“ENROLADORES”

ZV
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23 de enero de 2020
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12:45 am
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“ENROLADORES”

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

TODAVÍA no arranca ese proyecto de “enroladores” en el Registro Nacional –dirigido con miras a depurar el censo electoral– a riesgo que la tarea no vaya a estar concluida en las fechas fatales. Si aquí no hay censo depurado y tarjeta de identidad para las elecciones internas, van a echar a perder toda la confianza que se ha intentado dar a la ciudadanía sobre los nuevos entes electorales y el proceso comicial. Resulta que a los metiches se les ocurrió que ocupaban ingenieros de la NASA para mandar a censar. (Metieron entes empresariales, que nada tienen que ver con la política, a dirigir procesos de concurso, reclutamiento y de selección de prospectos). Cuando lo que se requiere son personas que cumplan mínimos requisitos que, con la debida capacitación, puedan cumplir la tarea. Desde la época de piedra, los partidos políticos se han dedicado a la faena de censar, de documentar, encomendando esa labor a activistas despiertos y diligentes, cuya atención especial debe centrarse, aparte de la tarea cuidadosa que requiere un proceso de registro, a que no les vayan a meter gato por liebre.

Lo que se ocupa para garantizar confiabilidad es que unos cuiden que los otros no hagan diabluras. ¿Cómo? Pues colocando gente de cada partido que opera en el RNP para que se vigilen unos a otros, para que supervisen el proceso, para que no haya ni más ni menos representantes registrando de un lado que del otro. De modo que el equilibrio sea lo que garantice la transparencia y la confiabilidad. Así que no se trata de un trabajo del otro mundo. No se ocupa la ciencia enigmática de los que rondan el universo en platillos voladores. Sin embargo, como aquí el complejo de invalidez es colosal, de aceptación generalizada que los hondureños no son capaces de hacer las cosas bien sin injerencia de mano ajena al interés soberano del país, la cooperación internacional siente la tentación de inmiscuirse en todo, hasta en las cosas más sencillas. No es del todo culpa suya. De esa ansia omnipresente de intervención. Si aquí el resabido ambiente de dudas y de sospechas, la falta de confianza en nada propio, ha hecho que la misma institucionalidad, sintiéndose floja de credibilidad, busque validación afuera. Implorando la presencia de salvadores internacionales. Ese sentimiento de insuficiencia y falta de autoestima incluso se alimenta desde la academia. Fresco todavía el antecedente cuando la rectoría de la UNAH exigía acompañamiento para todo proceso de reforma de las instituciones nacionales. Hasta que se vieron involucrados en su propio enredo. Cuando estudiantes se rebelaron tomándose las instalaciones y los frentes levantiscos demandaban mediación confiable de afuera, o sea algo exógeno que dilucidara el problema frente a la parcialidad interna, hasta allí llegó la exigencia de acompañamiento.

Ah no. Eso es para todo lo demás menos para la UNAH porque allí hay que respetar la autonomía. Exigieron que la Fiscalía acusara y que la Policía detuviera a los quejosos manifestantes, para después, en las negociaciones –ya cuando era hora de arreglarse– gestionaron quitarles la sanción. O sea que las instituciones –que ocuparon como amenaza– se hicieran de la vista gorda con la ley. Esto de los acompañamientos –que la gente demanda por falta de confianza interna– ha sido práctica recurrente. Pues bien, retomando el tema electoral. Sin la injerencia de metiches, fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional se pusieron de acuerdo en reformas constitucionales para ofrecer mayor confianza al proceso que se avecina. En lo que toca al RNP decidieron intervenirlo –por la pudrición que había, que todavía no destapan del todo– y colocar tres magistrados, políticos, pero con calificaciones técnicas. Para que, como cuerpo colegiado –bajo la dirección de una presidencia alterna y rotativa– echaran mano de los asuntos pendientes. Como pertenecen a distintos partidos se vigilan unos a otros para que eso no vaya a inclinarse hacia ningún lado sectario. El equilibrio en la representación, de cierta forma garantiza operaciones mejor manejadas que como eran antes. Allí no intervinieron los metiches. Ni en las reformas constitucionales, ni en el proceso de selección, ni en la escogencia. Fueron los políticos. Y, vaya sorpresa. Los mismos entes de la cooperación internacional han alabado el profesionalismo, la transparencia, tanto de los nuevos operadores como de las operaciones. Así que ¿cuál es la diferencia entre lo que ya se hizo –por decisión y sensatez de los políticos y de los partidos– que es lo más grande y lo más sencillo? Ello es seleccionar, así para que se guarde el mismo equilibrio, a los cientos de “enroladores” que ocupan para la tarea registral. Ninguna. Solo las ganas de meter en todo la cuchara.

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