Por: Otto Martín Wolf
Hace más de treinta años que yo evito dar la mano, no por el nuevo Coronavirus y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, pero por toda la contaminación que se puede recibir en ese sencillo contacto físico.
Debido a que algunas personas pudieran sentirse ofendidas por mi actitud, he inventado muchas excusas: (tengo gripe, acabo de estornudar, soy alérgico, etc.).
La verdad es que yo sé lo que hago con mis manos pero no lo que las otras personas hacen (más lo imagino) y así como no deseo compartir mis bacterias, me niego a recibir las de otra gente.
Pero, aparte de esas buenas recomendaciones de la OMS –las cuales deberían ser permanentes– la aparición del Coronavirus ha desatado toda clase de comentarios idiotas de los idiotas de siempre.
El que más me llamó la atención fue el de alguien que –inmediatamente– lo puso como ejemplo de las profecías de Nostradamus.
Desde que Nostradamus escribió sus famosas Centurias, ha habido cualquier cantidad de epidemias y pestes.
No es muy difícil profetizar algo así, no son nada nuevo y tampoco van a terminar nunca.
Es fácil predecir la incertidumbre, por ejemplo yo lo puedo hacer con el clima y con seguridad acertaré.
“Este año las lluvias no vendrán de la manera esperada, las aguas de mayo serán escasas en algunos lugares, pero a otros llegarán puntualmente y hasta podrán provocar inundaciones y caos. Rogad a Dios, pues el señor decidirá”.
Cómo puedo fallar?
Tampoco predecir terremotos, incendios o guerras tiene mucha ciencia, siempre han ocurrido y siempre ocurrirán.
Con todos los adelantos de la humanidad, en la era de la tecnología y la ciencia, todas esas supersticiones y tonterías deberían haber desaparecido, pero no es así.
Por el contrario, parece que entre más conocemos el origen real de las cosas, más idiotas nos estamos volviendo.
Los que no creemos mucho en ninguno de los 5 dioses más populares en el mundo (ni tampoco en los menos populares) no podemos comprender cómo la superstición supera al conocimiento con eventos como el del Coronavirus.
Ante su posible llegada a Honduras, aquellos que quieran rezar, inclusive hacer cadenas de oración y otros ritos, desde luego que pueden hacerlo, pero primero lo más conveniente es seguir las instrucciones de la OMS y otras instituciones especializadas.
Algo más sobre Nostradamus: El mundo no se acabó en el año 2000, como sus seguidores habían anunciado (con un rápido ajuste a los textos, pospusieron el fin del mundo para el año 3000).
Nostradamus: LLamado Michel Nostradame, fue un médico francés y supuesto adivino.
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