MACCIH, crónica de una muerte anunciada

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23 de enero de 2020
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12:06 am
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MACCIH, crónica de una muerte anunciada

Por: Nery Alexis Gaitán

Estamos claros que la corrupción es la epidemia que ha condenado a nuestro país a la miseria. La mayor parte de la población vive en la pobreza y algunos están en el umbral de la miseria misma. Y lo peor del caso es que vivimos en un país rico en recursos de todo tipo.

Ya sabemos que ante el reclamo de las antorchas que exigía la CICIH, el gobierno optó por la alternativa de la MACCIH, cuyo propósito era apoyar en la lucha contra la corrupción. Empezó sus funciones y al inicio todo marchaba bien. Pero pronto la situación cambió.

Los voceros dejaron bien en claro que sentían menosprecio por los hondureños y sus instituciones. Ese fue el inicio de una serie de desaciertos de esta Misión. Podemos señalar algunos.

La prepotencia de estos extranjeros los llevó a desconocer y menospreciar nuestro sistema judicial y demás leyes. Y en vez de ser un apoyo en la lucha contra la corrupción se sintieron que eran los llamados por Dios a eliminarla del país de acuerdo a sus antojos e intereses. Así violentaron el derecho de presunción de inocencia; además, se dieron a la tarea de andar amenazando a los que no eran de sus simpatías.

De esa forma se hicieron de la vista gorda de toda la corrupción que imperó durante el gobierno del Poder Ciudadano, 2006-2009. Convirtiéndose así en parte de aquello que querían eliminar. Para no cansar a los lectores con lo mismo, les recomiendo que lean el informe que presentó la Comisión Multipartidaria del Congreso Nacional, que consta de 15 puntos, señalando los errores y las violaciones a nuestras leyes que cometió la MACCIH.

Si otro hubiera sido el comportamiento de sus funcionarios, habrían garantizado la continuidad de la Misión. Aunque no se puede negar que, aun con su comportamiento errático, se judicializaron alrededor de trece casos. Aunque hayan violentado en su momento derechos constitucionales de los indiciados.

Pero la vida sigue y que la Misión se vaya del país no significa que la lucha contra la corrupción termine. Al respecto, hay que usar el sentido común, que aunque es el más común de los sentidos a veces no se pone en práctica. El caso es que han salido una serie de voces altisonantes diciendo entre otras bellaquerías que “al irse la MACCIH termina el Estado de Honduras”; mayor ridiculez no es posible.

Insistimos en que la lucha contra la corrupción sigue. Y que definitivamente se debe confiar en las instituciones democráticas y en el Poder Judicial. Cada uno debe hacer su parte; el pueblo, por lo tanto, debe continuar exigiendo que siga la lucha anticorrupción. En este caso, sin injerencia de extranjeros que vengan a irrespetarnos en todos los sentidos.

Lo malo, lo pernicioso, radica en aquellos hondureños que siguen una agenda política opositora al gobierno y toman de pretexto el fin de la Misión…, para crear inestabilidad política y de ser posible generar nuevamente violencia. Así que vuelve la mula al trigo y otra vez veremos manifestaciones en contra de Honduras, la paz y la democracia.

Y lo irónico es que estos “abanderados” de la lucha anticorrupción han saqueado los bienes nacionales inmisericordemente cuando han estado gobernando. O sea, el cinismo al extremo; aquí todos nos conocemos y estos políticos desvalorados hace tiempos por una larga trayectoria en los vericuetos de la corrupción.

Se hace necesario un verdadero movimiento del pueblo exigiendo un alto a la corrupción. Más allá de intereses partidarios o de grupos. Es justo recordar que los intereses del país deben ser primeros.

La lucha anticorrupción continúa, eso nadie lo puede negar. Y debemos confiar en nuestras instituciones. Los hondureños somos capaces de construir un mejor país. ¡Defendamos la paz y la democracia, eso hace la diferencia!

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