Edilberto Borjas Guzmán, orgullo “catracho”: Escritor planta simiente del arte en Cantarranas

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9 de febrero de 2020
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05:10 am
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Edilberto Borjas Guzmán, orgullo “catracho”: Escritor planta simiente del arte en Cantarranas

El artista muestra sus tres obras: “Tiradores de Pájaros”, “El Tolupán de la Flor” y “Huella de Jaguar”, sin embargo, tiene más libros inéditos.

Por: Carolina Fuentes

Fotos: Omar Banegas

“¡Abajo el gobierno!”, “¡Abajo la represión!”. Esas frases eran proferidas por extrañas voces chillonas que se oían desde las casas de un pueblo “catracho”, en plena dictadura. Cierto día, varios militares salieron a buscar a los “revoltosos” y, para su sorpresa, descubrieron que no se trataba de habitantes subversivos, sino de loros, zorzales, entre otras aves que habían aprendido a repetir lo que sus dueños decían.

Por considerarlos peligrosos para la seguridad del Estado, al incitar a la gente a la rebelión, los pájaros fueron decomisados y llevados a un parque, donde, en fila india, uno por uno, fueron fusilados.

Esa ingeniosa historia es narrada en el libro de cuentos “Tiradores de Pájaros”, el primero publicado por un escritor “catracho” para quien la literatura y el teatro son sus dos “amores”, y que ha plantado la simiente de las artes en su pueblo natal, el municipio de Cantarranas, en Francisco Morazán.

Se trata del licenciado en Lengua y Literatura, Edilberto Borjas Guzmán, docente jubilado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), quien descubrió su pasión por las letras en una pequeña biblioteca de la profesora “Coquita”, muy conocida en el pueblo.

“En el pueblo había una señora, una profesora que se llamaba Carlota Reyes, que tenía una biblioteca pequeña, y mi madre me decía: ¡Andá visitá a la señorita Coquita!, decile que te preste libros y así hacía”, recuerda el escritor.

Mientras sus “compañeritos” se divertían jugando “potra” en las calles, el pequeño Edilberto, sediento de ficción, devoraba un libro tras otro, y fue así que por sus manos pasaron obras clásicas de la literatura hondureña, como “Blanca Olmedo”, de Lucila Gamero de Medina; y “Peregrinaje”, de Argentina Díaz Lozano, entre muchos otros que despertaron su interés por creación literaria.

El escritor y docente jubilado de la UNAH, Edilberto Borjas Guzmán, ha promovido el arte y la cultura en su pueblo natal: Cantarranas.

LE TENÍAN LA MORTAJA

Cuando apenas tenía seis años, sus padres, el campesino José Feliciano Borjas y el ama de casa María Dolores Guzmán de Borjas, ya le tenían lista la mortaja… Pálido y jadeante, a punto de caer en brazos de la muerte, “algo” misterioso ocurrió.

“Mi infancia fue bien bonita, bien agradable, bella; ¡tuve unos padres maravillosos! Mi papá me decía que yo me había salvado de milagro, porque me dieron casi todas las enfermedades, tenía seis años cuando me prepararon el ataúd, la mortaja, ya me tenían todo listo porque yo, prácticamente, estaba desahuciado”, relata Borjas.

Sin embargo, “el que falleció fue mi hermano, al que yo le seguía y que estaba sano; yo le pregunté a mi papá: ¿de qué murió mi hermano?, pero no sabían por qué, ya que él estaba sano y el que estaba enfermo era yo. Para mí es un misterio ese hecho y el haber quedado yo vivo de repente tenía algún propósito”.

Al llegar a la adolescencia, siendo alumno de la Escuela Normal, “prácticamente incursiono en el campo literario cuando yo tenía 15 años y que estaba estudiando; gané algunos concursos que los profesores de español desarrollaban y me fue interesando el campo literario”.

Más tarde no dudó en matricularse en la carrera de Letras, en la Escuela Superior del Profesorado, “allí conocí a varios escritores, entre ellos el profesor Julio Escoto, que es un excelente narrador, y él me motivó para que siguiera escribiendo”.

Borjas cuenta que en ese centro de estudios conoció a una muchacha que conquistó su corazón y con quien mantuvo un noviazgo por ocho años.

Años después, sintió que sus sueños se truncaban pues en Honduras no había ninguna carrera vinculada a la literatura. Pero lejos de cruzarse de brazos, envió cartas a universidades de México, Costa Rica, Panamá y Colombia, en las que presentaba su documentación académica y solicitaba ser admitido.

Al no recibir respuesta alguna, continuó con su vida normal. “Entré a trabajar a la universidad, en una oportunidad que daba la universidad para ser instructor de profesores, yo pasé a ser instructor del profesor Julio Escoto, que trabajaba también en la universidad”, relata el escritor.

“Mis amores son el teatro y la literatura”, asegura Borjas, licenciado en Lengua y Literatura, graduado en la Universidad Nacional de Colombia.

UNA CARTA CAMBIÓ SU VIDA

Con un trabajo estable, Borjas tenía planeado casarse con su novia un 14 de febrero, Día de los Enamorados, pero también de su cumpleaños. Sin embargo, una mañana de noviembre recibió una carta que le daría un inesperado giro a su vida.

“Yo me iba a casar, ya tenía todo preparado… Habíamos escogido el 14 de febrero para establecer la relación formal , que es el día que yo cumplo años… A los dos años de haber escrito esas cartas a las universidades, recibí la notificación de la Universidad Nacional de Colombia, que decían que habían analizado los documentos que yo les había enviado y que me aceptaban como alumno”, explica Borjas.

¿Fue difícil elegir entre el matrimonio o continuar con sus estudios de literatura? Con una sonrisa, el escritor confiesa que “¡para mí fue una alegría grande!, porque así podía seguir con los estudios literarios que yo deseaba… Entonces aplazamos el compromiso de casarnos”.

El “catracho” se matriculó en la carrera de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de Colombia, ganó varios concursos promovidos por la institución y logró que esta le publicara su primer libro: “Tiradores de Pájaros”.

“Mi libro Tiradores de Pájaros lo escribí en Colombia y la editorial de la universidad me hizo la primera edición en 1981. Allí fue el despunte”, afirma.

¿De qué trata ese libro? “Es una compilación de varios relatos que están unidos por dos personajes: un niño y un ayudante de carros. La temática es variada, se toca la represión, casi todo es de contenido social, el desarrollo de las comunidades, el interés por el medio, la naturaleza, y el militarismo”.

Borjas agrega que el cuento “Tiradores de Pájaros”, con el que decidió titular su libro, “se refiere a que en una población, así como Cantarranas, por ejemplo, cada familia tenía zorzales y tenía loras que aprendieron a decir consignas políticas: ¡Abajo el gobierno!, ¡Abajo la represión!”.

“La información llegó a oídos de las autoridades y, enojados porque estos pájaros podían incentivar a las personas para que protestaran, hicieron el operativo con toda la policía y llegaron al pueblo a recoger a todos los pájaros que protestaban y los llevaron al parque y allí los fusilaron”, narra el entrevistado.

Tres años después, con su título de licenciado en Lengua y Literatura, el escritor regresó a Honduras. Buscó a su exnovia, en Cantarranas, pero no la encontró, aunque sí a una de sus amigas que meses después se convertiría en la madre de su único hijo.

Luego de haber cumplido su sueño de graduarse en la universidad colombiana, Borjas se integró como docente en la UNAH y escribió dos libros más: “El Tolupán de la Flor”, que invita a preservar la identidad lengua y costumbres de esta etnia; y “Huella de Jaguar”, que es un homenaje a Francisco Morazán, en el que el autor mezcla datos históricos con ficción.

A esas obras se suma una tercera, “La Vida de Regreso”, que trata sobre el cambio climático, “y centro la temática en unos seres de luz que dan los elementos para que unas personas de la Tierra hagan una nave y se logren salvar cuando la Tierra esté en un proceso de destrucción…”.

Actualmente, el escritor impulsa los guancascos de pintores y simposios de escultura que han sido todo un éxito en Cantarranas y le han cambiado el rostro a esta ciudad.

INCANSABLE GESTOR CULTURAL

Actualmente el escritor juega un papel muy valioso en su municipio, al desempeñarse como presidente del Consejo Local de Cultura de Cantarranas, a través del que ha promovido el Festival de Alimentos Tradicionales en Vías de Extinción, los simposios internacionales de escultura y los Guancascos de Pintores, gracias a los cuales la ciudad luce multicolor, con más de 100 murales pintados en muros y casas.

A los 70 años de edad, dice sentirse plenamente feliz, al tener el tiempo suficiente para disfrutar a sus tres nietos y poder dedicarse de lleno a la difusión de las artes entre los niños y jóvenes.

“Fui creador del Festival de Teatro Estudiantil a nivel nacional, el teatro y la literatura en sí son los dos artes que me han proporcionado una vida grata, bella, y son mis dos amores permanentes…”, asegura el escritor.

¿Qué planes tiene a futuro? Con sus tres libros en mano, Borjas expresa que “seguiré escribiendo, trabajando en favor de la cultura, actualmente cumplí 70 años y no me siento viejo, me siento joven, pienso escribir otros libros, de hecho, los tengo inéditos, y seguiré haciendo teatro, proponiendo proyectos a nivel cultural con mi pueblo”.

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