Por Noé Pineda Portillo
[email protected]
Terminó el Foro Económico Mundial, más conocido como Foro de Davos, tal como lo comentamos en artículo anterior y hoy tratamos de conocer el Manifiesto o Declaración de los principios éticos que deberían seguir las compañías de ese cónclave de importancia mundial, porque lo más importante tiene que ver con el salvamento de la Tierra y la humanidad en su conjunto.
Los tres principios del “Manifiesto de Davos” son:
El propósito de las empresas es colaborar con todos los grupos de interés implicados en su funcionamiento. Las empresas no funcionan únicamente para sus accionistas, sino para todas las partes involucradas: empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general.
Una empresa es más que una unidad económica generadora de riqueza. Si atiende a salarios del personal ejecutivo deben reflejar la responsabilidad ante todas las partes involucradas.
Una empresa multinacional es en sí misma un grupo de interés -tal como los gobiernos y la sociedad civil- al servicio del futuro global.
Pagar impuestos “justos”. El señor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro, escribió: “Las empresas deberían pagar un porcentaje justo de impuestos, mostrar tolerancia cero frente a la corrupción, respetar los derechos humanos en sus cadenas globales de suministro y defender la competencia en igualdad de condiciones”. Además, señala que es necesario “ajustar la remuneración en los niveles ejecutivos”. Desde la década de 1970, el salario de los ejecutivos se ha disparado. Por otro lado, la empresa debe aprovechar sus competencias básicas, su espíritu empresarial y sus habilidades, para mejorar el estado del mundo. Ese debería ser su fin último. Eso dice Schwab.
Según el Manifiesto, el capitalismo de los grupos de interés, se está imponiendo a un ritmo acelerado. Uno delas razones que explican el fenómeno es el “efecto Greta Thumberg” . La joven activista sueca nos recuerda que el sistema económico actual constituye una traición a las nuevas generaciones por el daño ambiental que provoca, según lo señala Schwab.
Por otro lado, “los millennials y la generación Z, ya no quieren trabajar para, invertir en, o comprar en empresas que no se rijan por unos valores más amplios”. Por último, agregan, “cada vez, son más los ejecutivos y los inversores que empiezan a comprender que su éxito a largo plazo depende también del éxito de sus clientes, empleados y proveedores”.
Por eso, algunos de los multimillonarios que manejan los grandes flujos de capital del mundo están dispuestos a hacer ciertos cambios para evitar una avalancha de descontento social. Podemos decir que ya terminó la era del capitalismo sin restricciones, tradicional, tiene que imperar la justicia.
