YA CASI

OM
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7 de febrero de 2020
/
12:17 am
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YA CASI

EN un boletín se informa al público que el Banco Central de Honduras redujo su tasa de política monetaria a 5.25% y aprueba una reducción de 2.0 puntos porcentuales en las inversiones obligatorias para cubrir encaje bancario en moneda nacional. La medida anterior se toma –dadas las perspectivas de decrecimiento de las economías mundiales que inciden negativamente sobre la actividad de los mercados locales– con miras a dinamizar el crédito a empresas y particulares por parte de las instituciones del sistema financiero internacional. Las perspectivas de crecimiento de la economía norteamericana –cuya influencia es determinante en la hondureña– fueron revisadas a la baja por el Fondo Monetario Internacional. Destacan además entre las que han perdido vapor Alemania y España, y entre las economías emergentes India, México y Chile. Estos datos se registran antes de la salida del Reino Unido de la Unión Europea que a no dudarlo va a ocasionar distorsiones tanto en el mercado británico como en los europeos.

Tampoco habían ponderado los efectos devastadores de la epidemia del coronavirus en la gran economía China. Acaban de dar la noticia sobre el fallecimiento del médico chino que alertó sobre el nuevo virus de Wuhan. La resolución del Banco Central, que busca abaratar el dinero que la banca privada presta a sus clientes y con ello estimular el aparato productivo nacional, entraría en efecto a partir del 13 de febrero. La medida monetaria si bien servirá como aliciente a la actividad empresarial no es suficiente para generar los niveles de empleo masivo que el país requiere en este momento. Ello, considerando que los acuerdos de “cooperación de asilo” –alias “tercer país seguro”– suscritos por los gobiernos del Triángulo Norte con los Estados Unidos, prácticamente han detenido los flujos migratorios que durante años fueron la válvula de escape a la desocupación. El gobierno mexicano, para evitar las sanciones arancelarias de Washington, no solo detiene a los migrantes que cruzan su territorio para evitar que lleguen a la frontera con los Estados Unidos, sino que los regresa por tendaladas. En su discurso del Estado de la Unión, POTUS se ufanó de cómo ha logrado atajar el ingreso de migrantes a los Estados Unidos, gracias a la colaboración brindada por México, El Salvador, Guatemala y Honduras. Como resultado de esfuerzos sin precedentes –dijo Trump al auditorio entre vítores y aplausos– “los cruces ilegales (en la frontera sur) han bajado un 75% desde mayo, reduciéndose por octavo mes consecutivo”. Un mentado “plan integral de desarrollo” ofrecido por AMLO para atacar las causas de la migración en los países de origen –desocupación, violencia, inseguridad, pobreza, atraso– no pasa de ser una burla.

Migajas –apenas $200 millones en 2 proyectos de becas y sembrar árboles– para taparle el ojo al macho. Esa dádiva irrisoria –como disimulo al mal trato que reciben las caravanas de peregrinos que llegan a territorio mexicano– no tendrá efecto alguno en la solución de ninguno de estos problemas. Y esto que no tarda el campo en sentir el brutal impacto económico –gracias al lerdo negociador hondureño del TLC con los Estados Unidos ahora Secretario General de SIECA– cuando lo que se produce localmente ahora venga más barato de afuera. Cada año –se quejan los agroindustriales– son más los productores golpeados por esa desgravación arancelaria en el contexto de lo negociado años atrás con el Tratado de Libre Comercio Centroamérica–Estados Unidos–República Dominicana (CAFTA-RD). Ya casi se llega a la total liberalización que dejará –gracias al boca abierta negociador del TLC– totalmente desprotegida la producción agrícola y ganadera en el campo. ¿Cómo enfrentará el país semejantes tasas de desempleo de las ciudades cuando se le sume la tremenda desocupación en zonas rurales?

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