Enfoque cegato

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29 de enero de 2020
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12:10 am
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Enfoque cegato

El miedo… también es viral

Por José María Leiva Leiva

Más democracia, participación y conciencia ciudadana, transparencia, rendición de cuentas, el auge y presencia de una cultura de principios y valores, imperio de las leyes, la justicia como valor deontológico del derecho, la política como ciencia y como arte que propugne alcanzar el bien colectivo de la sociedad, o bien, el adecentamiento de las instituciones del Estado, son solo algunas de las más preciadas metas e ideales que añoramos tener en el país.

Lamentablemente, muchos de los que están llamados a educar y a formar opinión pública pretenden alcanzar aquellos objetivos, no desde la base o raíz del problema, sino más bien desde la cúspide del enfermizo sistema, lo cual, se traduce irremediablemente en un enfoque cegato con pésimos resultados que seguirán sumando cero. Por un lado, usted nunca podrá enderezar un árbol que nació torcido. Usted no podrá pedirle, ni mucho menos esperar un cambio de actitud a esa caterva de mañosos politiqueros que toda su vida han estado acostumbrados en hacer siempre las mismas mandracadas. ¿Cómo pretende usted pedirle peras al olmo?

Por otro lado, si los que votan adolecen en su mayoría, de una cultura de valores y de concientización política, será como un ciego pretendiendo guiar de la mano a otro ciego intentando cruzar la mediana de un bulevar en una hora pico de tráfico vehicular. ¡No señores! La educación primero debe originarse en el hogar y luego complementarse y consolidarse en los centros escolares. Esto implica un cambio radical de carácter generacional que tiene que comenzar en la infancia, sino no tiene caso.

Por supuesto que ese cambio llevará tiempo. No se realiza de la noche a la mañana, ni se trata solo de soplar y hacer botellas como esos “sesudos” personajes parecen entender. Le reto fino y caro lector a que pretenda instalar el techo de una casa por construir sin haber puesto previamente el hormigón, las zapatas o las columnas en donde sostenerlo. Viene a mi memoria un significativo hecho acontecido en el mundial de fútbol de Rusia 2018, entre los equipos de Japón y Colombia, finalmente ganado por los primeros 2 por 1.

Al finalizar el encuentro las cámaras de televisión y videos particulares enfocaron entre alabanza, asombro y perplejidad a los hinchas nipones recogiendo la basura que habían tirado durante el partido. Y no solo recogían la de ellos, sino también la de los sudamericanos. Costumbre que se hizo conocida en el Mundial de Francia 1998, en el cual los aficionados japoneses dejaron impecables sus asientos, cuando su país se enfrentó con las oncenas de Argentina, Croacia y Jamaica. Y la acción se repitió en los sucesivos mundiales de Corea/Japón 2002; Alemania 2006; Sudáfrica 2010; Brasil 2014 y Rusia. Pero, ¿dónde encontrar la clave que explique este comportamiento?

Se trata de toda una cultura basada en principios que se enseñan desde la niñez, y que forma parte de su educación escolar al considerar que la limpieza de los alrededores es responsabilidad de uno, pero también un deber de todos. “La disciplina y la consciencia social se asocian a esta educación, y se llevan a cabo de manera natural en la vida cotidiana, sea en el sitio que sea: calles, templos, colegios, empresas y espacios públicos”.

Dicho esto, nada más que oportuno recordar el pensamiento y forma de vida del exitoso hombre de negocios y conferencista mexicano Carlos Kasuga Osaka, hijo de inmigrantes japoneses, para quien “los valores no tienen título ni traen maestría, mucho menos doctorados, pero es lo que hace ser a las familias de calidad. Es lo que hace al individuo ser de calidad. Lo que hace a una institución ser de calidad, lo que hace a un país ser de calidad’’.

¿De qué valores hablamos? Justicia, cooperación, amabilidad, sinceridad, honestidad, gratitud, tolerancia, humildad, solidaridad, civismo, conciencia, positividad, lealtad, educación, perdón, confianza, empatía, respeto, generosidad, compañerismo, creatividad, compasión, bondad, altruismo, responsabilidad, amistad. “La escuela no es solo estudiar lo que viene en los libros -afirma la profesora Ritsuko Nishino-, también es aprender a cuidar de ti mismo y de tu entorno, y convertirte así en un miembro valioso para la sociedad”.

Kasuga Osaka, destaca así mismo otro principio rector nipón: “Si no es tuyo, debe ser de alguien”, que consiste en reconocer la importancia de respetar. “Si asumimos esta cultura, ahorraríamos en generar la sensación de seguridad. ¿Qué hacemos nosotros? Nos jactamos en cualquier segmento sociocultural de avispados, pícaros y vivos. “La honestidad es vista como una debilidad, como un comportamiento extraño, escaso, no como el deber ser de nuestro actuar”. https://www.aporrea.org/ Ya lo dijo más de alguien: “No es fácil cambiar la mentalidad de los pueblos, pero tampoco es una “misión imposible” si se comienza a “sembrar la semilla” de forma perseverante… y lo más temprano posible”.

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