MÁS SEGURA LA MANERA TRADICIONAL

OM
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10 de febrero de 2020
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12:14 am
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MÁS SEGURA LA MANERA TRADICIONAL

CONTUNDENTE el reciente editorial del Washington Post intitulado: “El desastre de Iowa deja claro que debemos continuar haciendo las cosas de la manera antigua”. Se preguntan en la columna de opinión: Estamos en el 2020. ¿Deberían todavía los norteamericanos seguir votando con lápiz y papel? La respuesta, amplificada por la debacle del sistema en Iowa, es rotundamente que “Sí”. “Lo que salvó el recuento de votos en Iowa fue las cuentas manuales que llevaban los oficiales en cada cantón electoral. La respuesta análoga fue la salvación al disfuncional sistema digital”. “Los expertos en seguridad electoral han venido demandando votos de papel como método de soporte en todos lados”. “Donde se usan computadoras deben contar con un respaldo de “papeletas” marcadas a mano que sirvan de apoyo” al supuesto recuento arrojado por las máquinas. “En Iowa la transmisión de resultados fue un caos por implosión de la aplicación digital utilizada”. “Los oficiales del caucus atribuyeron a un defecto en la codificación que la aplicación arrojara números incorrectos”.

El caos de Iowa demuestra que “los riesgos no solo son en la transmisión de resultados por los sistemas móviles sino también en el uso de los móviles para la votación”. “No solo el riesgo de un “malware” (códigos malignos) en los aparatos utilizados para la transmisión, sino el riesgo de manipulación en las plataformas y en las redes donde se carga la información, el riesgo de un servidor que pueda ser penetrado”, Y cuando “los votantes mandan su predilección de lugares lejanos ni siquiera existe la seguridad de trazos de papel como comprobación”. (Hasta aquí reproducción de unos fragmentos del editorial del WP). Como los políticos oscilan al vaivén de la moda, existe entre algunos la percepción que para transparentar los procesos electorales hay que aplicar el último grito de la novedad tecnológica. Ya días que se habla de incluir en las reformas el voto electrónico, como si ello equivale a mayor fiabilidad de la votación. Todo lo contrario. Todavía investigan denuncias de la interferencia de los rusos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2016. Sigue en proceso la investigación del FBI que los “expertos en computación de origen ruso contaban con un presupuesto de más de un millón 200 mil dólares al mes”. “Compraban publicidad y creaban perfiles para construir “influencers” y líderes que les permitieran incidir en la opinión pública durante las elecciones”. “Iniciaron el trabajo desde 2014, recabando inteligencia, datos y métricas de los grupos digitales más grandes en distintas redes sociales”.

“Medían el tamaño de los grupos, la frecuencia de publicación y el nivel de interacción de los usuarios con el contenido en Facebook, Twitter y YouTube”. “Escribían por correo electrónico y por Facebook y se comunicaban con ciudadanos norteamericanos desde Rusia, utilizando servidores y redes virtuales (VPN) para dificultar su rastreo. Les pagaban a través de cuentas de PayPal y bancarias falsificadas”. Además de lo anterior, “recopilan evidencia sobre el manoseo de hackers para interferir en el resultado de las votaciones –mediante el manoseo de las computadoras y las máquinas utilizadas para el sufragio– en los estados donde ocupaban influenciar el peso de la votación del colegio electoral. Dada la evidencia, no queda la menor duda, frente a los riesgos y a las fallas electrónicas y digitales, que lo confiable, como lo fácilmente verificable es el sistema tradicional.

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