Amor y amistad

OM
/
14 de febrero de 2020
/
01:02 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Amor y amistad

Marzo de mujeres

Por Carolina Alduvín

El calendario sigue pasando sus hojas y la mitad de este segundo mes la marca el día que las fuerzas comerciales han designado para celebrar estos dos conceptos. A ambos, poetas, filósofos y científicos; han dedicado muchas horas y páginas tratando de capturar su esencia y definirlo en palabras que, muchas veces quedan cortas ante la magnitud de su poder. Al científico más famoso del siglo XX, Albert Einstein, se le atribuye una carta dirigida a su hija Lieserl, en la que entre otras cosas dice: “Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no ha sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor. El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela, por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es amor”.

Por su parte, el filósofo y ensayista español del siglo XX, José Ortega y Gasset, distingue facciones y fases del amor; por ejemplo, dice: “Hablemos del amor, pero comencemos por no hablar de amores. Los amores son historias más o menos accidentadas que acontecen entre hombres y mujeres. En ellas intervienen factores innumerables que complican y enmarañan su proceso hasta el punto que, en la mayor parte de los casos, hay en los amores de todo menos eso que en rigor merece llamarse amor. Es de gran interés en un análisis psicológico de los amores con su pintoresca casuística; pero mal podríamos entendernos si antes no averiguamos lo que es propia y puramente el amor. Además, fuera empequeñecer el tema reducir el estudio del amor a lo que sienten, unos por otros, hombres y mujeres. El tema es mucho más vasto, y Dante creía que el amor mueve el sol y las otras estrellas”.

En cuanto a la amistad, hay un interesante estudio iniciado en estudiantes de Harvard, en 1938 cursando su segundo año; para 2015, solo 19 de ellos aún vivían. El Dr. Robert Waldinger, un psiquiatra y profesor de la Escuela de Medicina de esa famosa universidad, director del estudio y heredero de los datos compilados por los iniciadores, declaró en una charla divulgativa del mismo que: “buenos genes están bien, pero la alegría es mejor”, refiriéndose a los factores que permiten predecir la calidad de vida a través de las décadas. “Cuidar el cuerpo es importante, pero poner atención a tus relaciones es también una forma de cuidarte. Las relaciones cercanas, más que el dinero o la fama, es lo que mantiene feliz a las personas a través de sus vidas; esos lazos los protegen de los altibajos de la vida, ayudan a retrasar el deterioro mental y físico, y son mejores predictores de una vida larga y feliz, que la clase social, el cociente intelectual, e incluso los genes. Pienso que eso, es la gran revelación del estudio”.

Los investigadores que han continuado el trabajo durante todas estas décadas también encontraron que un matrimonio satisfactorio tiene un efecto protector sobre la salud mental de las personas. Quienes tuvieron matrimonios felices en sus 80s, reportaron que su estado de ánimo no se vio afectado ni siquiera en los días de mayor dolor físico. Aquellos con matrimonios no felices, sentían más dolor, tanto emocional como físico. “La soledad mata y es tan poderosa como el tabaquismo o el alcoholismo” concluye Waldinger. Nos conviene a todos, llevar un matrimonio tan avenido como sea posible, cultivar nuestras amistades, las de toda la vida, las recientes, las de la juventud, las relaciones de trabajo, hacer las paces con la familia y estar abiertos a las nuevas amistades, en lugar de estar en guardia contra los extraños.

Finalmente, el libro sagrado de los cristianos, en uno de sus varios componentes, un capítulo titulado La Preeminencia del Amor, reza: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Lo que nos índica que, dicha fuerza de la naturaleza quedará ahí mucho más allá de las obras de la humanidad.

Más de Columnistas
Lo Más Visto