¿Coincidencia o encargo?

OM
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11 de febrero de 2020
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12:47 am
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¿Coincidencia o encargo?

Las alianzas: ¿una espada de Damocles?

Por Boris Zelaya Rubí

“Entre las acciones para el derrocamiento de un gobierno destacan: la realización de “denuncias de corrupción y la promoción de intrigas”, señalan los expertos. (¿?) Se procedería a desarrollar intensas campañas en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder. Lucha activa y constante por reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones. En este punto se llevarían a cabo operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de “ingobernabilidad”. En la fase final, paralelamente se va preparando el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país”.

Cualquier similitud con los pasos frustrados de los “ñangaritas” es pura coincidencia, que conste.
El Partido Nacional está de luto, por el asesinato de los correligionarios: Óscar Obdulio Licona Bertrand, Dagoberto Villalta y Marcial Martínez Barahona. Ellos tuvieron en común el haber sido grandes héroes de la democracia sirviéndole a su país y a su partido.

Por el momento seguiremos esperando que los organismos encargados de investigar den su veredicto final, para saber con certeza si fue una coincidencia o un acto criminal llevado a cabo por gatilleros que cumplieron con el encargo de tan bestiales acciones. Circulan muchos rumores, los cuales, por la condición de los difuntos en cuanto a su actividad política, nos llevan al extremo de pensar que se trata de una estrategia o escalada de los adversarios, tal y como lo han hecho en otros países, que han sido capaces de realizar masacres de esa naturaleza, para sembrar el pánico entre los que repudian esas siniestras ideologías. Cuando salga a la luz pública quienes fueron los autores sus familiares y correligionarios pedirán justicia.

No creemos que esa horrenda estrategia sea resultado del desmoronamiento de los partidos de oposición, porque la primera (el llamado a la insurrección) ya no les “cuajó”. El partido que adversa al gobierno, ha demostrado a sus seguidores que tiene un solo dueño, recurriendo sus aspirantes a lograr como un mendrugo, las diputaciones (tírale un hueso a un perro y no ladra ni muerde), aunque tengan todas las cualidades para manejar la nación. Solo pueden mantenerse siendo obedientes y no deliberantes, o regresar, tal como está sucediendo, a su partido político de origen.

Al Gran Arquitecto del universo le pedimos que reciba en su seno a esos grandes hombres que fueron asesinados, y le pedimos que no haya sido una estratagema política. Nos resistimos a creer que puedan existir compatriotas capaces de matar cobrando por esa bestial acción.

Ojalá que todos los hondureños definan en las urnas quienes quieren que los gobiernen y después vivir en paz. Eso sí, señalando los errores, para que los malos funcionarios salgan y sean encarcelados donde corresponda, haciéndolos trabajar en cualquier cosa que beneficie a nuestra juventud, para que sus tres tiempos de comida se los ganen y no sean parásitos del Estado.

De rodillas solo para orar a Dios.

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