BREXIT Y CENTROAMÉRICA

OM
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4 de febrero de 2020
/
12:42 am
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BREXIT Y CENTROAMÉRICA

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EL Brexit ya es una realidad. Para los ingleses no hay vuelta atrás. Terminaron los actos de celebración con izada de estandartes de independencia para los que deseaban salirse y de velorio con candelas veladoras para los que se querían quedar. Sin embargo, ello solo fue la campanada del reloj anunciando la partida, pero el comienzo de un camino todavía tortuoso por recorrer. Por el momento, y hasta finales del año, nada cambia. Los meses venideros son parte del proceso en que el socio saliente y los que se quedan en el club negocian los términos de la ruptura. Por supuesto que a los países de la Unión Europea les interesa mantener alguna cuota de comercio con el Reino Unido y viceversa. Sin embargo, no será en condiciones iguales a como estaban antes del Brexit. La ganada independencia que obtiene el Reino Unido en la toma de sus decisiones es a costo de la influencia que pierde como socio en la negociación dentro de un bloque compacto. “El intercambio de bienes y servicios no es asunto que se dilucida en base a soberanía sino en base a peso económico y comercial”.

De ahora en adelante las negociaciones comerciales no tienen la fuerza que da el bloque. El Reino Unido dependerá solo de su fuerza individual. No es lo mismo aquel mercado inmenso de la Unión Europea, al mercado más reducido de la Gran Bretaña. Todavía es incierto el impacto económico del Brexit. Para ambos lados. El primer ministro británico amenazó que su país no aceptaría alineación con las reglas de la UE en un acuerdo comercial. Bruselas respondió que impondría tarifas a los productos ingleses a menos que este se sometiera a las reglas. El solo zipizape provocó una caída de la libra esterlina. La mitad, más del 50% del comercio de los ingleses es con la UE. Por supuesto que el interés de Boris Johnson será compensar en otros países de afuera la cuota del mercado europeo que seguramente perderá con la salida. Tanto en importaciones como exportaciones. Este es el momento cuando el gobierno inglés está ansioso de llegar a acuerdos de libre intercambio con otros países. El gobierno norteamericano –muy partidario del Brexit– sin duda que estaría dispuesto a corresponder. Centroamérica tiene un acuerdo comercial firmado con el Reino Unido. “Un Acuerdo de Asociación que facilitará el comercio libre de aranceles a productos industriales, junto con la liberalización de comercio de productos alimenticios, agrícolas y pesqueros”. Para los países centroamericanos el mercado europeo ha significado un destino ventajoso para incrementar sus exportaciones. Digamos para artículos como “el aceite de palma, camarones, vegetales, melones, sandía, café y algunas plantas ornamentales”.

Si bien el Brexit desencadena un largo período de incertidumbre en la región europea, y así será mientras duren las negociaciones hasta establecer los términos finales entre el socio que sale y los países que se quedan, no tanto en lo relativo a las transacciones comerciales con los países centroamericanos. Más bien, como hemos dejado dicho, se abre una oportunidad de afianzar relaciones. Cuando el Reino Unido querrá explorar posibilidades de inversión y de mayor actividad comercial en estos lugares. Por supuesto que la región no actúa como bloque integrado sino que cada país puja por su lado. Cualquier ganancia agregada será para el que actúe en forma más agresiva, en promoción de lo suyo. Hay competencia entre los países centroamericanos por atraer inversiones. Últimamente ha entrado muy poca. Aquí tienen que despabilarse. Más bien ha sucedido que algunas empresas grandes que operaban en el país, se mudaron a la vecindad y dejaron aquí una sucursal. Honduras no debe resignarse a solo ser mercado de todos los demás. Ocupa situarse en términos competitivos y vender imagen positiva para atraer no solo inversión de la maquila –que pareciera es lo único que de momento busca operar en el territorio nacional– sino de otras actividades diversas. Empresarios y gobierno deben mancomunarse en este objetivo. Se ocupa generar empleo masivamente. Y eso solo sucederá si se ponen las pilas.

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