Celebraciones al Cristo Negro: un patrimonio intangible para recalcar

ZV
/
2 de febrero de 2020
/
12:38 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Celebraciones al Cristo Negro: un patrimonio intangible para recalcar

Por: Rubén Darío Paz*

Debemos de admitir que en nuestro país existe una marcada tendencia hacia la celebración, aquí se cierra un año y se inicia el siguiente en medio de fiestas por doquier. El hondureño muchas veces sin importar las precariedades cotidianas, tiene, o busca siempre motivos para el festejo, sea este religioso, pagano, personal o colectivo.

A la fiesta se le suma la tendencia de “reventar” cantidades importantes de pólvora, a veces sin importar dolorosas consecuencias. Para ser justos en un balance “polvoriento”, ninguna otra ciudad de Honduras, revientan tantos cohetes a lo largo del año, como La Paz. Mi querida Olga María, hace un tiempo me comentaba, “aquí en mi ciudad se festeja con cohetes, hasta los cumpleaños de los perros”.

Varias de las festividades en Honduras, se remontan a tiempos prehispánicos, otras exhiben elementos coloniales y bajo la premisa antropológica que la cultura es dinámica, no es de extrañar cómo algunas comunidades recrean sus eventos con elementos foráneos, e incluso en el peor de los casos las fiestas parecen réplicas de otras latitudes, aunque con ello se genera una alteración de nuestros patrones culturales identitarios. Pero, de lo que estamos seguros es que la festividad como tal, constituye un acervo cultural, justo para valorarlo desde distintas aristas del conocimiento.

El culto al Señor de Esquipulas

Las réplicas dispersas del “Señor de Esquipulas” a lo largo de nuestra geografía, responden a la primorosa obra del escultor portugués Quirio Cataño que se venera en la Basílica de Esquipulas en Guatemala y de ahí tomó su nombre. Quirio Cataño fue un reconocido escultor de finales del siglo XVI, ensamblador, pintor, platero, al parecer de origen portugués, radicado en Guatemala. Además del Señor de Esquipulas se le adjudican otras obras dispersas en países vecinos, como como la imagen de Nuestra Señora de la Concepción, que se encuentra en Sonsonate, El Salvador. Especialistas en arte religioso sostienen que la escultura del señor de Esquipulas fue elaborada en maderas ligeramente claras, pero que con el transcurrir del tiempo y el hecho de tener la imagen expuesta al humo de velas por muchos años, se volvió negra, de ahí que las réplicas subsiguientes se les denomino “Cristo negro”.

En Honduras no todas las imágenes del “Cristo negro o Señor de Esquipulas” son de color negro, al contrario, existe una diversidad de tonalidades dependiendo de la madera con que fueron elaboradas. Lo que si debemos valorar es que existen numerosos “Cristos negros”, que valdría la pena restaurarlos, estudiarlos y es urgente protegerlos, de lo contrario quedaremos viéndolos únicamente en archivos fotográficos.

Agasajos en ambos rumbos

Al conversar con numerosos feligreses católicos, uno se entera de que la mayoría sostienen que la imagen del Señor de Esquipulas es una de las más veneradas en Honduras, afirman que se trata de una “imagen prodigiosa y milagrosa”, su veneración trasciende las generaciones familiares.

Entre algunos de los municipios de nuestro país, que festejan al señor de Esquipulas o “cristo negro”, destacan Gualala (Santa Bárbara), Esquías, (Comayagua) y Liure en (El Paraíso), esté ultimo con un acervo cultural desde la tradición escasamente valorado.

Especial conmemoración se lleva a cabo en Morocelí, municipio que se extiende sobre una interesante planicie a la margen derecha del río Choluteca y que, gracias a la cercanía con la ciudad de capital, experimenta avances significativos. Cerca de la iglesia de Morocelí, se encuentra “el pocito del señor”, que recibe muchos peregrinos, que los asumen que dichas aguas son “milagrosas” para curar varias enfermedades. En los últimos años el abuso constante de monocultivos (caña de azúcar) y la desviación del río Choluteca ha ocasionada que otras fuentes subterráneas desaparezcan, tanto que el “pocito del señor”, en la estación seca su caudal desaparece. Algo deben de hacer las autoridades edilicias.

El Triunfo (Choluteca) y la misma ciudad de Choluteca lo hacen como celebración secundaria. En el departamento de Francisco Morazán festejan al Cristo negro los municipios de Cedros, Santa Lucía y Marale, los primeros dos tienen en su devenir un pasado minero.

Asimismo, celebran la ciudad de Intibuca, Jesús de Otoro y San Juan en el mismo departamento. Las autoridades religiosas de San Juan, han llevado a cabo un magnifico proyecto de restauración en su iglesia, ejemplar y oportuno para la región.

Las festividades también las realiza Potreritos y Las Delicias, Opatoro (La Paz). En los pintorescos municipios de Manto, Jano y Esquipulas del Norte en (Olancho) celebran con mucha pompa. Lo mismo sucede en Guarita, Lempira y por supuesto la aldea de Quezailica tan próxima a Santa Rosa en Copán.

Festejos en honor al Señor de Esquipulas

Las celebraciones en honor del Cristo negro o señor de Esquipulas revisten un evidente interés, ya que varias comunidades entre municipios y aldeas del país, conmemoran a dicha imagen con mucha devoción. Las celebraciones y novenarios dedicados al Cristo negro o Señor de Esquipulas, arrancan meses antes al 15 de enero, por lo que varias comunidades tienen la oportunidad de recibir la imagen del Cristo negro “peregrino”, misma que es cargada en hombros o en carrozas por valles y montañas, con la particularidad que donde llega le reciben con algarabía.

Es significativo el hecho que, en diferentes iglesias del país, casi siempre se tienen dos imágenes del Cristo negro, una de ellas es la que los concurrentes pasean por las aldeas, la otra es fija y se le venera en sus respectivos altares.

La máxima festividad es el día 15 de enero, alcanza notoriedad no solo por la cantidad de parroquianos que convoca la imagen, sino porque el culto, trasciende las fronteras del istmo centroamericano. Desde el imaginario popular, se le considera “milagroso”. Cuando vemos las paredes, cerca de donde se encuentra la imagen en diferentes sitios de Honduras, hemos podido observar las muestras de agradecimiento por favores concedidos, entre ellas destacan; cartas, fotografías, colochos primarios, escapularios, veladoras, prendas de vestir, almohadas, oraciones etc.

El Cristo negro, trasciende el istmo centroamericano, y como nos recuerda nuestro colega Mario Ardón Mejía, “el cristo negro se fue de mojado…”. Lo agasajan en México, Estados Unidos, Ecuador, Perú y Argentina.

En Honduras, esta celebración es evidente en municipios como; Santa Lucía, Marale y Cedros en (Francisco Morazán). Con el ánimo de compartir algunos criterios describo de manera suscita algunas valoraciones en torno a varios municipios.

Según la tradición, la imagen que se guarda al interior de la elegante iglesia de Santa Lucía, fue un regalo del rey de España, a sus habitantes como agradecimiento. Con alguna regularidad le denominan el señor de Las Mercedes, esta efigie ahora luce restaurada y de un color más claro. Santa Lucía, es sin duda un apetecido lugar, en las cercanías de Tegucigalpa, goza de magníficas temperaturas a lo largo del año, y cuenta con una infraestructura turística de gran valía.

Marale (Francisco Morazán), también celebra al Cristo negro y en el interior de su iglesia conservan reliquias importantes, mucho más antiguas que su templo, que ha sido sometido a varios procesos de restauración, pero no siempre dirigidos por especialistas.

Cedros (Francisco Morazán). Son escasos los pueblos de tradición minera que conservan su arquitectura con tanto apego como Cedros. Su casco urbano es encantador, bosques pródigos, casas de tejas que se adaptan a un relieve irregular, calles y callejones empedrados, donde el tiempo parece detenido. Desde hace pocos años, Cedros ofrece condiciones básicas de hotel y restaurante para turistas poco exigentes. La serie de monumentos históricos de su casco, más las bocas-minas abandonadas deben ofertarse de manera continua. Potenciar Cedros como destino turístico es una obligación de las autoridades locales, tienen mucho por ofrecer, quizá lo que falta es esa visión a largo plazo, y empoderarse de esa idea de que el patrimonio histórico bien gestionado se convierte en una alternativa de desarrollo local.

El municipio de Esquías (Comayagua), su casco urbano, ahora asfaltado, se localiza entre una serie de breves prominencias, en una de ellas se ubica su iglesia colonial, su interesante fachada, aunque en menores dimensiones, tiene elementos parecidos a la catedral de Comayagua. El interior de este templo, es amplio y destacan una serie de retablos entre lo barroco y neoclásico, además de varias esculturas y pinturas dignas de resguardarse en un museo regional. Los Esquías celebra con mucho entusiasmo y concurrencia al Señor de Esquipulas.

Victoria (Yoro), municipios de tierras fértiles drenadas por el caudaloso río Sulaco, realiza una novedosa festividad. En Victoria, aunque su casco urbano sea breve, y sus construcciones antiguas hayan sido sustituidas por “lo moderno”, convergen un sinnúmero de pueblos vecinos. Victoria tiene un álgido comercio y ofrece una producción importante de granos básicos y lácteos de manera constante.

En el occidente de Honduras, destaca el municipio de Gualala (Santa Bárbara). Las autoridades de la iglesia estratégicamente, hicieron que la festividad del Cristo negro, coincidiera con el inicio del Guancasco. Este último, es sin duda la ceremonia más emblemática de los pueblos de tradición lenca. En él se advierten elementos que reflejan un amplio sincretismo cultural. El Guancasco de Gualala, Ilama y Chinda, es ejemplo de convivencia, aunque los tres municipios a nivel poblacional sean distintos. La incidencia de la imagen del Señor de Esquipulas, es tal que, a un municipio de Olancho, se le denomina como Esquipulas del Norte.

El pueblo de origen colonial de Manto (Olancho), conserva en el interior de su iglesia, una escultura de alta calidad artística de la región, que representa al Señor de la Agonía (S. XVIII). Manto, celebra en enero al Cristo negro. Es sustancial recalcar que al interior de la iglesia de Manto se hallan una serie de iconografías que pocas veces se repiten, ahí destacan las “imágenes de vestir” como: La Dolorosa, virgen de El Carmen, Jesús de El Triunfo, Jesús Nazareno, San Juan, Corazón de Jesús, la Verónica y la Magdalena. Las otras son “imágenes en busto” donde el artista talló la pieza completa como: virgen del Tránsito, virgen de Fátima, virgen de la Asunción, virgen del Santo Rosario, igual se encuentran, San Antonio, San Isidro, San Pedro, Santo niño, Cristo crucificado. Las “imágenes de vestir” son las muestras que más se repiten en nuestro país, al parecer el artista solo se especializó en elaborar el rostro, las manos y los pies de la imagen.

Este tipo de imágenes, permite a los encargados de la iglesia, vestir al santo o la virgen de acuerdo a la festividad. En muchas sacristías de Honduras se conservan vestidos, algunos de ellos por su calidad, materiales o antigüedad, también se convierten en piezas de arte. Estas imágenes son un legado patrimonial que debe protegerse.

Jano (Olancho). Su casco urbano, ocupa una breve planicie, cuenta con municipalidad moderna y una plaza amplia. Su iglesia colonial es atractiva, entejada a dos aguas, con una fachada neoclásica, tiene una torre lateral al lado izquierdo, con campanas fundidas a finales del siglo XIX. Este edificio fue restaurado a inicios de los años veinte del siglo pasado, conserva detalles artísticos apreciables, imágenes, vigas decoradas y retablos coloniales, destacándose la elegante escultura del Señor de Esquipulas de Jano. Por razones de conveniencia comercial, esta fiesta se lleva a cabo a partir del 17 de enero de cada año.

En las cercanías del casco urbano del municipio de Jano, se encuentra la aldea de San Luis, ahí se conservan una serie de elementos paleontológicos, tanto que el riachuelo que le circunda se le denomina “El gigante”,1 sería oportuno estudiarlos con rigor académico y darlos a conocer, es importante ratificar que en Honduras estos sitios son escasos.

Quezailica: un sitio de enormes posibilidades, casi abandonado

Prominente aldea cercana a la ciudad de Santa Rosa de Copán, lleva a cabo una de las ferias de mayor trascendencia a escala nacional. En esta comunidad se venera la imagen de un Cristo negro, conocido como Señor del Buen fin.

De acuerdo a registros estadísticos, documentos históricos y relatos locales, Quezailica fue un pueblo trascendente en tiempos prehispánicos, así lo demuestra una serie de restos arqueológicos en sus alrededores, y Jorge Orellana, oriundo e investigador nos ilustra” Las evidencias de la existencia de la sorprendente cultura Maya en Quezailica, se pueden apreciar en los vestigios que aún existen en el pueblo.2

El laureado historiador Martínez Castillo argumenta “Para el momento de contacto con los españoles hacia 1536, el primer informe histórico que de Quezailica tenemos, es la relación que hace, el Gobernador Andrés, quien desde Naco donde tenía establecido sus Reales, informa al Gobernador de Guatemala el Adelantado Don Pedro de Alvarado, “que mando gente tierra adentro y encontraron un pueblo grande muy bien abastecido de maíces y frijoles que se llama Quezailica” Con el devenir de los años, ante el surgimiento e inconvenientes con alcaldías vecinas como la de San José y la misma Santa Rosa de Copán, Quezailica, ha perdido categoría.

La aldea de Quezailica, conserva una importante iglesia, de líneas neoclásicas propias de mediados del siglo XIX. Algunos investigadores destacan el relieve de la rosa centifolía, que se ve en su fachada. En su interior destaca el retablo mayor dedicado al Señor del Buen Fin, este último tallado en madera policromada con resplandor y corona de espinas, talladas en plata, del siglo XIX. De exquisita factura es la escultura de Santa Cabeza, imagen que raras veces se repite en Honduras, más una talla en madera de “cuerpo entero” que representa a San Miguel Arcángel. Este último fue el patrón inicial, de ahí que, en algunos documentos, para referirse a la mencionada aldea, aparezcan como San Miguel de Quezailica.

Actualmente la fiesta del Señor del Buen fin en enero, recibe una cantidad considerable de comerciantes y feligreses, tanto que las calles y plaza central lucen repletas, los peregrinos se desplazan de diferentes rumbos, realizan largas filas para “adorar” la imagen o en su defecto van a dejar ofrendas.

Por todo lo que significa el Señor del Buen fin, para los católicos del occidente de Honduras, valdría la pena, que el Congreso Nacional o la jerarquía de la iglesia hondureña, declaren a Quezailica y su feria como un sitio de Interés religioso, es tiempo ya de dotarle de inversión, de buscarle espacios de convivencia y por supuesto proporcionarle la seguridad requerida para proteger un conjunto de bienes artísticos y religiosos.

Santuarios en honor al Señor de Esquipulas

Dos sitios en Honduras han construidos iglesias o centros de peregrinación en honor del Señor de Esquipulas, uno en la ciudad de Choluteca. Se desconoce el origen primero de la pequeña imagen del Santo Cristo de Esquipulas que hoy anima la piedad popular en la ciudad de Choluteca.

En 1948 fue entregado por Doña Julia Velásquez, como única herencia al matrimonio formado por su sobrino Don Cipriano a Alvarado y Doña Concepción Reyes. Ellos inician la festividad cada 13 de enero. Ya en los años 90’s, la parroquia San José Obrero , inicia la construcción del hermoso complejo del Santuario Nacional al Santo Cristo de Esquipulas, que hoy conserva la pequeña imagen y una réplica exacta, tallada en madera y de él tamaño natural del Cristo Negro de Esquipulas en Guatemala 3

El otro santuario se encuentra Agua Blanca Sur, próximo a la ciudad de El Progreso (Yoro), construidos por iniciativa de feligreses progreseños en 1988. En ambos lugares se registran interesantes movimientos de peregrinos durante el mes de enero. Varias comunidades garífunas, también celebran con sendos festejos al señor de Esquipulas o Cristo negro, destacándose por su concurrencia Corozal, aldea cercana a la ciudad de La Ceiba.

Aunque seamos escépticos con los temas religiosos no podemos ser indiferentes a la trascendencia de lo que significan nuestras festividades. Si hay un elemento que genera cohesión al interior de nuestros pueblos, son las fiestas patronales. Interesar a las mancomunidades es oportuno, son estas las que deben orientar hacia dónde van los procesos de desarrollo e inclusión ciudadana, más ahora que las trasferencias económicas desde el poder central son significativas y deben justificarse. Algunos municipios de Honduras ya tienen partidas presupuestarias para el apoyo de festejos, de actividades culturales e incluso encuentros de escritores, a lo largo del año. Con buen suceso, algunos municipios del interior del país, también han celebrado aniversarios de fundación, otros, aunque no tantos como quisiéramos han buscado especialistas para que les escriban sus monografías.

*Rubén Darío Paz. Se desempeña como Director de Gestión Cultural en el Centro Universitario Regional de Occidente- Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Docente investigador en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán en la ciudad de Santa Rosa, Copán. Historiador, egresado del doctorado de Antropología Cultural en la Universidad de Salamanca, España. Ensayista y fotógrafo. Es miembro de Número de la Academia de Geografía e Historia. Correo [email protected] Teléfono (504) 89 02 70 49

Más de La Tribuna Cultural
Lo Más Visto