Somatización, una práctica peligrosa

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10 de febrero de 2020
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12:01 am
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Somatización, una práctica peligrosa

La necesidad de neutralizar la infodemia

Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

“El general Julián Gonzales Irías vive, hay que convertirlo en héroe, su sacrifico por el pueblo lo acredita como tal”.

El estado de salud y bienestar de una persona, es sin duda alguna la mayor preocupación generada entre las mismas, basta con mencionar cómo nos saludamos “hola, cómo está” y cómo nos despedimos “que le vaya bien, cuídese”, y aunque parezca mecánico y quizás más protocolario que una preocupación real, queda manifiesto el interés de los unos y los otros que a diario u ocasionalmente nos interrelacionamos en el diario vivir familiar, social o laboral.

Y es que a pesar de las diferencias y circunstancias de la convivencia, nos hermanamos en el bienestar del prójimo de manera general o en ambientes familiares, la primera muestra de lo que comento son los infaltables saludos seguidos de interrogantes automatizadas que me llevan a asegurar lo que digo, nos preguntamos entre nosotros por la salud, el bienestar nuestro y de la familia. Por supuesto, no puedo ignorar que muchos de esos intercambios son a veces reflejos condicionados, cargados de ciertas ironías y maliciosa curiosidad al grado que inconscientemente preguntamos lo mismo en una corta plática, o si nos encontramos dos o tres veces en un corto tiempo y en el mismo lugar.

Dicho lo anterior, me voy a concentrar en el tema de hoy la somatización de las enfermedades, abordado dentro de la seguridad e higiene corporal de las personas y que tanto descuidamos por acción u omisión. Las enfermedades que se generan en la mente.

Somatizar de acuerdo al contenido del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua lo define como “el transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntario”, explicado en otras palabras, es convertir de manera inconsciente un trastorno mental en una dolencia física o enfermedad.

La somatización radica en la materialización de la conexión entre la mente y el cuerpo, dado que en esa concepción divina de la creación el cuerpo humano como una sola unidad, en donde todos sus órganos y miembros funcionan como tal, y de esa forma encontramos que lo que afecta a la mente termina afectando al cuerpo.

En respuesta a esa condición, hemos tenido la tendencia a realizar una división no muy clara entre las enfermedades físicas y las psicológicas, partiendo que son muchas las enfermedades físicas que tienen un origen psíquico que pone en cuestión esa división, por lo que en la actualidad aceptamos que lo que pensamos y sentimos repercute en nuestra salud, a tal grado que una emoción desagradable, afecta y menoscaba en la energía vital, en tanto que una emoción positiva mejora nuestro ánimo y por efecto igual con nuestra salud.

Este extremo se extiende también al darnos cuenta de los efectos, ejemplo: cómo influye el estado de ánimo en el ritmo cardiaco de la persona. Es decir que una emoción positiva normaliza el ritmo cardiaco, mientras que una emoción negativa produce un efecto caótico.

Destaco por su importancia lo del estado de ánimo y la importancia de trabajar en ello de manera rápida, puesto que una persona desmotivada exhibe un estado de ánimo sombrío, cae en situaciones depresivas, las preocupaciones como las deudas, los sentimientos negativos como los rencores, generan un estrés de alto impacto que inevitablemente afectará en la salud de esa persona, recalco que en la aparición de las enfermedades, el aspecto emocional es tan dañino como un virus, una bacteria, germen, toxinas, traumas, etc. que inevitablemente afectarán la salud del que lo sufre.

Por la importancia creo conveniente señalar los factores más comunes que pueden incentivar la somatización:
1. La sombra: que es algo como el otro yo, un aspecto inconsciente de la personalidad que se generan en nuestros impulsos más primitivos, la parte que nos hace enfermar y considerado el mayor enemigo de la persona. Es la suma de todo lo que la persona no acepta, no asume ni reconoce como propio.

2. El reprimir las emociones: el guardarse las cosas que molestan produce efectos negativos, y cuando no le da salida se puede manifestar en dolencias o malestares físicos.

3. Los resentimientos: Al ser mantenidos por largo tiempo afectan en lo emocional y lo físico.

4. Los apegos: Estos son como una adicción, tan dañinos como los desaires, al perder ese apego a algo o alguien se produce intenso sufrimiento.

Concluyo señalando que por la importancia en la salud personal, es necesario explicar lo perjudicial de esta práctica, puedo asegurar que un bajón anímico repercute negativamente en nuestro sistema inmunológico, que es el responsable de mantener el cuerpo sano. La manifestación de los síntomas suelen ser alarmas que nos indican que algo anda mal y allí juega un papel importante la conexión mente–cuerpo, esta produce reacciones cuando se altera su armonía por estados de ánimo negativos, cuidado hay que darle la atención debida y evitar caer en la depresión u otras medidas como la automedicación.

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