Construyendo puentes entre fe y ciencia

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9 de febrero de 2020
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12:02 am
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Construyendo puentes entre fe y ciencia

Relevo generacional

Por: Miguel Osmundo Mejía Erazo
*Profesor y periodista
[email protected]

En la historia reciente se ha acentuado la idea de que la ciencia y la fe son incompatibles, tal y como intentar mezclar el agua con el aceite, una tarea que por demás resulta inútil. En muchas universidades alrededor del mundo, profesores y estudiantes han discursado acerca de la “rivalidad” entre ciencia y fe. Son incontables los debates, foros, libros, artículos, ensayos, revistas y otros escritos de naturaleza académica que sobre el tema han circulado particularmente en las principales casas de estudio. Por su parte los cristianos han denunciado las intromisiones, burlas y ataques de la ciencia en los asuntos de fe. Los llamados hombres de ciencia con igual ahínco han procurado mantener una marcada distancia de la religión o la fe de todo quehacer científico. Sin embargo, tanto en el mundo de la ciencia como de la fe han existido pensadores tratando de demostrar que la pelea entre ambas disciplinas no es más que un mito.

Los escritores del libro, El Alma de la Ciencia, describen la relación de ambas como una alianza. Es importante señalar, que muchos hombres cristianos, tales como Bacon, Boyle, Maxwell, Faraday, solo por citar algunos, nunca consideraron que hubiese un divorcio entre la fe y la ciencia. El caso particular de Francis Bacon, es notable como un hombre de acendrada fe, fue el creador del Método Científico y con sus aportes revolucionó la tarea científica de una vez por todas. Son incontables los aportes que los cristianos a través de la historia de la humanidad han legado al mundo de la ciencia. Por lo tanto, se ha sugerido que el supuesto enfrentamiento entre la fe y la ciencia es algo relativamente reciente. No es desconocido cómo pensadores seculares trataron de desacreditar la fe, colocándola como algo irracional, ignorando que la fe no es irracional, es supra racional, es decir, está por sobre la razón. Tampoco se puede negar que desde la religión se han lanzado todo tipo de señalamientos y ataques dirigidos en contra de la ciencia y sus representantes.

No podemos desconocer el esfuerzo de incontables personas, e incluso organizaciones de carácter internacional de ambas partes que están dialogando, y no solo eso, sino que generando preclaros aportes comunes para la ciencia y la fe. En el mismo orden de pensamiento, el autor  y destacado apologista cristiano William Lane Craig en su artículo ¿Cuál es la relación entre la ciencia y la religión?, plantea los siguientes argumentos: 1) La religión proporciona el marco conceptual en el cual la ciencia puede florecer. 2) La ciencia puede tanto falsificar como verificar las afirmaciones de la religión. 3) La ciencia encuentra problemas metafísicos que la religión puede ayudar a resolver. 4) La religión puede ayudar a adjudicar entre teorías científicas. 5) La religión puede aumentar el poder explicativo de la ciencia. 6) La ciencia puede establecer una premisa en un argumento que lleva a una conclusión que tiene significación religiosa. Todas las premisas anteriores muestran que entre ciencia y fe más que una rivalidad puede existir una cooperación que resulte productiva para el género humano, sin distingo de raza, sexo, ideología e incluso religión. En todos los campos de la vida es necesario volverse constructores de puentes antes que edificadores de muros. Se debe reconocer la apremiante necesidad de renunciar a una fe simplista, emocional y manipulable, así como una pseudo ciencia profana y escarnecedora de la fe. Los hombres de fe pueden ser hombres de ciencia y viceversa. La simbiosis entre fe y ciencia puede producir frutos dulces para alimentar a un mundo que sigue en busca de respuestas a las interrogantes más trascendentales de la existencia humana.

La ciencia y la religión deben ser siervas de la raza humana, ambas pueden caminar tomadas de la mano, entendiendo que en algunos instantes, la fe deberá escuchar atentamente y en otros la ciencia guardará silencio, pero esto nunca supondrá un distanciamiento irreconciliable. La sociedad actual no necesita más conflictos, no es el tiempo de generar más rivalidades absurdas, no hay duda de que ambas pueden contribuir poderosamente al desarrollo de individuos, familias, comunidades y naciones enteras. Los cristianos tenemos nuestro manual de vida, la Biblia que es Palabra de Dios, en todo su contenido nos menciona la fe, específicamente el capítulo 11 de la epístola a los Hebreos, recomiendo su lectura para no ser sorprendidos por los “falsos apóstoles explotadores de la fe”.

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