicana. “Sé que está difícil, pero es más difícil regresar a Honduras que volver a intentarlo, pese a la represión que nos hacen en México”.

“Aquí vamos a permanecer esperando una oportunidad”, dijo a la AFP la hondureña Esther Madrid detallando que el dinero que gana en su natal San Pedro Sula no le alcanza, “nuestros hijos tienen que comer”, añadió.

Otra mujer aseguró que es una “mentira” el plan de trabajo ofrecido por México y sostiene su fe en que el gobierno de ese país dará un permiso de libre tránsito por su territorio, algo que ya se descartó repetidamente por las autoridades mexicanas. (Agencias)

Evidentemente agotados y desesperados se observan los rostros de madres e hijos que aguardan con esperanza en el río Suchiate, frontera entre Guatemala y México.

GUATEMALTECA
“Nosotros vamos a trabajar”

Las madres migrantes rechazaron la oferta del Instituto Nacional de Migración (INM) de México, que prometió el acceso controlado de mujeres, menores de edad y otros grupos vulnerables, por temor a una deportación, por lo que se sumaron a los hombres que atravesaron el afluente por desconfianza en el gobierno.

“Digo yo qué habrá ahí porque nosotros vamos a trabajar, no vamos a hacer cosas malas porque no es justo que vengamos de allá y nos regresen de vuelta. O sea no es justo eso, que tengan conciencia. Que nos pasen”, expresó la guatemalteca Dinorah García, mientras sostenía a su niño en brazos en el puente fronterizo Rodolfo Robles.

HONDUREÑA
“Se sufre en estos caminos”

La hondureña Jacqueline Barahona, una madre soltera que solo pudo traer a su hijo de 13 años y dejó con sus abuelos a sus pequeños de ocho y nueve años, dijo que era parte del sacrificio para llegar a Estados Unidos y enviarle dólares a su familia, “aunque dejemos la familia atrás, la misma delincuencia y la misma pobreza nos hace hacer que nos vengamos hasta estos caminos, a sufrir, porque se sufre en estos caminos pero lo más importante es que venimos con vida, venimos con salud”, relató a Efe.

En los campamentos emergentes que estableció el gobierno de Guatemala con ayuda de organismos internacionales, había un bebé de un mes de nacido, informaron especialistas del Fondo de Naciones Unidades para la Infancia (Unicef), por lo que hay necesidades especiales de salud para madres e hijos.

“CATRACHA”
“Llevo una niña enfermita”

Hay mujeres, como la hondureña Sarya Silva, que no tienen otra opción más que forzar a sus hijos a caminar bajo el sol, pues están en busca de llegar a Estados Unidos para que su familia acceda servicios de educación y salud que en su país son inaccesibles.

“Que me comprenda (México). Por mis hijos, más que todo, porque yo llevo una niña enfermita, que ella nació sin el recto, y pues quiero que le den una mejor atención a mi hija porque ella no engorda ni crece. Entonces lo único que le pedimos al gobierno es que nos ayude”, comentó la migrante.

El gobierno mexicano reiteró a los migrantes buscar los programas de refugio y empleo temporal en el sur del país.

DATOS
El número de extranjeras adultas presentadas ante las autoridades migratorias mexicanas aumentó 98 por ciento en los primeros 11 meses de 2019 con respecto al mismo período del año anterior, expuso la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Secretaría de Gobernación (Segob). Esto significa que en 2019 se presentaron 39,192 mujeres adultas hasta noviembre, mientras que en 2018 fueron 19,796, detalló en la Síntesis 2019 de Estadísticas Migratorias, que agrega que casi una de cada tres deportados, son mujeres.

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