El peligro de los altos decibelios

ZV
/
9 de febrero de 2020
/
12:05 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
El peligro de los altos decibelios

Por: Mario E. Fumero

Recientemente visité una iglesia donde fui a compartir la Palabra de Dios, y me he sentado en una silla del medio del auditorio. Comenzó el devocional, y aunque los cánticos eran lindos, la potencia de los equipos de sonido eran tan ensordecedores, que sentí malestar en mi cabeza, y entonces tomé una aplicación que tenía en mi celular, (un app llamado Decibel X) para medir los decibelios de potencia que habían en el local, y cuando la misma se activó, llegó a marcar un rango tan alto, que sobrepasaba los límites normales para el oído humano. Era semejante al zumbido de un motor de avión jet  al despegar, sobrepasando los 105 dB de potencia mínima.

Pero vamos a explicar esto de forma mejor, para que sepan cómo se miden los decibelios según la capacidad auditiva del oído humano, y los efectos del sonido en el medio ambiente, lo que podríamos llamar “contaminación acústica” que consiste en cuando el sonido sobrepasa los límites normales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para evitar que este produzca daños en los oídos.

La presión acústica se mide en decibelios (dB) y los dB especialmente molestos son los que corresponden a los tonos altos (dB-A). El sonido se vuelve dañino a partir de los 75 dB, y doloroso alrededor de los 120 dB. El oído necesita algo más de 16 horas de reposo para compensar 2 horas de exposición a más de 100 dB. Si llega a los 180 Db, incluso puede llegar a causar la muerte. Estos son algunos decibelios que soportamos en nuestro día a día:

De 10 a 30 dB- El nivel de ruido es bajo. Es el que utilizamos por ejemplo en una conversación tranquila en una biblioteca.

De 30 dB a 50 dB-El nivel de ruido sigue siendo bajo. Es el que soportamos en una conversación normal, cuando escuchamos las cañerías de una casa o la nevera (si está en buen estado).

De 55 a 75 dB-Es un nivel de ruido considerable. Por ejemplo, un aspirador genera 65 dB. Una calle con mucho tráfico alcanza los 75 dB. El despertador o la televisión a un volumen elevado, pueden llegar a los 75 dB, igual que una lavadora, el teléfono móvil o una batidora.

De 75 dB a 100 dB- Es un nivel alto de ruido, la sensación es molesta. Por ejemplo, en un atasco hay 90 dB de ruido. También el que suele emitir una sirena de policía.

De 100 dB a 120 dB-Es un nivel muy alto. Prevalece dentro de una discoteca, estando a unos 110 dB, las taladradoras generan 120 dB, igual que el claxon de los vehículos o un concierto de rock. A partir de 120 dB el oído humano entra en el umbral del dolor, y hay riesgo de sordera. Es por ejemplo, el ruido del despegue de un avión a menos de 25 metros, o el de un petardo que estalla cerca.

Una de las tendencias de la juventud moderna es escuchar música a niveles muy altos, lo cual a la larga va a repercutir en la pérdida del oído. ¿Qué deberíamos de hacer los pastores y líderes religiosos para medir la salud auditiva de sus congregantes en el culto? Los equipos de sonido y la música no deben sobrepasar los niveles normales establecidos por la Organización Mundial de la Salud, y tratar de protegerles del daño auditivo, debido a volúmenes que sobrepasan lo normal. Deberían tener en su celular esta aplicación que mide los decibelios acústicos de local, y ajustar el sonido y la música a un volumen moderado, que no produzca daños auditivos, ni tampoco dolores de cabeza, porque sinceramente, he ido a culto en donde el sonido es tan fuerte que hasta con dolor de cabeza he salido.

Si vamos a la Biblia, la gente tenía sensibilidad auditiva, y los predicadores buena voz, ya que Jesús les predicó a una multitud de 3,000 personas sin equipo de sonido y San Pedro a otros tantos el día de Pentecostés. Cuanto más fuerte nos acostumbramos a los sonidos, menos percibimos el volumen bajo, y esto no es saludable. El otro punto  que deberíamos  tratar es el de los predicadores que gritan, creyendo que esto muestra poder y potencia en el sentido espiritual o de unción, entiendan que oír el grito y el ruido alto no necesariamente trae la bendición, sino  el tener conciencia y entendimiento de lo que se enseña, y que los presentes comprendan y mediten  lo que se dice, porque la fe viene por el oír, y no por el mucho ruido.

[email protected]
www.contralaapostasia.com

Más de Columnistas
Lo Más Visto