LAS CARAVANAS Y LOS DERECHOS HUMANOS

ZV
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25 de enero de 2020
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12:21 am
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LAS CARAVANAS Y LOS DERECHOS HUMANOS

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

LES ofrecieron trabajos. Pero al final del día no hubo tales 4 mil plazas vacantes. Estos trabajos de mala paga, para taparle el ojo al macho, fueron ofrecidos por AMLO a los migrantes, en los Estados pobres del sur de México que se encuentran en parecida situación de atraso e inseguridad a las que privan en los países centroamericanos. Lo que encontraron los peregrinos que lograron cruzar por las partes más secas del río Suchiate fue una muralla de guardias nacionales, preparados para atajarlos. Llevarlos a centros temporales de “la migra” para alistar aviones y buses en que treparlos y regresarlos a sus lugares de origen. Cientos de hondureños que salieron de su país en caravana la semana pasada hacia Estados Unidos, han sido deportados en los últimos tres días. Igual suerte corrieron los salvadoreños que huyen de su país –quejándose de falta de oportunidades e inseguridad– que días antes por las redes monitoreaban la caravana hondureña, como referencia para aventarse.

Desde México, precisamente en los puntos fronterizos por donde cruzaron, salen los despachos internacionales informando. Que “los migrantes habían dado por concluida su jornada en un paraje sombreado, cuando cientos de elementos de la Guardia Nacional avanzaron hacia ellos y se detuvieron a unos 100 metros de distancia”. Después de una breve e infructuosa negociación –relatan los periodistas que presenciaron los acontecimientos– los migrantes se arrodillaron para orar y comenzaron a gritar consignas de “queremos pasar”. “Los elementos de la Guardia Nacional avanzaron golpeando sus escudos de plástico con toletes y se enfrentaron a los migrantes”. “Hubo algunos empujones y se roció gas pimienta mientras se acorralaba a los miembros de la caravana”. “Muchos de los migrantes subieron a los autobuses de manera pacífica, mientras mujeres que cargaban o sujetaban las manos de sus hijos rompían en llanto en su camino hacia los vehículos”. “Otros se resistieron y fueron sometidos por las autoridades”. No valió súplica alguna. Ni la de un hombre que gritaba mientras era arrastrado por los uniformados: “mataron a mi hermano y no quiero morir”. Tampoco el ruego de una mujer: “tengo una gran necesidad con mis hijos”. Los paramédicos atendían a los lesionados, algunos que quedaron tendidos a la orilla de la carretera. “Los migrantes frenaron su avance a la orilla de la carretera y a unos 10 kilómetros (6 millas) al norte de la localidad fronteriza de Ciudad Hidalgo, y unos cuantos kilómetros (millas) antes de llegar al retén”. Ya la prensa azteca comienza a abordar este tema en forma crítica al gobierno.

Una columna de opinión en Excélsior cita el artículo 11 de la Constitución mexicana: “Toda persona tiene derecho a buscar y recibir asilo. El reconocimiento de la condición de refugiado y el otorgamiento de asilo político, se realizarán de conformidad con los tratados internacionales…”. “De esta forma –prosigue el artículo de opinión– las imágenes de esta semana de los integrantes de la Guardia Nacional conteniendo y agrediendo a los migrantes hondureños, quedarán en la historia como una contradicción de la Cuarta Transformación en el discurso de una supuesta izquierda defensora de los derechos humanos”. “La condición de los derechos humanos de los migrantes que cruzan nuestras fronteras, como en ninguna otra administración, fue puesta al servicio de los Estados Unidos”. Tanto senadores de oposición en el Legislativo, como periodistas en medios de comunicación han denunciado el “silencio cómplice” de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, “por no fijar en su comparecencia en el Congreso una postura en torno a la detención de migrantes centroamericanos en la frontera, de parte de la Guardia Nacional”.

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