“MÁS CÁSCARA QUE NUECES”

OM
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30 de enero de 2020
/
12:58 am
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“MÁS CÁSCARA QUE NUECES”

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

AQUÍ también hay público boca abierta que se deja sorprender por esa pedrería barata de fantasía. No hay huella trascendente alguna, o legado ostensible que pueda citarse, de una gestión bastante gris durante el año que ejerció la presidencia de la Asamblea en la ONU. “Su candidatura –así se promociona– promete romper con la división y la confrontación que vive el hemisferio”. ¿Cómo? Si las democracias difícilmente podrían comulgar con infiltrados de las autocracias y menos de las dictaduras latinoamericanas. O permitirles manoseo en sus asuntos nacionales. Ni las derechas ingenuamente presumir que habría moderación imparcial de marionetas de la izquierda. La agenda que ofrece: “Revitalizar la OEA, modernizar su agenda, transformándola en un organismo multilateral sólido y confiable”, es ni más ni menos lo que dijo haría de Naciones Unidas en el contexto mundial, sin que después de un año de gastos elevados –en apangadas, piruetas y francachelas– haya logrado cambiar un ápice cómo opera la organización. ¿Dónde está el resultado palpable de todo el pomposo ofrecimiento? Sobre temas de mayor inclusión o sobre el equilibrio que prometió establecer entre los poderosos y los del montón. Allá la vida sigue igual. Nada ha variado. Como si la doña esa que prometía de todo para no entregar nada, jamás hubiese pasado por allí.

Entre la concurrencia que asistía a las insípidas sesiones no hay sabor apreciable de fruto útil que produjese su presencia. Mucha cáscara y pocas nueces. Además, algo que a cualquiera pone a pensar. Ni Correa ni Lenín apoyan la candidatura de la ecuatoriana propuesta por dos de los gobiernos caribeños –satélites de Nicolás– para disputarle a Almagro la Secretaría General de la OEA. En una nota pública a esos gobiernos el exmandatario explica que considera a su excanciller “una traidora” ya que ella junto a su esposo (el sandinista amigo de Ortega) se prestaron a la persecución de sus allegados y a destartalar las estructuras que montó cuando estuvo en el poder. Lo curioso es que tampoco es apoyada por Lenín cuando si uno dice blanco el otro dice negro y viceversa. Moreno, ahora archienemigo de su mentor se ha dedicado a desbaratar todo el andamiaje dejado por su antecesor. Pese a que la doña se quedó encasillada con él durante bastante rato ayudándole a deshacer lo que dejó su antiguo jefe, por alguna poderosa razón, no la apoya. Respalda la candidatura de Almagro. La lógica sugeriría –dado el pleito enconado que se tienen– que si la doña es non grata para uno sería viable para el otro. Pero no. ¿Será que Lenín sabe algo sobre las “traiciones”? Tampoco ha de menospreciar los dichos de la sabiduría popular: “Gallina que come huevo, aunque le quemen el pico”.

O quizás quiera desmarcarse de los escándalos que, como ánimas en penitencia, de repente salen a azorar.

Como referencia algunos ejemplos. Las críticas –sacadas de notas publicadas en los periódicos ecuatorianos– al manejo de la política exterior bajo su responsabilidad por la carta de ciudadanía ecuatoriana otorgada al australiano fundador de WikiLeaks y el intento de concederle estatus diplomático para una salida camuflada de la embajada donde se encontraba refugiado en el Reino Unido. Lenín, cuando por WikiLeaks divulgaron unas fotos suyas comprometedoras y unos papeles indeseables, le quitó la protección al australiano y lo entregó a las autoridades. Ya con el salvoconducto suspendido lo sacaron arrastrado de la sede diplomática. O lo otro cubierto por la prensa ecuatoriana sobre el “manejo indebido al secuestro y asesinato de tres periodistas ecuatorianos en la zona de Mataje”. “Los periodistas que realizaban un reportaje en la frontera fueron asesinados en cautiverio por un grupo disidente de las FARC”. Se supo que después “los familiares de los periodistas de diario El Comercio, anunciaron su respaldo al juicio político a la excanciller, la misma doña que ahora puja por la SG de la OEA”. Del voto de censura se salvó por un pelito, gracias a la ausencia en la votación de una docena de diputados afines y la inhibición miedosa de otro puñado que dispuso abstenerse. Si bien el actual Secretario General dice dormir tranquilo ya que cuenta con los votos para reelegirse, que lo haga con un ojo abierto. Ya que entre el bulto –a propósito de traiciones– hay unos que deshonran los compromisos de país.

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