¿Y en este año qué?

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1 de febrero de 2020
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12:02 am
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¿Y en este año qué?

COVID-19, la incertidumbre de los datos oficiales

Por: Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario

En enero de 1966, el prestigiado periodista, poeta, historiador, ensayista y académico hondureño Medardo Mejía (1907-1981), publicó en la sección de editoriales de la Revista Ariel, fundada por Froylán Turcios y retomada por él en la década de los sesenta, un escrito titulado ¿Y en este año qué?, haciendo de manera puntual, un llamado a la clase política de esa época, a invertir sus capacidades en beneficio del país y dejar de lado los tradicionales y áridos enfrentamientos.

Dejemos lo internacional, que tan complicado es, y vamos a lo nacional, que está en las manos de tríos y troyanos del país, comienza el artículo en mención. En este año de 1966 ¿qué vamos a hacer? ¿Continuaremos en la función destructora de la República? ¿Insistiremos en exhibirnos como horda cavernaria? ¿O por el contrario, todos sin excepción, nos volveremos a la civilización y la cultura? ¿Todos a una trataremos de honrar a Honduras según las capacidades de cada quien? Pregunta el autor.

La Revista Ariel, prosigue el articulista, hace un llamado a los hondureños para que se conduzcan por mejor camino, para que hagan de Honduras una República democrática y respetable, para que gobernantes y gobernados acaten la Constitución y las demás leyes, para que sean, en fin, ciudadanos magníficos de la patria que les tocó en suerte, ciudadanos de América y ciudadanos del mundo. Y concluye, Decimos del mundo porque esto se expresa en los grandes organismos internacionales de paz, justicia, progreso y cultura a que pertenecemos.

Junto al colega, amigo y experto de las Relaciones Publicas, Luis Felipe Sánchez, quien me compartió una copia del artículo, coincidíamos en que las preguntas planteadas por Medardo Mejía en el mismo, siguen siendo válidas 54 años después. Por décadas los hondureños seguimos recibiendo de la clase política los mismos mensajes demagógicos, las mismas acciones egoístas, los mismos intereses de grupo, y nada para el beneficio del país y su gente.

La política ha venido en deterioro, producto de estrategias populistas, incoherentes e irregulares basadas en el engaño, la mentira y la manipulación que han sido utilizadas por quienes encontraron en esta actividad la oportunidad de cambiar su nivel de vida, incrementar sus capitales y hacer negocios con el Estado para beneficiar a grupos específicos.

Con muy raras excepciones, porque las hay, no es una novedad que nuestra sociedad ha venido siendo gobernada por políticos promedio, de esos que raras veces dejan marcas positivas para ser seguidas por sus sucesores, o recordadas por los ciudadanos, son políticos mal asesorados por sus amigos más cercanos y otros oportunistas, encantados con el poder, que les hacen creer que los países no podrían seguir adelante si no es con ellos gobernando.

Cuán vigente el reflexivo y directo mensaje del maestro Medardo Mejía y es una pena que por décadas la respuesta haya sido siempre la misma, SÍ a intereses particulares y de partido y NO a los de la gente, así son los políticos en Honduras, les gusta gobernar pero no están dispuestos a ser gobernados, toman decisiones pero no admiten consejo, aman el poder pero se niegan a ejercerlo con madurez y sensatez.

La política no puede estancarse por tanto tiempo en la indiferencia con nula o escasa reacción de los tríos y troyanos del país ante las principales demandas sociales, es imperativo que sectores ajenos al proselitismo tradicional vayan encontrando espacios para establecer una agenda de propuestas sostenibles, realizables, precisas, con visión de estado y ejecutadas por personas honestas y transparentes.

@aldoro/[email protected]

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